Diez cosas que debe resolver Feijóo para ser presidente

BarcelonaDe José María Aznar se decía que carecía de carisma, una cualidad indeterminada que se presupone a los políticos que quieren aspirar a gobernar. Tardó siete años, pero acabó desbancando a Felipe González en 1996 dejando para la historia política eslóganes que cuajaron entre la ciudadanía, como el "Váyase, señor González"o, más adelante, el"España va bien". A Mariano Rajoy también le costó siete años llegar a la Moncloa. Lo hizo con un estilo muy distinto al de su predecesor, pero también entre críticas de ser un político sin carisma ni liderazgo en el Partido Popular. Alberto Núñez Feijóo se encuentra hoy en una situación similar. El PSOE está en crisis como lo estaba en 1996 y el 20 sanchismo, una corriente política a la que el PP atribuye todos los males de España. Esta semana, Feijóo ha hecho balance del año apuntando a los diez grandes fracasos del gobierno de Pedro Sánchez, pero él también tiene asignaturas pendientes si quiere llegar a convertirse en presidente.

La dependencia del PP con Vox se ha hecho evidente desde que Juanma Moreno Bonilla los necesitó en el 2018 para acabar con 40 años de gobiernos socialistas en Andalucía. Desde entonces, siempre que los populares no llegaron a la mayoría absoluta, fue Vox quien les ayudó a hacerlo. Pero esa fórmula no le funcionó a Feijóo hace dos años y podría no funcionarle en las próximas elecciones españolas si la suma de PP y Vox no alcanza los 176 diputados. Generar complicidades con otras formaciones políticas -básicamente con PNV y Junts- es necesario para poder tener alternativas a la extrema derecha. Sin embargo, el lunes Feijóo reconoció que su objetivo es gobernar con el apoyo de Vox, eso sí, sin compartir ejecutivo.

En 2026 puede empezar con una crisis inesperada para Feijóo. La jueza le ha pedido los mensajes que envió a Carlos Mazón durante la noche del 29 de octubre del pasado año. ¿Qué le dijo que ahora no le interesa que se sepa? Hasta ahora, el líder del PP sólo ha hecho llegar a la jueza instructora los whatsapps que él recibió de Mazón. Gestionar este problema será clave, así como consolidar el liderazgo del nuevo presidente de la Generalitat valenciana, evitar que la incompetencia de Mazón siga salpicando al PP y parar los pies a un envalentonado Francisco Camps, que quiere echar un pulso a la dirección del partido. Y, evidentemente, mantener al gobierno valenciano cuando lleguen las elecciones.

"El sanchismo no se corrompió con el poder, sino que llegó al poder corrompido, para apropiarse del Estado". Ésta es la base de la relación de Feijóo con el gobierno español, que recurre a los términos apocalípticos cuando debe valorar su éxito. "Es el peor gobierno de la historia democrática de ese país", no deja de repetir el líder del PP, que compara las próximas elecciones estatales con una "cruce" al nivel de la entrada de España en la UE, la llegada del euro o la Transición. Feijóo saca pecho que el PP ha presentado 38 leyes en Les Corts y varios planes en temas primordiales como la vivienda, pero a ninguno de ellos le han dado mucha publicidad. Si el PP quiere diferenciarse de Vox —con quien comparte una amplia frontera de votantes— debe empezar a construir y no solo destruir, porque en un clima de destrucción la extrema derecha siempre se sentirá más cómoda.

En una rocambolesca argumentación, Feijóo defendió el lunes que en Extremadura el PP tendrá ahora menos dependencia de Vox que la que tenía antes de las elecciones porque no va a necesitar su voto a favor. Claro que necesitará siempre su abstención, es decir, que Vox podrá seguir tumbando todo lo que no le interese del gobierno de María Guardiola. Feijóo necesita que las victorias en Aragón, Castilla y León y, sobre todo, Andalucía, sean más contundentes.

Que el PP se posicionará en contra de la propuesta de nuevo modelo de financiación —sea cual sea— es un secreto de dominio público, pero Feijóo tendrá que ir con pies de plomo para evitar que algunos de sus varones se le subleven. Probablemente, Baleares, Comunidad Valenciana y Andalucía saldrán ganando si se aprueba el nuevo modelo. ¿Qué les va a prometer a cambio de renunciar a los miles de millones que podrían acabar recibiendo?

El Tribunal Supremo está bloqueando la aplicación de la amnistía, pero la justicia europea podría tumbar ese veto en cualquier momento. Cómo gestionará el PP el regreso de Carles Puigdemont? ¿Quemará todos los puentes con Junts o preferirá criticarlo sin la vehemencia que ha utilizado contra la ley de amnistía?

Cataluña es un agujero negro para el PP. En las elecciones del 2023, el bloque a favor de la investidura de Pedro Sánchez logró 40 diputados, por 8 que sumaron PP y Vox. Una diferencia demasiado elevada para que las derechas lleguen a la mayoría absoluta en el Estado. Las encuestas no detectan un cambio importante de cara a las próximas generales e, incluso, ven a Vox con capacidad de superar al PP.

Feijóo será el candidato del PP si no hay ningún descalabro. Lo será porque Isabel Díaz Ayuso no le disputará el puesto, al menos por el momento. El liderazgo del presidente popular se ha puesto a menudo en duda y la ciudadanía no le ha percibido como la verdadera primera espada del partido. Feijóo necesita consolidar una imagen externa de solidez a la que tampoco ayudan sus frecuentados lapsus.

Carlos Mazón duró un año de presidente de la Generalitat pese a su deficiente gestión de la dana, en la que murieron 230 personas en Valencia, porque Feijóo no se impuso antes. Alejandro Fernández lleva tres años presidente del PP en Catalunya pese al constante pulso con Génova, con críticas públicas que incluso incluyó en un libro. Al presidente del PP se le critica a menudo su incapacidad para ordenar internamente al partido.

Quedan dos años para las elecciones si Sánchez logra aguantar la legislatura hasta el final. Un período que se puede hacer muy largo para Feijóo, que debe conseguir llegar sin sufrir ningún gran escándalo. Por el momento ya ha tenido que convivir al menos con dos: la gestión de Mazón y los errores en el diagnóstico de cáncer de mama en Andalucía. Un caso de corrupción en algún gobierno autonómico podría ser letal para los planes del PP. Y cuidado con quienes vengan del pasado, como el caso Montoro.