JxCat no logra esta vez la remontada

La candidatura pierde dos escaños respecto al 2017 y cede el liderazgo independentista a ERC

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Núria Orriols Guiu
3 min
La candidata de JxCat, Laura Borràs, ayer con Carles Puigdemont desde Waterloo, Jordi Sànchez y Elsa Artadi.

BarcelonaEl 21 de diciembre del 2017 el titular de la noche para Junts per Catalunya fue la remontada contra todo pronóstico. Carles Puigdemont, acabado de llegar al exilio, se imponía a Esquerra con una lista de dirigentes independientes y del PDECat hecha ad hoc para la ocasión. Tres años más tarde, el tándem de Puigdemont y Laura Borràs no ha conseguido repetirlo y se ha situado en tercera posición a un escaño de ERC y el PSC. A pesar de la mejora de las expectativas respecto a hace unos meses, pierde finalmente la presidencia. A la hora de cerrar esta edición, JxCat se situaba en 16 escaños (17,91% de voto) en Barcelona, uno menos que en 2017; en Tarragona se mantenía con 4 (19,35%); en Girona revalidaba la victoria con 7 escaños (32,68% de sufragios), y en Lleida conseguía ser la primera fuerza con 5 diputados (28,04%), a pesar de perder un escaño respecto a hace tres años.

Laura Borràs compareció a medianoche desde el Hotel Barceló Sants para tender la mano a las fuerzas independentistas, en concreto a Esquerra -que superó a JxCat por unos 34.600 votos- para hacer un nuevo ejecutivo. Esto implica que Junts perderá la presidencia -el conjunto del espacio post convergent la ostentaba desde el 2010- y que será el candidato de ERC, Pere Aragonès, quien optará a reunir la mayoría soberanista para ser investido. A pesar de esto, Borràs celebró sobre todo el resultado del independentismo y aseguró que representa una “oportunidad histórica” haber logrado por primera vez el 50,8% de los votos. “Tiene que tener consecuencias políticas. Esta heroicidad tiene que tener efectos”, dijo.

JxCat ha reivindicado el 1 de Octubre en esta campaña y ha propuesto activar la declaración de independencia si se superaba el 50% de los votos independentistas. Ahora bien, esta no es la hoja de ruta de Esquerra, que tendrá ahora el liderazgo del bloque soberanista; ni de la CUP, que con 9 escaños es necesaria para forjar la mayoría absoluta. Tampoco lo es de los comunes, que se sitúan a favor del derecho a decidir, y a quien Aragonès ayer también tendió la mano.

Efecto del divorcio con el PDECat

Estos 32 diputados llegan después del divorcio con el PDECat, que ha quedado fuera del Parlament con 76.314 votos (2,72%). Con los resultados tan ajustados -entre el primero y el tercero solo hay un escaño de diferencia-, la posible pérdida de votos hacia la candidatura de Àngels Chacón sobrevolaba ayer el Hotel Barceló Sants, puesto que si hubieran ido a Junts habrían superado a los republicanos. Antes de la separación, que se formalizó a finales de septiembre, un miembro de Junts alertaba: “El PDECat no puede ganar a Puigdemont, pero le puede hacer perder las elecciones”. Y un alto cargo del Govern añadía: “Esto solo saldrá bien si con la separación conseguimos atraer a más votantes de izquierdas que podrían optar por ERC”.

A falta de analizar el trasvase de votos, ayer la sensación en JxCat era que el apoyo que pueden haber perdido hacia el PDECat los habría llevado a la victoria. Puigdemont, en una conexión desde Waterloo, hacía una referencia implícita después de celebrar que los independentistas tienen más escaños que nunca en la cámara catalana. “Es así a pesar de que hemos ido divididos y hemos perdido miles de votos que no han tenido representación”, lamentaba. Sin la presidencia y por debajo de Esquerra, JxCat optará ahora por negociar “fuerte” -en palabras de un miembro de la dirección- para estar en el próximo gobierno de la Generalitat.

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