¿Hay más independentistas en Cataluña o en el País Vasco?

BarcelonaEl 1 de febrero de 2005, el Congreso de los Diputados puso punto y final al intento de reforma del Estatuto vasco, en el que el lendakari Juan José Ibarretxe había proyectado la España confederal con Euskadi como estado libre asociado. Para la historia queda ese plan Ibarretxe, que no se ha reanudado, aunque el PNV y EH Bildu flirtearon con un proyecto similar hace pocos años. En 2005 la independencia marcó su máximo en el País Vasco: un 35% de la ciudadanía apostaba por el estado independiente, según recogió el Euskobarómetro de la Universidad del País Vasco. Un año después, y pese a retroceder ligeramente hasta el 32%, la independencia fue la forma de estado preferida por los vascos, superando por primera vez al estado autonómico (31,5%).

La crispación política en el País Vasco logró su punto más álgido en aquella época. ETA todavía mataba; el PP gobernaba con mayoría absoluta en el Estado y utilizaba a Jaime Mayor Oreja como altavoz contra el independentismo vasco –Ibarretxe se convirtió en el gran "traidor"– y los tribunales acababan de ilegalizar a Batasuna. "Sin violencia se puede hablar de todo", era una de esas frases que hizo fortuna en ese contexto. Doce años después de la disolución de la banda terrorista, quienes prefieren hoy un estado vasco independiente representan el 13,5%. Es cierto que ahora ya no es el Euskobarómetro quien pregunta –el último antes de desaparecer se publicó en el 2019 y el porcentaje era del 22%– sino el Deustobarómetro, que publica dos veces al año la Universidad de Deusto. La pregunta es ligeramente distinta, pero las conclusiones son similares.

"El debate territorial no está ni entre las 10 principales preocupaciones de la última década", apunta el director del Deustobarómetro, Braulio Gómez, en conversación con el ARA. "En Euskadi ahora mismo España no se percibe como un problema y Bildu, el representante más claro del independentismo, ha dado un giro de 180 grados sin perder votantes", señala en referencia al pragmatismo por el que ha optado la izquierda abertzale, que lleva años apuntalando al gobierno del PSOE en la Moncloa. De hecho, las encuestas premian a Bildu, que ya se situó a solo 1.000 votos del PNV en las últimas elecciones generales y podría hacerle el sorpasso en los próximos comicios vascos.

En la Catalunya posterior al 2017, la opción independentista también ha descendido en las encuestas, pero los porcentajes son más altos que los vascos por un motivo primordial: "En poco tiempo, el Procés convirtió en independentista al votante de Convergència", destaca el director del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales (ICPS), Oriol Bartomeus. Entre 2012 y 2013, los partidarios del estado propio se doblaron y pasaron de un 25% a rozar el 50%. Hoy es todavía la opción preferida para un 32% de los catalanes cuando la pregunta es múltiple y también se pide la opinión por el estado federal, el autonómico o el centralista.

Los nuevos independentistas

A diferencia de CDC, el PNV nunca ha hecho el paso hacia el independentismo. Según la encuesta de diciembre publicada por el gobierno vasco a través del Sociómetro, solo el 17% de los votantes jeltzales se consideran abiertamente independentistas. Un 38% rechazan la independencia y hay un 40% que no se decantan ni por el sí ni por el no. Los votantes de Junts, ERC y la CUP, en cambio, optan ampliamente por el estado independiente.

Actualmente, en Euskadi no hay una encuesta recurrente que plantee la dicotomía entre el sí y el no a la independencia –en el Sociométro hay tres opciones y en el Deustobarómetro cuatro– pero hasta el 2019 el Euskobarómetro sí preguntó por el posicionamiento de los vascos en caso de referéndum de independencia.

El efecto espejo del Procés catalán prácticamente no ha existido en el contexto vasco, más influido por el fin del terrorismo y la emergencia de una izquierda aberzale integrada en el juego democrático. Pero es cierto que el Euskobarómetro detectó entre 2013 y 2014 más movilización independentista, que alcanzó el 37% del electorado, por delante del 32% de los contrarios a la independencia (con mucho indeciso). En el 2019 los porcentajes ya habían dado la vuelta: los partidarios del no llegaban al 48% y los del sí se situaban en el 31%. En Cataluña, el último Barómetro del Centro de Estudios de Opinión (CEO) deja el no en el 52% y el sí en el 41%, por debajo de los porcentajes que había registrado en los años más calientes del Procés, pero muy por encima de los que tenía antes del 2012. "En los años del Procés hubo un realineamiento de las preferencias políticas. Se hablaba del suflé independentista, pero no ha sido así. Por eso, pese al mal momento electoral de los partidos independentistas, el apoyo a la independencia ha bajado menos de lo esperable", comenta el director del CEO, Jordi Muñoz.

Sin objetivo claro a corto plazo

El apoyo al referéndum de independencia se sitúa en Cataluña en torno al 70% y varía unos puntos arriba o abajo en función de la pregunta concreta. En el País Vasco, el Deustobarómetro le ha situado ahora en el 39%, pero había alcanzado el 60% en el 2015, según datos del Euskobarómetro. La carencia de un objetivo nacional a corto plazo influye en el apoyo al derecho a decidir o en la independencia. "El objetivo de la independencia, que hace unos años se percibía como real, se ha hecho ahora borroso. Esto se ve muy claramente en la diferencia que hay cuando se pregunta cómo querría que terminara el Procés y cómo cree que acabará ", describe Bartomeus. El ICPS precisamente hace este ejercicio desde hace algunos años.

En la última encuesta que ha publicado hasta ahora, en enero del 2023, destacaba que solo el 4% creen que el Procés acabará con la independencia de Catalunya, cuando había un 30% que la preferirían a cualquier otro pacto con el Estado.