La ruptura entre Junts y los Mossos: una herida difícil de curar

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Carles Puigdemont y Jordi Jané pasando revista durante el acto del Día de las Escuadras.

BarcelonaLas relaciones ya no eran las de antes, pero la escapada del expresidente Carles Puigdemont tras su regreso del exilio es un punto de no retorno entre los Mossos d'Esquadra y Junts. Una ruptura que será muy difícil de reparar entre la cúpula de la policía catalana y uno de los partidos herederos de lo que fue Convergència, la formación que precisamente gobernando la Generalitat impulsó el cuerpo. El enfrentamiento, tal y como se constató ayer con la rueda de prensa de Interior y la respuesta de Puigdemont, es total. Sin precedentes y sin perspectiva de reponer puentes.

Curiosamente, esta ruptura no se produjo para el 1 de octubre del 2017, el momento más duro para los Mossos d'Esquadra –según dijo ayer el jefe de la policía, Eduard Sallent–, cuando Puigdemont pilotaba el Gobierno, sino que se ha producido en el post-Proceso, cuando Junts se ha consolidado como principal partido en el universo postconvergente.

Tuesta como síntoma

El momento más complicado entre un presidente de Junts y la policía catalana es la presidencia de Quim Torra. Cuando ayer el jefe de los Mossos, Eduard Sallent, incluyó en la lista de reproches el “apreteo” del expresidente, lo hizo con toda la intención, porque él también estaba allí cuando la cúpula de los Mossos y la parte política de 'Interior se plantaron ante el entonces presidente de la Generalitat durante las protestas por la sentencia del 1-O. Torra les pidió que dejaran de intervenir en las protestas, pero el entonces conseller Miquel Buch se negó. En ese momento Puigdemont también se alineó en favor de Buch, según relata David Madí –que también tuvo un papel por la influencia que mantenía en Interior– en su libro Merecer la victoria (Columna, 2024), pero el episodio dejó un poso que ha tenido consecuencias más allá. A raíz de la experiencia en su mandato, Torra aseguró que "la autonomía es un obstáculo para la independencia", poniendo palabras a una de las pulsiones que se han empollado dentro de Junts desde el año 2017 y que más le ha distanciado de la antigua tradición política de Convergència. Es decir, desde su nacimiento Junts transita, a menudo en forma de péndulo, entre lo que representa la frase de Quim Torra y lo que era el ideario de Jordi Pujol. Y Puigdemont, con su forma de actuar, nunca permite llegar a una conclusión definitiva sobre lo que representa el espacio juntero.

Cuando ayer Sallent habla del expresidente como de una persona que no tuvo la actitud que se esperaban cuando se fugó entre la multitud para evitar la detención o lamentó que otros cargos participaran en la operación – provocada, en todo caso, por una orden que debería estar retirada por la ley de amnistía–, le estaba diciendo que él y su espacio político se han acabado pareciendo más a lo que representaron aquellas palabras de Quim Torra que en la tradición que habían representado. Y que, por cierto, por trayectoria, Sallent ha conocido de cerca.

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