Sánchez se compromete a doblar el presupuesto de defensa en 7 años
El presidente español se apunta el triunfo de una cumbre "histórica", pero necesitará convencer a sus socios
Madrid"Perfecta, impecable, excelente". Con estos tres adjetivos definió el secretario general de la OTAN la organización de la cumbre. Jens Stoltenberg quiso agradecer personalmente a Pedro Sánchez el éxito de la cita y habló de Madrid como “el mejor escenario posible para una cumbre histórica”. No hay duda que de los varios ganadores que tiene la cumbre, uno de ellos es Pedro Sánchez, que ha visto reforzado su perfil internacional ejerciendo de anfitrión ideal. El mismo Joe Biden ha reconocido antes de marchar que la cumbre ha sido “histórica”.
Meses de trabajo del equipo del área internacional de La Moncloa capitaneados por el secretario general de Presidencia, Fran Martín, han dado su fruto estos tres días. Ahora ya se puede decir que la cumbre ha sido un éxito organizativo y diplomático para España, que ha sido el centro de la atención mediática mundial durante tres días. Y Sánchez no lo ha desaprovechado, al contrario.
Hay que tener en cuenta que, a pesar de que hace cuatro años que es presidente español, hasta ahora Sánchez era un perfecto desconocido para la mayoría de periodistas internacionales, y que no hace ni un año del ridículo del contacto de menos de un minuto que tuvo con Joe Biden de pie en otra cumbre de la OTAN, en Bruselas. Estos días, en cambio, su exposición mediática se ha multiplicado e incluso ha sido entrevistado por la CNN. En todas las fotografías de una cumbre que las circunstancias han convertido en "histórica" sale él, y encima ha coleccionado reuniones bilaterales en La Moncloa con Joe Biden, la neozelandesa Jacinda Ardern o este mismo jueves con el canadiense Justin Trudeau. Y aun las ha completado con encuentros informales en la cumbre con el turco Recep Tayyip Erdogan y los líderes de Japón y Suecia.
La cumbre será recordada, además, por las imágenes de los participantes en el museo del Prado, en una iniciativa que rompió la rigidez diplomática de la cena de gala en el Palacio Real. Es cierto que Felipe VI también se ha podido olvidar por unos días de los dolores de cabeza causados por su padre y ha podido hacer el papel para el cual ha sido entrenado. También la reina Letizia ha tenido un papel como anfitriona de los cónyuges de los líderes. Si tenemos que creer lo que explican desde la organización, la operación de marca-país ha salido redonda. Tanto, que incluso el jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, se ha visto con la obligación de felicitar a Sánchez. Inaudito.
Por eso no ha sido ninguna sorpresa que Sánchez haya comparecido este mediodía en la sala de prensa de la OTAN con una sonrisa de oreja a oreja. “La cumbre ha aumentado el prestigio de España y ha reforzado su posición internacional. Todos los objetivos que teníamos se han cumplido”, ha dicho. “Ha sido una gran oportunidad para proyectar una imagen de país moderno, solvente y comprometido con la paz”, ha añadido.
Hacia el 2% del PIB en defensa
En el marco de esta operación para colocar España en el mapa, Sánchez se ha comprometido con la OTAN a destinar un 2% del PIB a defensa en el 2029, es decir, doblar el porcentaje actual. “Este tiene que ser un acuerdo de país que trascienda las cuestiones ideológicas. Entiendo que antes de la invasión [de Ucrania] se pudiera tener una opinión diferente, pero el mundo cambió en febrero”, ha insistido. Pero las “cuestiones ideológicas” existen, sobre todo dentro de su propio gobierno. Por eso, ha insistido a Unidas Podemos en la necesidad de que se replanteen su posición. "El cambio de opinión de Suecia y Finlandia nos tiene que hacer reflexionar a todos. Porque ahora vemos que la seguridad no está garantizada", ha remachado.
No ha habido que esperar mucho para ver las discrepancias: esta tarde se ha votado en el Congreso una moción del PP que pedía aceptar los resultados de la cumbre de la OTAN y también incrementar el presupuesto en defensa hasta el 2% del PIB. PSOE y Unidas Podemos han votado divididos y los lilas también han rechazado el envío de armas a Ucrania, y eso que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, lo avaló, informa Mireia Esteve.
Los recelos de Unidas Podemos en relación a la escalada militar son conocidos. Para un desarrollo sin estridencias de la cumbre de la OTAN, sin embargo, el socio minoritario asumió no hacer ruido ni exhibir críticas en público. Con todo, las ministras del espacio lila han mostrado perfil propio de una manera indirecta: mientras Sánchez se convertía en el anfitrión de Joe Biden en Madrid, la titular de Igualdad, Irene Montero, ha visitado la Casa Blanca para abordar políticas de su ámbito con Jennifer Klein, la responsable del consejo que asesora al presidente norteamericano. Por su parte, la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, ha completado la diplomacia paralela recibiendo a la ministra de Exteriores chilena, Antonia Urrejola.
El horizonte de la legislatura
Este protagonismo internacional de Sánchez, que recuerda de alguna manera al que tuvo Felipe González al final de su mandato, coincide con la cruda realidad parlamentaria. Como le pasa a Emmanuel Macron, que es una superestrella cuando viaja a Bruselas, pero después topa en Francia con unas elecciones legislativas que le suponen un revés.
Sánchez quiere un acuerdo sobre el aumento progresivo del presupuesto de defensa y la ampliación de la base estadounidense en Rota, y no tendrá problemas para contar con el aval del PP. Eso sí, abrirá heridas con su socio de gobierno y los aliados de la investidura, que después del batacazo de Andalucía ya advirtieron al líder del PSOE que se equivocaría si viraba hacia la derecha. Sánchez no lo hizo, más bien al contrario. Reactivó leyes progresistas en el Congreso como la ley de memoria, y la relación con la Generalitat para recuperar a ERC. Además, ha innovado con un discurso que carga contra una “minoría poderosa, con terminales políticos y mediáticos,” que se manifiesta en contra del gobierno español cuando quiere subir el salario mínimo interprofesional y crear un nuevo tributo para las grandes energéticas, tal como reiteraba el miércoles en una entrevista en la SER.
Así es cómo Sánchez busca demostrar que el PSOE representa la clase media y trabajadora y recuperar la centralidad después del golpe de las elecciones andaluzas, pero la deriva militarista y la tragedia de Melilla lo alejan de la izquierda que le ha dado estabilidad en el Congreso. Y es lo que le hará falta si quiere aprobar unos nuevos presupuestos.