Congreso de Juntos

Puigdemont toma las riendas de Junts y llama a ocupar la "centralidad"

Pide abrir más el partido espejándose en Junts pel Sí y reclama "pasar a la ofensiva"

CalellaLiderazgo, orden y espejismo en Junts pel Sí. El congreso extraordinario de Junts se ha cerrado este domingo al mediodía después de tres días plácidos en Calella en los que los planes de la nueva dirección se han ido cumpliendo sin ningún imprevisto. Carles Puigdemont ha vuelto a la presidencia de la formación encabezando una candidatura de su plena confianza, que ha recibido un amplísimo apoyo de la militancia: la ejecutiva ha tenido el del 90,18% de los militantes. Sin embargo, con una participación del 43%. Desde el exilio en Waterloo, Puigdemont ha erigido a Junts en "la herramienta para este tiempo", tal y como Junts pel Sí fue una "herramienta histórica" ​​hace nueve años que propició el ejecutivo del 1-O . La receta del presidente juntero es ocupar "la centralidad del país". Para ello se ha encomendado al proceso de apertura puesto en marcha para "convencer a más gente" y forjar la alternativa independentista al gobierno que preside el socialista Salvador Illa.

La propuesta que dibuja se basa en los pilares de "nación, progreso, libertad e independencia", el lema del congreso, que asume la defensa de la nación y un cierto gradualismo soberanista. Este cambio de paradigma se produce después de admitir que "el independentismo está más dividido que nunca", que no tiene mayoría en el Parlament y que en la Generalitat está "el gobierno más españolista, y un monopolio asfixiante de un único partido en las instituciones". El paso previo para reanudar el camino hacia la independencia es, según su relato, tomar fuerzas desde un partido como Junts que defiende que debe ser una herramienta similar a Junts pel Sí, en la que se sumaron diversas sensibilidades.

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El expresidente de la Generalitat, que ha expresado "un agradecimiento muy especial" a la hasta ahora presidenta de Junts, Laura Borràs, por su "generosidad" a la hora de apartarse, ha asegurado que es necesario dar una respuesta política a los nuevos retos "desde la catalanidad y pensando en la construcción del estado catalán". En este sentido, ha sido nítido el mensaje de que el independentismo debe pasar al ataque para "acabar el trabajo" del 2017 y conseguir la independencia: "Debemos pasar a la ofensiva porque hay todo un país que nos está esperando".

El secretario general, Jordi Turull, ya había defendido ante el auditorio que "vuelva la Catalunya del 1 de octubre", en una defensa de la unilateralidad: "Sí, defendemos la unilateralidad cuando no hay otra vía y defendemos el valor y la eficacia de la DUI, que le quede bien claro a todo el mundo". "Ni pez en el empollo ni los muelles: la independencia de Catalunya [...]. Ni de derechas ni de izquierdas: Catalunya", ha añadido. También ha avisado al presidente español, Pedro Sánchez, de que los junteros no se arrugarán en Madrid, que reclamarán el cumplimiento íntegro de los acuerdos, y que mantendrán su posición porque no están "casados ​​con nadie". De hecho, en el día del séptimo aniversario de la declaración de independencia de 2017, Puigdemont ha reivindicado aquella vía como un "camino incierto, difícil e irrenunciable" para conseguir la plena soberanía, y ha advertido que desde entonces "nada ha vuelto" a ser igual".

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Por eso ha lanzado un dardo contra el actual presidente de la Generalitat, Salvador Illa, ya que considera que "los que reclaman la legitimidad del gobierno españolista no respetaron la legitimidad del gobierno independentista". Incluso ha ido más allá y ha reprochado a los socialistas haber sacado "provecho político y electoral de la represión", un mal que no ha sido "reparado" "por más toneladas de cal viva de normalidad que quieran lanzar encima por borrar su rastro", sentenció.

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Más orden

El partido está ahora más "aseado", un término recurrente dentro de Junts. Atrás quedan los últimos dos años de turbulencias, tan internas como con ERC. Los junteros han actualizado la hoja de ruta casi por unanimidad: la ponencia ideológica y de modelo de país han recibido un apoyo de los delegados del 99% y la ponencia de organización –que es la que había producido más enmiendas de las bases– también ha recibido el aval final del 93%. Y a esto aún hay que sumarle la aprobación del informe de gestión de la dirección saliente, que obtuvo la unanimidad.

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Todo ello sin tira y aflojas entreborrasistas y turullistas y sin votos de castigo, puesto que la dirección se ha encargado de que los militantes ya no puedan pronunciarse individualmente sobre los miembros de la cúpula. "Todo el que ha venido ha resaltado el buen rollo que hay entre nosotros", ha llegado a decir Turull en su discurso. El talante convergente le ha exhibido precisamente él. Reivindicó que Junts haya "abierto el debate sobre la seguridad y la multirreincidencia" y que haya "plantado cara a las políticas fracasadas de vivienda que prefieren que los jóvenes sean okupas que no sean inquilinos o propietarios". Incluso ha recordado que es "el partido que habla de inmigración y que hace frente al populismo buenista y al populismo xenófobo" y que dice "suficientemente" en exceso de impuestos en el Principado.

Así, la crítica –implícita– de Borràs a las luchas soterradas sólo pudo oírse en su discurso del viernes, cuando se refirió al lado "oscuro" de la política y advirtió de que la "polifonía debe prevalecer por encima de la voluntad de eliminar la discrepancia". Ahora Junts abre una nueva etapa con Puigdemont marcando el camino desde la presidencia, sin rechazar los pactos con el PSOE y abrazando el gradualismo, aunque no descarte la vía unilateral.