La legislatura catalana

Estos son los escenarios que se abren después de que la oposición haya tumbado los presupuestos en el Parlament

Aragonés podría terminar la legislatura con las cuentas prorrogadas o avanzar elecciones

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Jéssica Albiach y David Cid (comunes) durante una intervención de Pere Aragonès.

BarcelonaEl Parlament ha tumbado los presupuestos del Govern: el presidente, Pere Aragonès, sólo ha alcanzado los votos de Esquerra (los 33 diputados de su grupo), los 33 del PSC y también el de la diputada no adscrita (expulsada de Junts), Cristina Casol. Se quedó a un diputado de obtener la mayoría necesaria para superar el primer trámite de las cuentas en la cámara, por lo que quedó en una situación de debilidad parlamentaria casi inédita.

Durante el debate por la mañana, la distancia entre el Gobierno y los comunes, con los que el ejecutivo ha centrado sus últimos esfuerzos para llegar a un acuerdo, no ha hecho más que ensancharse. Los de Jéssica Albiach se han negado a dar su sí mientras el ejecutivo mantenga al Hard Rock en su agenda. Una contrapartida que el Govern no ha aceptado porque, de hacerlo, perdería al otro socio: para el PSC el macroproyecto es imprescindible. Además, ERC acusó a los comunes de "electoralismo" y Albiach reprochó al ejecutivo que no se imponga a los socialistas.

Aragonés tampoco ha llegado a un pacto con Junts: Albert Batet le ha tendido la mano a cambio de una reducción del impuesto de sucesiones y del IRPF, pero el Govern consideró que era un ofrecimiento "no sincero" ". En opinión del ejecutivo, no se puede ahora rebajar la presión fiscal porque se perderían ingresos por el sector público.

¿Qué ocurre ahora que el ejecutivo catalán se ha quedado sin presupuestos? ¿Habrá elecciones? Aragonés ha reunido al gobierno de forma extraordinaria para valorar todos los escenarios.

Retorno del proyecto al Gobierno

Dado que las enmiendas a la totalidad de la oposición han reunido más votos que el proyecto de presupuestos en la cámara, se ha dado por rechazadas las cuentas. Se trata de un escenario que sólo tiene un precedente: fue cuando la CUP tumbó los presupuestos del presidente, Carles Puigdemont, en el 2016 por un desacuerdo con el rumbo del Proceso. Para superarlo, Puigdemont prorrogó los presupuestos del 2015 y para reeditar el pacto con los cuperos se sometió a una cuestión de confianza, prometiendo en sede parlamentaria que haría un referéndum de independencia, aunque fuera unilateral. De ahí surgió, pues, el compromiso de hacer el 1-O.

¿Adelanto electoral?

Ante la falta de apoyos en el Parlament, en una situación inédita de debilidad parlamentaria, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, podría convocar elecciones catalanas. Es lo que está valorando ahora mismo en la reunión extraordinaria del consejo ejecutivo.

Hasta ahora siempre ha descartado pulsar el botón rojo para adelantar la cita en las urnas –que tocaría en febrero del próximo año–, pero también es cierto que hasta ahora contaba con poder acabar el año con un presupuesto expansivo de hasta 43.673 millones de euros, el récord histórico de gasto de la Generalitat

Una ventana de oportunidad para adelantar elecciones y coger con el pie cambiado al resto de partidos -solo el PSC y Esquerra han designado candidatos- sería el mes de mayo, justo antes de las elecciones europeas. Las primeras fechas disponibles si las convocara de forma inmediata serían el 12 o 19 de mayo. Sino, también estaría el escenario de hacer coincidir los comicios con las elecciones europeas del 9 de junio.

¿Prórroga o nuevo proyecto?

Si Aragonés descarta convocar elecciones, podría intentar acabar la legislatura prorrogando los presupuestos del 2023 -ya lo están ahora- o intentar presentar un nuevo proyecto en el Parlament para obtener apoyos. En cualquier caso, sólo con 33 diputados de 135, la presión de la oposición iría in crescendo, puesto que la aprobación de los presupuestos es la prueba del algodón de la estabilidad parlamentaria de cualquier Gobierno. Además, el ejecutivo se vería limitado a la hora de gobernar: la prórroga presupuestaria condiciona el margen de maniobra que tiene el ejecutivo a la hora de gastar –cada cambio respecto al presupuesto anterior requiere un trámite– y también está obligado a encontrar aliados en el Parlament si quiere ampliar el gasto o realizar nuevos proyectos respecto al año anterior.

La ley de finanzas públicas recoge cuatro mecanismos para resolver esta situación: las modificaciones de crédito o generaciones de crédito –que permiten modificar el destino de los recursos previstos en las cuentas prorrogadas desde el propio Gobierno–; y los suplementos de crédito y los créditos extraordinarios, que implican un aumento de los gastos respecto al año anterior y siempre deben pasar por el Parlamento. Por tanto, el Gobierno necesitaría igualmente una mayoría que ahora no tiene.

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