El territorio fuerza a ERC y Junts a revisar el calendario de cierre de las nucleares
La abstención de ambas formaciones hizo prosperar una propuesta del PP en el Congreso


TarragonaEl debate sobre el cierre de las centrales nucleares ha vuelto a abrirse cuando, aparentemente, parecía estar ya superado. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), aprobado en 2021 por encargo de la Unión Europea, prevé el cierre de todas las centrales nucleares del Estado. En cuanto a Cataluña, la primera que debe bajar la persiana es Ascó I (2030), la segunda Ascó II (2032) y la última Vandellòs II (2035). Este plan cuenta con el apoyo mayoritario de los partidos, incluidos Junts y ERC, que en sus programas electorales se muestran a favor de abandonar la energía nuclear. Sin embargo, hace unos días el PP presentó en el Congreso una propuesta para alargar la vida de las nucleares y acabó aprobándose gracias a las abstenciones de Junts y ERC. Este cambio de posicionamiento viene motivado por la presión que está ejerciendo el territorio donde se encuentran las centrales nucleares, que apuesta sin tapujos por mantener este tipo de energía.
Por el momento, el gobierno español insiste en que se cumplirá el calendario previsto, una posición que también defiende la Generalitat, ambas instituciones gobernadas por el Partido Socialista. Ahora bien, cuando se revisa la posición del territorio hay grietas en todas partes: en enero, más de 7.000 personas se manifestaron en Extremadura contra el cierre –en el 2028– de la central de Almaraz, con presencia de políticos del PP, de Vox y del PSOE.
En las zonas afectadas, la apuesta por las nucleares es clarísima y no hace falta leer entre líneas ni interpretar argumentos. La alcaldesa de Vandellòs y L'Hospitalet de l'Infant, Assumpció Castellví, de Més Municipio (marca blanca de Junts) defiende que el país "no está preparado para generar con energía renovable lo que ahora genera la nuclear" y prevé que si se cierran los tres reactores catalanes habrá que comprar energía fuera: "Acabaremos comprando la energía". Y eso que la Generalitat ha terminado descartando la instalación de las tres líneas de muy alta tensión que debían llegar desde Aragón hasta el Baix Llobregat a través de un cableado de 287 kilómetros.
Castellví está intentando convencer a Junts de que hay que replantear el posicionamiento sobre las nucleares y, según ha explicado al diario ARA, la formación ha decidido recientemente que a partir de mayo iniciará una serie de debates sobre la energía nuclear, que ella confía en que acabarán motivando "un cambio en las directrices del partido". "Si no lo consigo, el partido ya sabe que yo siempre defenderé los intereses de mis ciudadanos", dice.
¿Qué decía Juntos hasta ahora? En el programa electoral vigente defiende el cierre de las nucleares, pero en el congreso que celebró el pasado octubre ya empezó a hablar de "abrir un debate sobre el papel de la energía nuclear". El redactado de la ponencia no hacía referencia alguna a prolongar la vida de estas centrales y, de hecho, apuesta claramente por la energía renovable, pero sí avisa de que "hay que no menospreciar el impacto que tiene la energía nuclear sobre el total de energía producida la país", que es del 56%. En cambio, en el 2022, en una votación al respecto en el Parlament, el diputado Salvador Vergés se mostró muy beligerante contra las nucleares criticando vehementemente los residuos y apostando por el cierre sin prórrogas: "Éticamente, no se puede hipotecar el futuro del país, y no ya de la próxima generación sino de miles de años".
Además del problema de la generación de energía, los ayuntamientos más cercanos a las centrales nucleares temen sobre todo las repercusiones económicas. Las centrales emplean (y bien remunerada) a unos 3.000 trabajadores, pero además pagan grandes sumas de impuestos a los municipios donde se encuentran, que todavía reciben otra compensación gracias a los Fondos de Transición Nuclear, creado a partir de un impuesto medioambiental.
"El clavo que remacharía el ataúd de la comarca"
"El cierre sería el clavo que remacharía el ataúd de nuestra comarca", advierte Francesc Barbero, alcalde de Flix (ERC) y presidente del Consejo Comarcal de la Ribera d'Ebre. "Perdemos población desde hace 25 años", lamenta, y está convencido de que el despoblamiento será mucho más intenso sin esos puestos de trabajo. "No es fácil reconvertir un sector cuando hay un cierre". En cuanto a su partido, Barbero reconoce que no comparte "al 100% el programa electoral" y cree que "los discursos deben adaptarse a los tiempos que vivimos". Considera que la emergencia climática provocada por las emisiones de CO₂ "ha dado una segunda vida a la energía nuclear", que si bien es cierto que genera unos residuos tóxicos que no sabemos destruir, al menos no perjudica a la atmósfera. "En la propia UE hay un debate nuclear", recuerda.
¿Qué dice ERC? El diputado republicano en el Congreso Jordi Salvador defendió en el debate en la cámara baja española que el cierre no podía ser "improvisado" y que no debía "ponerse en riesgo la economía y la vida del territorio". En declaraciones al diario ARA, Salvador asegura que ERC está a favor del cierre de las nucleares, "siempre que se hayan hecho los deberes" para una transición energética. A su juicio, no se han hecho. Ni desde el gobierno español, fuera con el PSOE o con el PP en Moncloa, ni tampoco –reconoce– desde la Generalitat, donde su partido ha participado en los gobiernos sucesivos del 2016 al 2024: "La responsabilidad es de todos". Ahora bien, añade que es el Estado quien tiene mayor capacidad legislativa y, por tanto, quien tiene una mayor responsabilidad en este debate. Los republicanos, en este sentido, han pedido la comparecencia de la ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, para que explique su plan para cerrar las nucleares.
¿Energía obsoleta?
El alcalde de Ascó, Miquel Àngel Ribes, no tiene ningún problema con su partido porque milita en Per Tu, una formación municipalista. "Da igual de qué color sean, en el territorio todos los partidos saben que no es una industria obsoleta", dice. "Ningún pueblo o ciudad quiere perder su principal industria, la que le genera más impuestos y puestos de trabajo. Al igual que se intenta que la Seat siga", justifica.
El Govern, por su parte, mantiene el compromiso por "descarbonizar" Catalunya y hacer la transición hacia las energías renovables. Lo decía su presidente, Salvador Illa, la semana pasada en el pleno del Parlament. "Los compromisos deben cumplirse", le respondía al líder del PP, Alejandro Fernández, quien criticaba que el ejecutivo mantuviera el objetivo de cerrar las nucleares.