La semana de los indultos

El presidente español defiende este lunes los indultos parciales y reversibles antes de aprobarlos en la Moncloa

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MARIONA FERRER I FORNELLS
4 min
El presidente español, Pedro Sánchez, en una imagen de ayer durante un acto de homenaje a la comunidad educativa en Madrid .

MadridTodo estaba preparado para que la decisión pasara inicialmente desapercibida aprovechando la canícula estival. Dilatar los tiempos para que el consejo de ministros dijera sí a finales de julio y que el verano de la vacuna, sumado a la recuperación económica, hiciera olvidar rápidamente el coste político de liberar a los presos políticos. Pero las cuatro semanas de campaña intensa desde la Moncloa han dado más frutos de los esperados y Pedro Sánchez cree ahora que es posible sacar incluso rédito de la decisión de los indultos.

Queda lejos el contexto en el que el presidente español tuvo que salir por piernas del Hospital de Sant Pau de Barcelona, increpado incluso por trabajadores, justo después de la sentencia del Procés en 2019. Entonces defendía el cumplimiento íntegro de la pena. Ahora la estrategia del primer secretario del PSC, Miquel Iceta, premiado con el ministerio de Política Territorial, ha triunfado. Los votos de ERC son imprescindibles para la legislatura.

El giro inicial del independentismo -con el aval primero del president de la Generalitat, Pere Aragonès, y después del líder de ERC, Oriol Junqueras, a través de una carta en el ARA-, seguido del de los barones más jacobinos y de la vieja guardia socialista, y culminado con el apoyo de la patronal española, el establishment catalán y la Iglesia catalana, han dado paso a una semana decisiva para Sánchez.

El presidente español defenderá este lunes ante unos 300 representantes institucionales, políticos, organizaciones y asociaciones -como Societat Civil Catalana- los indultos en un acto en el Gran Teatre del Liceu titulado Reencuentro: un proyecto de futuro para toda España. El objetivo es que sea la previa a la decisión definitiva del consejo de ministros de este martes en el informe para el indulto a los nueve líderes independentistas que todavía están cumpliendo la condena impuesta por el Tribunal Supremo -la inhabilitación de los ex consellers Santi Vila, Carles Mundó y Meritxell Borràs ya acabó hace dos semanas-. Si el gobierno español no topa con problemas técnicos de última hora, que lo obligarían a aplazarlo para el próximo martes, la medida de gracia se concederá este martes mismo y los presos políticos tendrían que salir de los centros penitenciarios.

El Govern ya ha confirmado que no hará acto de presencia. Se envió invitación tanto a Aragonès, que ya tenía la agenda fijada y no la alterará, como la presidenta del Parlament, Laura Borràs, que en lugar del acto de las 12 h en el Liceu aseguró que a esa hora estará en la Ciutat de la Justicia para acompañar a un nuevo “represaliado” por la justicia española. No habrá ningún miembro del Govern, pero este domingo desde Waterloo el ex president Carles Puigdemont, acompañado del vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró, retaron a Sánchez a ir a explicar los indultos al Parlament.

A los presos tampoco les ha gustado la escenificación de Sánchez, porque consideran que está “especulando” con su libertad, lamentó este domingo Oriol Junqueras. El presidente republicano, que hace un par de años rechazaba frontalmente los indultos, considera ahora que son un “triunfo” para el independentismo porque demuestran “las debilidades de los aparatos del Estado”. No es el único que argumenta que el gobierno español los concede con la vista puesta en la justicia europea. Puigneró, en cambio, niega que sean ningún “triunfo”.

El formato de los indultos

La Moncloa no ha querido avanzar demasiados detalles del acto, más allá de que será una defensa de los motivos del indulto y una nueva presentación de la llamada agenda de Sánchez para el reencuentro con Catalunya. A efectos prácticos, servirá para poner sobre la mesa los argumentos básicamente políticos con los que el gobierno español esgrimirá el indulto para evitar que la sala tercera del Supremo lo revoque. Es ahí donde seguirá previsiblemente el conflicto después de que Vox y el PP se hayan comprometido a recurrir la medida -a pesar de que no queda claro si lo pueden hacer, puesto que es un proceso reservado a los perjudicados por la causa.

La intención del consejo de ministros es aprobar unos indultos parciales -donde se descuente lo que queda actualmente de pena de prisión pero se mantenga la inhabilitación- y reversibles, es decir, que en caso de volver a delinquir se ordene el reingreso en la prisión. Esto último no será una excepción para los líderes del Procés: todos los últimos indultos elaborados por el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, lo llevan. La duda es saber durante cuántos años se mantendrá la reversibilidad. La otra pata de los informes, que serán todos individuales, se basará en defender la “utilidad pública” del indulto para “fomentar la convivencia en Catalunya”, tal como publicaba ayer El País.

La agenda posterior de Sánchez

Antes de que Sánchez explique los indultos en Barcelona, este domingo el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, los volvió a defender desde Sevilla. “Tenemos que hacerlo por España, por Catalunya”, dijo. Ahora bien, también advirtió: “Si lo vuelven a hacer, el Estado ha demostrado fortaleza para no permitirlo”.

El País también apuntaba que hace meses que ERC participa en la estrategia sobre los indultos. Esta semana, sin embargo, es la Moncloa la que ha diseñado todos los detalles. Empezará con el acto en el Liceu, seguirá con la decisión del consejo de ministros, el miércoles hay sesión de control en el Congreso, donde Sánchez volverá a defender la medida, y el jueves el ejecutivo español aprobará que la mascarilla ya no sea obligatoria en la calle. Una medida que pretende insuflar optimismo y eclipsar, en parte, la salida de los presos políticos. Entonces Sánchez estará en Bruselas porque tiene consejo europeo, pero el miércoles de la semana que viene dará la cara por los indultos en el Congreso. Queda por agendar la reunión con Aragonès y la mesa de diálogo, que no se prevé hasta septiembre.

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