El Govern se complica los apoyos a los presupuestos de 2022

La CUP no garantiza nada y los 'comuns' están muy lejos, mientras que el PSC se muestra predispuesto a negociar

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Jaume Giró y Pere Aragonès en el Parlamento

BarcelonaEl segundo tripartito puso punto final –hasta ahora– a la era de los gobiernos catalanes que contaban con el apoyo garantizado de la mayoría absoluta en el Parlament. Desde entonces, el proceso para aprobar los presupuestos de la Generalitat se ha convertido en un vía crucis para cualquiera de los ejecutivos. Un par de datos lo resumen bien: desde 2010 nunca se han aprobado unas cuentas dentro del plazo –es decir, para que entren en vigor el 1 de enero– y en cinco de las once ocasiones directamente no se han podido hacer y se han tenido que prorrogar. Que desde mayo haya un nuevo Govern con ERC al frente no solo no ha cambiado mucho el escenario sino que en las últimas semanas al gabinete de Pere Aragonès se le ha complicado el panorama. La CUP no garantiza sus votos y la ampliación del aeropuerto de El Prat oscurece algo más las relaciones de los cuperos con el dúo ERC-JxCat. Los comuns prácticamente ya se han descartado y el único partido que da señales de querer negociar, el PSC, no forma parte de la agenda de potenciales socios que querría el Govern.

Ya hace días que se respira en el ambiente que el camino no será fácil, pero este miércoles ha habido una nueva muestra. El socio de investidura de Aragonès, la CUP, ha negado que ese acuerdo de marzo con ERC fuera un pacto de estabilidad para al menos dos años. Es más, en una entrevista a Catalunya Ràdio, la diputada Dolors Sabater ha descrito así la situación: "Es imposible decir qué apoyo se puede dar sin saber las partidas". Como ya explicó el ARA hace unos días, los cuperos creen que el cumplimiento del acuerdo con ERC "va lento" y que lo complica todo el hecho de que la Generalitat haya puesto en marcha dos proyectos que los anticapitalistas rechazan de pleno: la ampliación de El Prat y la candidatura de los Juegos Olímpicos de Invierno. Desde la CUP, no fijan como condición sine qua non para negociar los presupuestos que la Generalitat dé marcha atrás con el tema del aeropuerto, pero la polémica alrededor de la infraestructura añade complejidad al escenario. "En septiembre movilizaremos a la gente contra la ampliación", avisan fuentes de la CUP. El septiembre, pues, mes clave para iniciar la negociación formal de los presupuestos, podría situar a los cuperos negociando con el Govern y a la vez a la calle protestando en contra.

Conscientes de que las negociaciones con la CUP siempre son complicadas, el ejecutivo catalán ya hace días que intenta enviar mensajes de complicidad a los anticapitalistas. El conseller de Economía, Jaume Giró (JxCat), aseguró en una entrevista con el ARA que los cuperos son el socio "prioritario" y que, a pesar de las diferencias, hay un "respecto mutuo y una confianza" que lo hacen ser optimista. También la consellera de la Presidencia, Laura Vilagrà (ERC), este fin de semana en una entrevista con Europa Press llegó a situar al partido anticapitalista como el socio "preferente y único". Si miramos los antecedentes desde que la CUP irrumpió en el Parlament en 2012, siempre ha puesto caro su voto a las cuentas. En 2016 tumbaron su admisión a trámite provocando que el entonces president Puigdemont se tuviera que someter a una cuestión de confianza y solo han dado sus votos afirmativos una sola vez: fue con la pinza en la nariz en los presupuestos de 2017 y porque estaba en juego la celebración del 1-O.

Los 'comuns', tampoco

El segundo socio potencial que podría buscar el Govern serían los comuns, con los que ya acordó los presupuestos del 2020 cuando la pandemia ya hacía unos meses que era la gran protagonista. La opción de que del partido de Jéssica Albiach vuelva a querer jugar el partido es cada vez más remota. Su portavoz en el Parlament, David Cid, decía hace poco que veía muy "difícil" no solo votar a favor sino tan solo abrir una negociación formal. Como la CUP, este partido se opone a los principales proyectos a los que se ha encadenado el ejecutivo, como la ampliación de El Prat o los Juegos Olímpicos. A pesar de que su negativa es casi segura, el departamento de Economía ha intentado alguna aproximación. Según explican fuentes conocedoras al ARA, el portavoz económico de los comuns, Joan Carles Gallego, tuvo una reunión con los responsables del departamento para conocer el marco económico que planteaba el Govern, y también hubo directamente una primera toma de contacto entre la propia Albiach y Giró. Pero los comuns sí tienen condiciones sine qua non: "Si no retiran estos proyectes –aeropuerto y Juegos Olímpicos– se hace muy difícil pensar que entremos en una negociación seria", explican fuentes de la formación. Además, este partido siempre ha criticado que se escogiera para la cartera de Economía a un conseller con vínculos con "el Íbex 35" y difícilmente querrán compartir fotografía. Giró, en su primer pleno, intentó hacer frente a esta etiqueta: "Albert Einstein decía que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio. Confío en que algunos prejuicios también se puedan desintegrar", soltó. De momento, con los comuns no lo está consiguiendo.

El tercer socio potencial del Govern, el PSC, es el único partido que, al menos en cuanto a las declaraciones públicas, se ha mostrado partidario de negociar; una posición con la que buscan dar a su jefe de filas en el Parlament, Salvador Illa, una imagen de líder de la oposición responsable que lo aleje del estilo de oposición que hizo Ciudadanos la legislatura pasada –y que muchos sitúan como un factor clave de su derrota electoral–. Aún así, fuentes socialistas aseguran que por ahora no tienen "ningún respuesta" del Govern. Además, de manera discreta se les transmitió que la prioridad era negociar con la CUP. No sería fácil para ERC y JxCat buscar un pacto con los socialistas catalanes: están convencidos de que generaría tensión en sus bases por la condición de partido estatal que rechaza el referéndum y la amnistía. "¿Cómo se podría mantener viva la tensión del discurso independentista si se pacta con el PSC?", es la pregunta que se hacen.

Así, el Govern tiene ahora mismo dos partidos a los que querría convencer para las cuentas que no ven claro ni siquiera negociarlas, mientras que hay una tercera formación que dice que sí quiere negociar pero que por ahora no tiene ninguna llamada para sentarse en la mesa. En definitiva, un panorama sombrío de cara a un otoño en el que se tendrá que entrar en materia. ¿Y si no hay cuentas? Algunos manuales hablan de elecciones obligadas, pero si algún lugar se ha acostumbrado a vivir en una prórroga permanente este es Catalunya. Ahora mismo es, precisamente, lo que hay vigente.

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