La legislatura catalana

ERC y Junts ensanchan su grieta sin un horizonte de ruptura

Los republicanos confían en agotar la legislatura a pesar de la amenaza de una crisis en el Govern por el caso Borràs

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El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y la presidenta del Parlamento , Laura Borràs, En un acto reciente a las puertas de la cámara.

BarcelonaLas relaciones entre Esquerra y Junts no son nunca sencillas, pero los mensajes de este fin de semana del partido de Laura Borràs ensanchan algo más la grieta entre los dos partidos. El día siguiente del cónclave, los republicanos han cogido la palabra y se ha constatado que las diferencias entre los socios de Govern son profundas en tres de los grandes ámbitos de la legislatura: la mesa de diálogo, el caso que afecta a la presidenta del Parlament, Laura Borràs, y la política fiscal. ¿Puede romper esto el Govern? "Si alguien tiene ganas de hacer ruido que tome las decisiones más oportunas", ha dicho la secretaria general adjunta de Esquerra, Marta Vilalta, a pesar de que Junts también ha descartado este fin de semana romper la coalición de gobierno de forma inminente. De hecho, los de Oriol Junqueras también confían en acabar el mandato.

En el congreso de este fin de semana ha quedado claro que Junts descarta estar en la reunión de la mesa de diálogo a finales de julio y que, además, la da ya por liquidada. "Busca anestesiar el independentismo", ha insistido este lunes el secretario general de Junts, Jordi Turull, en una entrevista a Catalunya Ràdio. Esquerra, en cambio, considera que justo ahora se abre una nueva oportunidad para hacerla avanzar, y se muestra convencida de que habrá acuerdos –que no precisa– en materia de "desjudicialización". Es por eso que este lunes los republicanos han lanzado unos cuantos dardos a sus socios: "Lamentamos que haya que se dedican más a ningunear y atacar el espacio de negociación que a contribuir con soluciones y propuestas".

Tampoco mejoran las cosas si de lo que se trata es de hacer una aproximación al caso Borràs. Si para Junts la presidenta del Parlament tiene que seguir en el cargo a pesar del caso judicial que la afecta, para ERC tendría que apartarse temporalmente hasta que se conozca el veredicto del juez. Vilalta ha avisado este lunes que para su partido el escrito de la Fiscalía del pasado jueves –en el que lo acusa de prevaricación y falsedad documental y retira los delitos de malversación y fraude administrativo– "no ha cambiado la situación". Por lo tanto, consideran que tendría que ser suspendida del cargo de acuerdo con el reglamento del Parlament, que así lo prevé en el caso de los diputados a quienes se abre juicio oral por delitos de corrupción.

"Sería un error garrafal", ha advertido este lunes Jordi Turull, que ha vuelto a inscribir el caso que afecta a la presidenta del Parlament en el marco de la "represión del Estado". "No se tiene que hacer el juego [a los tribunales] para acabar teniendo un Parlament al gusto de las togas y las cloacas. Es una persecución política y no podemos poner la alfombra roja", ha asegurado, además de admitir sin revelar detalles que habló con la secretaria general de Esquerra, Marta Rovira, cuando se reunió recientemente en Suiza.

Finalmente, este fin de semana se ha abierto un nuevo frente. Junts se ha mostrado partidario de eliminar el impuesto de sucesiones y rebajar los tipos más altos del IRPF del 50% al 45%. Y este es un tema que no ha gustado a ERC, contraria a hacer este paso. Los republicanos ya han advertido que ni se lo plantean, porque, según han recordado, no se dice nada en el plan de Govern. La cuestión no es menor, puesto que está por ver si esto puede influir en la negociación de los presupuestos que prepara el conseller de Economía, Jaume Giró, a pesar de que desde Junts también reconocen que se trata de un objetivo que solo se podrá llevar a la práctica si obtienen las mayorías necesarias en el ejecutivo y en el Parlament.

Presión a Esquerra por Borràs

Con estos ingredientes, la pregunta del millón es si el Govern y la legislatura tienen algún tipo de futuro. A pesar de las críticas cruzadas de los dos actores, no hay síntomas serios de ruptura. Ni Junts tiene fecha para plantear a su militancia si hay que dejar el ejecutivo –su hoja de ruta incluye una consulta sin fechas para decidirlo en función de la auditoría sobre el pacto que están haciendo–, ni ERC considera que las diferencias sean suficientemente sustanciales para echar a rodar la legislatura. "Hay mucho plano de gobierno a cumplir y consideramos que hasta que no esté todo hecho se tiene que agotar la legislatura", ha afirmado Vilalta, que también ha considerado que entra dentro de una cierta normalidad que dos partidos diferentes acaben topando. Turull, a su vez, también ha dicho en Catalunya Ràdio que es normal que Junts y Esquerra discrepen porque son partidos diferentes. No parece, por lo tanto, que nadie tenga incentivos para dar el paso decisivo.

Sea como fuere, ahora mismo el caso Borràs es la amenaza más inmediata que condiciona la estabilidad del ejecutivo catalán. No solo tienen posiciones irreconciliables, sino que ERC empieza a recibir presiones para que mueva ficha e intente hacer efectiva la suspensión de la presidenta del Parlament. Este fin de semana era Jéssica Albiach (comuns) quién exigía a ERC que "acabe de empujar" si Borràs no deja el cargo, al mismo tiempo que la CUP le pedía "qué hacer" ante la cuestión. Aun así, desde Esquerra no trabajan con una decisión a corto plazo, puesto que creen que el juicio oral no quedará formalmente abierto hasta el otoño. Falta ver ahora si el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya trabaja con el mismo calendario.

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