El plan de Sánchez: primero Feijóo y después Catalunya
El PSOE tendrá que gestionar el factor psicológico de Puigdemont y de ERC en una doble negociación
MadridHay que imaginar la investidura de Pedro Sánchez como un largo camino empedrado en el que cada día, si todo va bien, se va poniendo un adoquín. El primero fue el acuerdo para la mesa del Congreso, el segundo fue la visita de Yolanda Díaz a Bruselas, y el tercero la conferencia de este martes de Carles Puigdemont. En cada uno de estos movimientos existe el peligro de caer por el acantilado y que en la pantalla aparezca el temido "Game over". De momento, sin embargo, el PSOE respira: la partida continúa.
Aun así, los socialistas están en fase de calibrar cuál es el margen real que tienen para negociar con los independentistas, cuál es la reacción de la opinión pública a la idea de una amnistía, la oposición interna que pueda haber (Felipes y Pages) y las posibilidades de que Cándido Conde-Pumpido, que es la pieza clave de toda la operación como presidente del TC, acepte jugar este papel histórico.
Pero todo este trabajo se está haciendo en un segundo plano.Ahora mismo el PSOE no quiere que el foco se sitúe sobre ellos sino sobre Feijóo y su investidura fallida.La idea es que el líder popular se desgaste durante estas semanas que le quedan antes del pleno de investidura mientras ellos preparan su plan de acción post 27-S.
La idea es muy clara: cuanto más desgastado y dividido esté el PP, y más debilitada la figura de Feijóo, más margen tendrán ellos para explorar los pactos con Junts y ERC.
La negociación será compleja porque se juega en dos escenarios distintos (Catalunya y Euskadi) y con cuatro actores distintos (PNV, Bildu, ERC y Junts). En el caso catalán el reto es mantener una doble negociación con ERC y Junts sabiendo que ambos querrán colgarse medallas y no aceptar menos que el otro. La psicología será un factor muy importante en todo el proceso. Así como en el caso del ex president tiene que gestionarse el orgullo herido de una persona que se ha sentido maltratada y vilipendiada, en el caso de ERC es todo un colectivo, el partido en sí, el que cree que es injusto que Puigdemont se aproveche ahora de todo el trabajo previo realizado por los republicanos para acaparar todo el protagonismo, aunque sea asumiendo de facto el paradigma del diálogo por el que ellos han sido acusados de traidores desde la órbita de Junts.
El método Bolaños
La historia reciente enseña que Sánchez y su hombre plenipotenciario, Félix Bolaños, siempre actúan por igual en estas situaciones: forzando la negociación hasta el límite para presionar a sus contrincantes con el reloj. Sin embargo, en esta ocasión no parece que tenga que funcionar esta estrategia, ya que Puigdemont, aunque es un político y piensa como tal, no actúa pensando en los intereses de un partido, sino de un movimiento que tiene una historia detrás. Y por eso resulta menos permeable a las presiones y amenazas en torno a una repetición electoral.
La mejor carta de Puigdemont, y que no tiene ERC, es que parece lo suficientemente temerario como para echarlo todo por la borda. Por eso los republicanos tienen las de perder si entran en una competición negociadora con él.