Barcelona

ERC sacrifica la estrategia Maragall

El líder del partido en Barcelona, obligado a dar marcha atrás en su ofensiva contra el gobierno de Colau

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El líder  de ERC en Barcelona, Ernest Maragall, durante la rueda de prensa

BarcelonaDoble acuerdo presupuestario: en la Generalitat y en Barcelona. Y un solo damnificado: el grupo municipal de ERC en Barcelona y, en concreto, su líder, Ernest Maragall, que había situado en la negociación de las cuentas del Ayuntamiento el punto de inflexión de la nueva relación del partido con el gobierno municipal. El veto de ERC a los presupuestos del 2022 era la materialización de la estrategia que Maragall ya anunció en una conferencia en verano: empezaba una etapa de más confrontación con los de Colau después de unos dos primeros años de mandato en que los comunes habían presentado siempre a los republicanos como su socio preferente. Y en los que ERC había facilitado la aprobación de dos presupuestos y de proyectos estrella como la conexión del tranvía. Las cosas tenían que cambiar en la segunda mitad del mandato.

Consciente de la importancia de la negociación presupuestaria, el grupo municipal ya se adelantó a las tensiones negociadoras en el Govern y compareció el pasado lunes en rueda de prensa para dejar claro que ellos votarían que no a las cuentas municipales y que lo harían ya de entrada, sin medias tintas, dinamitando el inicio de tramitación. La otra negociación, sin embargo, ya se situó en medio de esta estrategia el mismo día que la comisión de Economía discutía el primer trámite de las cuentas municipales, porque por la mañana el presidente Aragonès extendió la mano a los comuns y estos vieron que habría partido también en el Ayuntamiento, pese a las reiteradas negativas de los de Maragall, que aseguraban que el no era firme. Innegociable.

ERC se mantuvo en aquella primera votación y se opuso a la tramitación, a pesar de que esto no dinamitó los presupuestos porque comuns y socialistas encontraron el entendimiento de Barcelona pel Canvi, que les brindó sus dos votos y el de la regidora no adscrita que forma parte del mismo proyecto. Una fotografía que incomodaba claramente a los comuns, que veían la reedición del pacto de la investidura con la formación que capitaneaba Manuel Valls haciendo de muleta a Colau. Pero la posición de fuerza de Maragall fue debilitándose a medida que pasaban los días y acabó del todo desdibujada con la negativa de la CUP a pactar los presupuestos de la Generalitat.

La decisión final se tomó domingo por la noche: ERC sacrificaba la estrategia Maragall por el bien de los presupuestos y brindaba un golpe duro a quien se postula como candidato a alcalde en Barcelona. Justo una semana después de la rueda de prensa en la que se plantaba contra el gobierno de comuns y socialistas, Maragall volvía a comparecer este lunes para anunciar, con elegancia, que asumía el coste político de cambiar el voto para no frenar el pacto de presupuestos. Por "responsabilidad".

Una marcha atrás que no ha escondido que no le gusta personalmente, y que algunas voces apuntan que puede afectar a su proyección como candidato en 2023. Él, sin embargo, ha rehuido este debate, que ha tildado ahora de cuestión "menor", y ha defendido que lo que pasará en el pleno de diciembre, con la abstención de su grupo, es solo una votación puntual que no condicionará la estrategia marcada y que incluso la acentuará. El paso de ERC hacia la oposición más dura parece ahora inevitable, a pesar de que Maragall insiste que se hará "con cabeza", sin usar el recurso de las "pataletas".

ERC toma nota

De hecho, los republicanos ya asumieron a principios de mandato la jugada de Colau y Collboni con el grupo de Valls que les arrebató la alcaldía sin que esto alterara sus planes de hacer una oposición constructiva. La diferencia ahora es que queda un año y medio para las elecciones y que Maragall ya ha dejado claro que "toman nota" del papel que los de Colau han reservado para Barcelona ligándola a la negociación de presupuestos del Govern.

Desde las filas de los comuns han reiterado hoy el agradecimiento al gesto de los republicanos y, en cambio, el PSC se ha frotado las manos viendo el papel que le tocaba hacer a quien intuyen como su máximo rival en las urnas. Los socialistas no estaban incómodos con el acuerdo presupuestario con Barcelona pel Canvi y dejando a ERC sin la etiqueta de socio preferente y hoy han criticado la marcha atrás de Maragall. "Ha dilapidado su credibilidad en 72 horas", ha defendido Collboni. La aprobación forzada de los presupuestos de Barcelona ligados a los del Govern marcará las relaciones entre republicanos y gobierno municipal en el tramo final del mandato –queda para ver todavía cómo acabará la votación de las ordenanzas fiscales, por ejemplo– y obligará a Maragall a reivindicar de nuevo su estrategia.

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