Meritxell Batet, cuestionada por la derecha y también por la izquierda

El escaño de Rodríguez y la permisividad con Vox ponen a la presidenta en la diana

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Meritxell Batet ayer en el Congreso .

MadridQue PSOE y Unidas Podemos hicieran un gobierno de coalición supuso un hecho inédito en la democracia española y comportó también una situación singular en el Congreso: que la presidencia la ostente una política de un partido que no representa a la totalidad del ejecutivo. Este hecho se ha notado especialmente en las últimas semanas, cuando Unidas Podemos ha llegado a amenazar con una querella contra Meritxell Batet por haber retirado el escaño al ex diputado Alberto Rodríguez, pero ya hace tiempo que desde este sector también se la critica por la permisividad con la que entienden que actúa con PP y Vox en el hemiciclo. Más normal es que las críticas contra Batet también se acumulen entre los partidos que se oponen frontalmente al gobierno español, como son precisamente PP y Vox.

A pesar de no buscar un rol protagonista ni haber sido foco de polémica de manera sostenida, de vez en cuando el papel de Batet es objeto de discusión. El último en pronunciarse ha sido el presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos, Jaume Asens, que en una entrevista a Europa Press no ha escondido su malestar. “No defiende lo suficientemente bien la autonomía parlamentaria ante injerencias de otros poderes, especialmente el judicial”, se ha quejado.

El de Alberto Rodríguez es el incendio más grande que hay entre Unidas Podemos y Batet. La inhabilitación era la pena accesoria a una pena principal de un mes y medio de prisión que se sustituyó por una multa de 450 euros, que ya se ha abonado. “Es de sentido común que la accesoria no puede ser mil veces más grave que la principal y estirarse hasta cuatro años”, tuiteaba recientemente el diputado de Podemos Roberto Uriarte. Pero fuentes de la mesa del Congreso ya advertían hace unos días de que el reglamento no prevé la restitución del escaño que Rodríguez había solicitado una vez cumplió el mes y medio de inhabilitación. “Si no lo hace ella, tarde o temprano lo harán los tribunales”, ha apuntado Asens. De momento, Unidas Podemos no ha registrado la querella por prevaricación contra Batet y habrá que ver los próximos pasos de Rodríguez.

Insultos y crispación en el hemiciclo

El papel de la tercera autoridad del Estado también se ha puesto en cuestión por cuenta de la crispación y los insultos que se profieren durante los debates. Los partidos de izquierdas y soberanistas han recriminado a la presidenta que no sea lo suficientemente contundente con algunos diputados de Vox que, consideran, les han faltado al respeto. Fuentes de ERC recuerdan el día que un parlamentario de la formación de extrema derecha llamó “bruja” a una colega socialista. En ese momento el vicepresidente primero, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, pidió a José María Sánchez García que retirara la expresión –lo acabó haciendo para evitar ser expulsado–, pero desde ERC consideran que se tendría que ser más contundente, ya sea con sanciones, amonestaciones o llamando al diputado a una reunión al despacho de la presidenta, tal como hacía la predecesora de Batet, Ana Pastor.

La dirigente del PSC ha hecho varios llamamientos a la moderación y a un diálogo respetuoso, pero no ha ido más allá. Hace unos días un diputado de Vox boicoteó un acto de Unidas Podemos en el Congreso haciendo sonar los himnos de la Guardia Civil y la Policía Nacional, y desde la presidencia tampoco se ha actuado. A ojos del portavoz de Cs, Edmundo Bal, Batet tendría que ser más “estricta” contra la “política performance de Vox”.  

En el PP el diagnóstico es otro: creen que los responsables de la crispación son aquellos que critican a la monarquía desde la tribuna. Los que lo hacen, como la CUP, denuncian que no se pueda debatir sobre esta institución y, en cambio, se dé carta blanca a los diputados de Vox para hacer comentarios xenófobos, y así lo expresaron a principios de legislatura por carta a Batet. El día de la Constitución, la derecha también cargó contra la presidenta, que, implícitamente, reprochó a Vox su "visión populista de la realidad" y al PP la "judicialización de la política".

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