Los silbidos se apagan en la primera ofrenda del presidente Salvador Illa a Rafael Casanova

El cambio de ciclo marca la ofrenda, mientras el independentismo se intenta reivindicar dividido y con críticas distintas

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El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, en la ofrenda floral a Rafael Casanova por el Día Nacional.

BarcelonaNi silbidos ni gritos de independencia. La tradicional ofrenda floral a Rafael Casanova por la Diada Nacional ha cambiado de lleno y ahora predomina la calma, a medida que el Proceso se ha ido desinflando y ahora ya sin el independentismo en el Gobierno. En el primer Once de Septiembre como presidente de la Generalitat, Salvador Illa ha afrontado una ofrenda plácida, en la que ni él ni su ejecutivo han recibido ni una mala palabra ni una abucheada y han podido hacer el recorrido y cantar el himno nacional sin obstáculos. Tampoco ha habido la presencia de ningún grupo espanyolista ni de la extrema derecha independentista, que prefiere ofrenar al general Moragues. Sí ha contado con la presencia del ministro Jordi Hereu y el expresidente José Montilla.

Sin aplausos –más allá de los que han ido dirigidos a las colles castelleres–, el silencio ha reinado entre los cientos de personas de público, una cifra que nada tiene que ver con los momentos álgidos del Proceso, cuando el PSC y otros opositores a la independencia no tenían muy buen recibimiento y el clamor por la liberación nacional era continuo. Sí que han recibido silbidos tímidos y algún insulto de "traidores" o "botiflers" a los representantes de Esquerra por haber hecho jefe de Gobierno el líder socialista.

En este contexto de ausencia de revuelo, la portavoz del Gobierno, Silvia Paneque, ha reivindicado una Diada plural: "Nuestro país es más fuerte con consenso, unión y objetivos comunes", ha defendido. Lo ha hecho poniendo el acento en la clara "voluntad de existir" de Catalunya y volviendo a insistir en que el Principado es "tierra de acogida". Cuando terminó su intervención, repitió el mismo mensaje en castellano para los medios estatales, lo que los gobiernos independentistas predecesores evitaban en esa fecha. Muy distinto ha sido el discurso del presidente del Parlament, Josep Rull, que ha lamentado "el gran incumplimiento" estatal de la amnistía que hace que el expresidente Carles Puigdemont y los exconsejeros Toni Comín y Lluís Puig estén todavía en el exilio. En todo caso, se aferró al "orgullo" de país para conseguir la independencia, recuperando la autoestima de una nación que también reivindicó como tierra de acogida.

Los reproches al PSC ya Isla han venido de Junts, pero también de los comunes. Los junteros, que tienen la clave de la gobernabilidad de Pedro Sánchez, han optado por la crítica dura. La presidenta del partido y expresidenta del Parlament, Laura Borràs, ha cargado contra Isla por su discurso: "La prioridad debería ser liderar el progreso de Catalunya, pero la prioridad del Gobierno es no molestar al PSOE", ha recalcado, y ha avisado que, con la pérdida de la mayoría y el ejecutivo independentista, hay que levantarse "como se levantó la gente de 1714 al día siguiente de la Diada y trabajar para conseguir la independencia del país". Por su parte, la líder de los comunes, Jéssica Albiach, ha criticado que Isla no hiciera alusión en su primer discurso de la Diadaal avance en soberanía fiscal y autogobierno en general, además de la amnistía. Sí ha dejado claro que la "financiación justa" es clave. Un clamor que también han hecho desde Esquerra, con una delegación en la que han sido destacables las ausencias. Ni la secretaria general de los republicanos, Marta Rovira, quien rubricó el pacto de investidura con el PSC, ni el expresidente del partido, Oriol Junqueras, han hecho acto de presencia.

El expresidente Pere Aragonès lidera la delegación de Esquerra

En medio de la crisis que arrastra la formación, los que han asistido han sido el expresidente Pere Aragonès, Marta Vilalta, Ester Capella, Juli Fernández y Jordi Orobitg. Pero quien ha hablado en nombre del partido ha sido Fernández, que se ha aferrado a la "fuerza política" de su partido para conseguir "la soberanía fiscal", mientras también se han reivindicado "herederos del referendo de autodeterminación del 1-O" y "de Francesc Macià y Lluís Companys, de los obreros, y de la restitución de las instituciones de este país".

Reactivación y alianzas

La "reactivación" pedida por la ANC para "acabar la revolución de 2017" y conseguir la independencia ha contado con el aviso del presidente de Òmnium, Xavier Antich, de que "el movimiento independentista no ha claudicado ni claudicará nunca" y que es necesario "abandonar la fase de reproches" trabajando para los "grandes consensos". Una reactivación con lecturas divergentes. Por eso, el portavoz del Consejo de la República, Antoni Castellà, ha reivindicado el regreso fugaz del expresidente Carles Puigdemont como "confrontación con el Estado" que repetirán. "Muchos 8 de agosto que reiteraremos desde el Consell hasta que el juez Llarena desista de su rebeldía", recalcó.

Pero también ha sido la ocasión de ver cómo ha renacido la alianza entre Junts y el PNV. El diputado vasco Aitor Esteban ha acompañado a los junteros en la Diada, a los que ha calificado de "amigos", después de que en ediciones anteriores se hubieran decantado por el desaparecido PDECat.

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