Juntos y el PSOE exploran los límites de su precaria luna de miel
La Moncloa quita hierro a la actitud de los de Puigdemont, que sólo hacen favores a Sánchez si les interesa

MadridHay matrimonios de conveniencia y lunas de miel tensas, como las que protagonizan el PSOE y Junts en esta legislatura. "Las relaciones han ido mejorando", aseguraban esta semana fuentes del gobierno español, tras el acuerdo para el reparto de menores migrantes. Desbloquear la situación de los 4.400 niños y adolescentes que llevan meses en condiciones precarias en Canarias y Ceuta era una prioridad para el ejecutivo, que una vez más no ha encontrado el apoyo del PP, pese a que la formación conservadora forma parte del gobierno de coalición del archipiélago canario. El mismo martes, el PSOE –con el PP, Vox y el PNV– avalaba el primer trámite de una proposición de ley de Junts per agilizar los desalojos expreso en caso de empleos. Pero siguen habiendo desavenencias y esta misma semana Junts ha participado en un revés a la coalición PSOE-Sumar por el no a última hora en la creación de la Agencia Española de Salud Pública.
Hace un mes que la formación liderada por Carles Puigdemont retiró la cuestión de confianza contra Pedro Sánchez, una iniciativa simbólica que había enrarecido las relaciones entre ambos. La amenaza del expresidente catalán con suspender las negociaciones con el PSOE propició un nuevo acercamiento que cristalizó en el pacto para la delegación de las competencias en inmigración en la Generalitat, si bien ya han aparecido las primeras desavenencias sobre cómo se concretará. El Govern está preparado para recibirlas y que el catalán sea un elemento importante para conceder permisos a extranjeros, pero el ministerio del Interior ya ha advertido de que el cierre de los centros de internamiento de extranjeros (CIE), por ejemplo, seguirá siendo decisión del Estado.
Juntos capea las rebajas del gobierno español en el pacto, que era una condición necesaria para los independentistas para acordarse el reparto de menores entre las comunidades. "Han sido mucho más leales que el PP", remarcan en la Moncloa sobre la actitud de los junteros. Hay varias interpretaciones: que Junts haya accedido porque el número de niños y adolescentes que llegarán a Catalunya son muy pocos –una treintena, según sus cálculos– y así rivaliza con Aliança Catalana en el flanco de la inmigración; o bien que los de Puigdemont han sido generosos ofreciendo su apoyo al gobierno español en una cuestión, la de acoger a los menores no acompañados, que no sería prioritaria para Junts. Esta segunda es la tesis del gobierno español.
Pero si algo deja claro la portavoz en Madrid, Míriam Nogueras, a base de insistir, es que su partido no forma parte de ningún bloque y que sus votos son únicamente para beneficiar a Catalunya. Ésta es la premisa que les llevó a votar en contra de la Agencia de Salud Pública el jueves de la mano del PP y Vox, como señal de protesta debido a que el gobierno español había vetado una enmienda aprobada en el Senado que alargaba la vida de las plantas de cogeneración para el tratamiento de purines. "Ninguna agencia española está por encima de los campesinos y ganaderos de Catalunya", manifestó Nogueras.
El pacto tácito
El escenario pactado por ambas partes se basa en unas reglas tácitas que se reproducen siempre que hay choques. El PSOE sabe que no puede criticar a Junts porque lo necesita. Y esta semana se ha visto un ejemplo más de eso: Pedro Sánchez sólo ha cargado contra el PP por haber tumbado a la Agencia de Salud Pública pese a haber votado a favor en comisión y no menciona a Junts, aunque se le podría responsabilizar de exactamente lo mismo. Y desde el otro lado, la formación independentista ha asumido colaborar con un gobierno español que, si bien reconoció que existe un conflicto entre Catalunya y el Estado cuando llegaron al acuerdo para investir a Sánchez, celebra cada día la "normalización" y la "convivencia" del post-Proceso. Especialmente con la llegada de Salvador Illa a la Generalitat, que en la conferencia del jueves en Madrid no sólo no habló de independencia ni de referendo, sino que no habló ni de Cercanías.