Satisfacción por la suspensión de las grandes líneas de alta tensión que debían cruzar Tarragona
El territorio reclama que las fuentes de energía se distribuyan por todo el país


TarragonaLas tres grandes líneas de muy alta tensión que debían atravesar el territorio para hacer llegar la electricidad desde Aragón hasta Cataluña no se realizarán. La mayor de las tres, que debía cruzar la demarcación de Tarragona para conectar a Valmuel (Teruel) con Begues (Baix Llobregat) a través de un cableado de 287 kilómetros (151 de ellos en Catalunya), se ha desestimado porque no ha conseguido el informe favorable de la Generalitat de Catalunya, tal y como publicó el Boletín Oficial del Estado (BOE) el lunes 10 de febrero. Sólo esa línea preveía la construcción de 475 torres de hasta setenta metros de altura (como un edificio de 20 plantas) para sostener el cableado. Tampoco tiene el visto bueno de la Generalitat la línea que debía transportar la electricidad desde Almudébar (Huesca) hasta Isona (Pallars Jussà), por lo que tampoco se hará. Hay una tercera línea, que también debía atravesar Tarragona para hacer llegar la corriente eléctrica hasta Rubí sobre la que la Generalitat no tiene voz ni voto y sólo necesita una autorización del ministerio para la Transición Ecológica. Aún así, todas las fuentes consultadas dan por hecho que tampoco saldrá adelante. "Si el territorio no las quiere, es muy difícil que prosperen", reconocen fuentes cercanas a este proceso, que se remonta al 2021.
Estos tres proyectos, impulsados por la empresa aragonesa Forestalia, habían despertado muchos recelos en el territorio por su importante impacto visual. Desde que Forestalia inició el proceso para sacar adelante estas líneas de muy alta tensión (MAT), en 2021, han llovido alegaciones por todos lados. En septiembre de ese mismo año, en el Palau Bofarull de Reus, se celebró incluso un acto institucional para anunciar la presentación de las alegaciones en el que participaron una treintena de ayuntamientos, siete consejos comarcales y la Diputación de Tarragona. El departamento de Acción Climática del anterior Govern, por su parte, también presentó alegaciones. "Estamos muy satisfechos por haber contribuido a evitar que estas líneas de alta tensión proyectadas se acaben ejecutando", explica la presidenta de la Diputación, Noemí Llauradó, en el diario ARA. "Siempre hemos dicho que defendemos que la transición energética debe hacerse de forma ordenada, escuchando a todas las partes y teniendo muy presentes las necesidades reales del mundo local, especialmente del mundo rural", añade.
El vicepresidente primero del Consejo Comarcal del Alt Camp y alcalde de Alcover, Robert Figueras, también celebra que no se hagan las líneas de alta tensión de Forestalia que, según denuncia, "intentaban camuflar una línea de muy alta tensión para transportar energía como si fuera una línea de evacuación". En España, la empresa propietaria de toda la red de electricidad en alta tensión y responsable del transporte de energía es Red Eléctrica, una compañía privada participada en un 20% por el Estado que es quien tiene el control total de la compañía por poseer lo que se conoce como la acción de oro. Red Eléctrica es la única empresa que puede transportar la electricidad hasta las subestaciones que hay repartidas por el territorio y, a partir de ahí, ya existen empresas energéticas que pueden distribuirla hasta los lugares donde se consume. Forestalia argumentaba que su intención no era "transportar" la electricidad (competencia de Red Eléctrica) sino volcar en la red el excedente de energía que tenía en Aragón. Eso sí, la querían volcar en la subestación de Begues a través de una línea de 287 km.
Pese a la satisfacción por el rechazo a las líneas de Forestalia, todavía existe cierta preocupación en el territorio por futuras nuevas líneas que pueden seguir "trinchando el territorio", según Figueras. "Las de Forestalia, que son privadas, las hemos podido tumbar, pero ya hay una de Red Eléctrica que será más difícil de tumbar, que pasa por la Selva del Camp y traspasará también el territorio catalán", avisa. Desde su punto de vista, hay que apostar por las renovables, pero implicando "todo el territorio", no sólo el Camp de Tarragona y las Terres de l'Ebre, donde ya están los tres reactores nucleares que abastecen al país de energía y también a la gran mayoría de centrales eólicas y fotovoltaicas. "Que yo sepa, hace sol en todo el país," dice. Figueras reclama al Gobierno la redacción del Plater (Plan Territorial Sectorial para las Energías Renovables) que, a su juicio, debería trabajar para que cada territorio generara la energía que consume.
Un posicionamiento similar tienen los ecologistas. El presidente de Grupo de Estudio y Protección de los Ecosistemas Catalanes (Gepec), Xavier Jiménez, también celebra que se hayan detenido estas líneas porque "las MAT son para transportar la energía muy lejos de donde se genera" y el modelo más sostenible pasa por "acercar la producción a las zonas de consumo". Jiménez propone, por ejemplo, llenar de placas fotovoltaicas los techos de los edificios de las grandes ciudades y de los polígonos industriales. "En Cataluña los polígonos industriales ocupan 29.000 hectáreas y 13.000 están en el área metropolitana de Barcelona", dice. El portavoz ecologista recuerda el artículo 19 de la ley 16/2017 que fija que es necesario "promover las energías renovables, que deben desarrollarse, siempre que sea posible, aprovechando espacios ya alterados por la actividad humana a fin de minimizar la ocupación innecesaria del territorio". "Estamos haciendo todo lo contrario", lamenta. El sindicato agrario Unió de Pagesos, que también presentó alegaciones, celebró el rechazo a las líneas previstas y reclama que las líneas eléctricas sean enterradas o que aprovechen "el trazado marcado por otras infraestructuras".
¿Hay suficiente energía?
El anuncio del rechazo a las líneas de Forestalia ha coincidido con la aprobación en el Congreso de los Diputados de una propuesta del PP, que salió adelante gracias a las abstenciones de ERC y Junts, por alargar la vida de las centrales nucleares que afecta de lleno a las de Ascó y Vandellòs que, según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) deben cerrar entre 2030 y 2035. Uno de los argumentos de los que apuestan por mantener abiertas las centrales nucleares coincide con lo que defendía la empresa Forestalia y se basa en que Catalunya podría quedarse. "No nos quedaremos a oscuras", asegura Jaume Morron, experto en renovables y socio de honor de Eoliccat, la patronal del sector eólico. Morron está convencido de que "si Catalunya hace los deberes podrá suplir sobradamente la energía que ahora está usando de las nucleares". Y "hacer los deberes", para Morron, significa apostar firmemente por las renovables. El experto pone el ejemplo de Holanda, un país que tiene "el doble de demanda eléctrica que Catalunya y que en seis años ha pasado de generar el 15% de energía renovable a más del 50%".
Los que también están seguros de que no es necesario sufrir por el suministro de energía son los responsables de Red Eléctrica, la empresa propietaria de la red en alta tensión y del transporte de energía. "Red Eléctrica garantiza que la demanda siempre estará cubierta", explican fuentes de esta compañía y aseguran que aunque cierren las nucleares, el suministro está garantizado.
El 54% de la energía producida en Catalunya proviene de las centrales nucleares y sólo el 15% es renovable. La ley 16/2017 fija que en 2030 el 50% de la energía que se produzca en Cataluña debe ser de origen renovable.