La 'mascletà' en Madrid: aperitivo de una sartén con alioli
En Puente del Rey ha habido tensión con las entidades ecologistas
Madrid"Vosotros vais a la mascletá oa la concentración?", pregunta una señora a un grupo de falleros que acuden a la mascletá de Madrid, con indumentaria incluida. Estallan a reír: "¡A la concentración, dice! ¿Qué concentración?" En Puente del Rey, a orillas del río Manzanares de la capital española, empiezan a reunirse cientos de personas una hora antes del espectáculo pirotécnico, y desde primera hora algunas decenas de activistas protestan por esta iniciativa de los ayuntamientos de Madrid y de Valencia. "Asesinos!", "¡Vergüenza!", "Para los animales no es una fiesta", gritan. Aunque la asociación Salvando Peludos ha intentado paralizar la mascletá, la delegación del gobierno español y uno juez han autorizado que se celebre, aunque pueda ponerse en riesgo la fauna de esta zona.
"¡Que la hagan delante del ayuntamiento!", se queja una señora. Un chico valenciano, Vicent, le responde que "quien no quiera polvo, que no vaya a la era" y que si no quiere ver la mascletá que se vaya delante del ayuntamiento. De hecho, más allá de que se estén dedicando recursos públicos a una festividad que nada tiene que ver con Madrid, el motivo de la protesta es básicamente la ubicación escogida. "Si no se hubiera celebrado en este espacio donde ni siquiera se puede construir vivienda de protección oficial para no estropear el ecosistema y se hiciera, por ejemplo, en la Castellana, mira...", admite Rodrigo Gonzalo, miembro de la Unión de Estudiantes Progresistas y que se presenta como "activista de muchas causas". Parece saberlo bien un señor que se enfrenta: "Son los de siempre. Se meten con los toros, con todo. ¡Libertad! Hay que regular la libertad, ¿verdad? ¿Cómo Putin", le recrimina.
El debate está bien encendido en los minutos previos a la cita. Algunos se sienten ofendidos por las críticas y se lo toman como un ataque al pueblo valenciano. Del mismo modo que en Madrid se podría cantar bingo cada vez que Isabel Díaz Ayuso menciona a ETA en sus discursos, aquí enseguida se oye uno de los clásicos del blaverismo: "¡Renegados!", reprocha a Vicent a quien protesta. Le acompañan Isaac y Vicent, de Canals (Costera), que entienden perfectamente que las entidades ecologistas que quieren hacerse un nombre busquen repercusión en un día como hoy. "Tienen que hacer propaganda", anota. Cuentan que en Canals las Fallas se hacen junto al pantano y que los patos se lo miran tranquilamente, así que los "pajaritos" que pueda haber por la zona del Manzanares como mucho cambiarán de un árbol a otro para alejarse de los explosivos. Hay alguien que recuerda que bajo el mandato de Manuela Carmena como alcaldesa se hicieron fuegos artificiales en este espacio.
'Como el ave que escapó de su prisión'
El repertorio de canciones es suficientemente indicativo del nivel de casposidad de la fiesta que ha organizado el PP, junto a la alcaldesa María José Catalá y al presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, como principales invitados. Suenan Madrid, Madrid, Madrid, de Plácido Domingo, Vivir así se murió de amor, de Camilo Sesto y Un beso y una flor y Libro, de Nino Bravo. Tiene mala leche porque la letra de esta última canción dice: Libro, como el ave que escapó de su prisión y puede, al fin, volar. A la una en punto, las falleras mayores de Valencia dan la orden al señor pirotécnico que "ya puede empezar la mascletá"y ponen en marcha siete minutos de petardos que culminan con una traca atronadora. "¡Me he emocionado!", reacciona una señora con lágrimas en los ojos. Carolina, que ha venido con el marido a ver a su hija, que vive en la capital española, lo tiene claro: "Espectacular. ¡La mejor que he visto en mi vida!". A un hombre que habla con acento latinoamericano le deben explicar por qué las falleras han dicho "pirotécnico" y no "pirotécnico".
Entre el público, los valencianos que han llenado autobuses y trenes ganan por poco a los madrileños que no han querido perderse la mascletá de José Luis Rodríguez-Almeida, una promesa que le hizo a Catalá si los dos ganaban la alcaldía. El madrileño, que no ha asistido al acto como muestra de luto a la muerte de dos mujeres mayores en un incendio, no ha estado ahí por poco y ha gastado 46.000 euros por 300 kilos de pólvora, casi cinco veces más que la mascletá convencional de Valencia. "¡Otra, otra, otra!", llaman a la salida a algunos asistentes cuando pasan por delante de los concentrados. Se va haciendo la hora de comer y mientras ya suben a casa un grupo de jóvenes discute si se le pone alioli en la sartén.