Zapatero: "Juzgar a Puigdemont abriría un abismo insalvable"

MadridCuenta el periodista Màrius Carol que a principios de septiembre, en una de las conversaciones para preparar el libro Crónica de la España que dialoga (Editorial Navona, 2024), José Luis Rodríguez Zapatero ya le dijo que habría amnistía. En ese momento Carles Puigdemont la ponía como condición para negociar la investidura de Pedro Sánchez y aún se percibía difícil. "Era pura intuición", asegura el expresidente del gobierno español durante la presentación celebrada en el Ateneo de Madrid. Probablemente tenía información, al igual que el 29 de mayo por la mañana supo que el líder del PSOE convocaría elecciones anticipadas. Le llamó el exdirigente socialista Pepe Blanco para contárselo.

"Siempre me pareció que si se juzgaba a Puigdemont en un tribunal, éste sería un paso difícil de superar [...]. Podría abrirse un abismo insalvable", comenta en el libro Zapatero. "La amnistía es muy buena para España", insiste durante el acto, preguntado por la periodista Ana Pastor, y defiende que los políticos pueden "cambiar de opinión", como ha hecho Sánchez. Hace unos meses en el Ateneo de Madrid era el expresidente Felipe González quien presentaba un libro de Alfonso Guerra, y ambos rechazaban duramente la amnistía ante un público "diferente" al que había hoy, tal y como constata el presidente de la institución.

En primera fila, los ministros María Jesús Montero, Félix Bolaños, Pilar Alegría y Ana Redondo, entre otros muchos dirigentes socialistas, escuchan a Zapatero, quien revela que no se ha publicado una fotografía del abrazo que se tomó con Sánchez el pasado 24 de julio, al día siguiente de las elecciones del 23-J, en la Moncloa, después de que el expresidente español se implicara a fondo en la campaña. En el libro asegura que también se ha puesto a disposición de su partido para acercar posiciones con Junts, aunque no ha querido aclarar si se ha reunido con Puigdemont en el extranjero.

El fin de ETA

Las principales revelaciones de Zapatero tienen que ver con la negociación del fin de la violencia de ETA. Una de las anécdotas que incluye es una noche en la que el exministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba llama al entonces presidente para trasladarle que Thierry, uno de los líderes de la banda, quiere hablar directamente con Zapatero. Es la condición para desactivar siete u ocho bombas repartidas por la geografía española preparadas para explotar a la mañana siguiente. Después de unas horas de reflexión, llegan a la conclusión de que se trata de un farol, y no acceden al chantaje. Tenían razón. "Esa noche prácticamente no dormí", asegura Zapatero.

El fin de ETA, haber disuadido a Juan José Ibarretxe para convocar un referéndum y para exponer su fórmula para Euskadi en el Congreso, Catalunya y su papel en Venezuela, sirven a Zapatero para reivindicar la vía del diálogo. En el contexto de guerra actual, hace una "defensa de la paz a través de una actitud pacífica". En el libro no se mete en el avispero del incremento del gasto militar que ahora reivindica Sánchez, y sobre Catalunya insinúa que podría recuperarse la idea de un pacto fiscal y establecer un "diálogo abierto" sobre el sistema de financiación.