El rompecabezas de la estructura del Govern: apuestas y fricciones entre JxCat y ERC
La gestión de los fondos europeos y de las consejerías sociales se prevé que serán puntos calientes
BarcelonaHan pasado dos meses de negociación, pero hasta hoy no se habrá abierto una de las carpetas más delicadas para Esquerra y Junts per Catalunya: la de la estructura del Govern. La reunión en Lledoners de este martes, en el que se implicará también el coordinador nacional de ERC y aspirante a presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, será una primera toma de contacto para intentar resolver un rompecabezas que, más allá del siempre difícil reparto sobre qué consejería asume cada partido, tiene un reto añadido: el de incluir la creación de tres nuevas consejerías –Feminismos, Acción Climática y Universidades e Investigación– sin aumentar a priori las trece que hay actualmente. Una cuadratura del círculo que requerirá una redefinición a fondo del actual organigrama de la Generalitat.
Tanto Esquerra como Junts tienen propuestas de fusionar áreas o cambiar competencias de un departamento a otro. En el documento que los republicanos hicieron llegar a JxCat –avanzado por el ARA–, ERC ponía sobre la mesa, como mínimo, dos cambios: vincular la digitalización (que ahora tiene rango de consejería) a Universidades e Investigación; y llevar las políticas de vivienda, que ahora están bajo el paraguas de Territorio y Sostenibilidad, al ámbito de Asuntos Sociales. Esto que quiere hacer Esquerra no necesariamente encaja de entrada con los planes de Junts. Los de Carles Puigdemont no han opinado sobre las propuestas republicanas, insistiendo que lo harán cuando tengan la foto completa, pero de entrada no ven con buenos ojos minimizar el ámbito de las Políticas Digitales –fue una apuesta directa del ex presidente en 2017 y del todavía conseller Jordi Puigneró– y tampoco tienen claro que las políticas de vivienda tengan que situarse en Asuntos Sociales, porque en su momento se decidió que fueran ligadas al departamento de Damià Calvet para que se conjugaran también con las políticas de movilidad y de ordenación del territorio.
Estos dos cambios no serán los únicos. Los dos partidos prevén también la posibilidad de que Empresa y Trabajo vuelvan a estar juntas en un mismo departamento como en los gobiernos de Artur Mas, mientras que Asuntos Sociales –ahora con Trabajo– podría formar parte de la consejería de Igualdades. En cuanto a la consejería de Acción Climática, una opción sobre la mesa es que se englobe también Territorio, cambiando el nombre actual de Territorio y Sostenibilidad para dar un peso más destacado a las políticas medioambientales.
Puntos de fricción
Otro de los cambios importantes que han puesto sobre la mesa los de Pere Aragonès ya en campaña y al cual Junts se niega, hoy por hoy, es vincular la gestión de los fondos europeos a la presidencia. El vicepresidente propuso en campaña la creación de un comisionado dirigido por el economista Miquel Puig, pero Junts quiere mantener este ámbito en el departamento de Vicepresidencia y Economía tal como está ahora. Este lugar que ahora ocupa Pere Aragonès lo asumirá con toda probabilidad Elsa Artadi, si hay pacto, y la actual portavoz de Junts quiere contar con las mismas competencias que su predecesor –y también todo lo que tiene que ver con la Agencia Tributaria de Catalunya.
Y es que, una vez definida la estructura de las consejerías –en número– y el contenido –las áreas que comprenden–, empezará el reparto entre partidos y el baile de nombres.
De entrada, desde Junts se parte de la premisa siguiente: todo lo que tenía ahora Esquerra tiene que pasar a manos de Juntos y, a partir de aquí, iniciar el cambio de cromos. Una tesis que no aceptan los republicanos, porque esto implica ceder la gestión de casi el 80% del presupuesto que tenían ahora –los republicanos ocupan las consejerías de Educación, Salud y Asuntos Sociales, que son las que tienen más recursos– al partido de Carles Puigdemont.
Es en este punto donde, más allá de los fondos europeos, puede estar la otra traba de la negociación: Junts ambiciona ahora pilotar Salud –propuso a Josep Maria Argimon de conseller– y también Educación, mientras que Esquerra no quiere perder las dos consejerías y espera que los de Puigdemont cedan en alguna. En este sentido, cobra fuerza la posibilidad de que no sea un ejecutivo de compartimentos estancos, de forma que haya departamentos con responsabilidades compartidas. Donde en cambio sí que parece que habrá menos debate es en Interior –que corresponderá a ERC– y Justicia, que pasaría a Junts.
A pesar de que públicamente los dos partidos aseguran que el reparto del Govern tendría que ser fácil y rápido, los precedentes de las últimas semanas indican que el camino no estará libre de obstáculos entre socios.