Barcelona restringirá con cámaras el acceso de coches al Raval

El Ayuntamiento prevé hacer cambios de sentido y acotar el horario de la carga y descarga para reducir el tránsito en el barrio

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La calle Joaquim Costa es uno de los que tendrán un cambio de sentido para reducir el tránsito al Arrabal

BarcelonaBarcelona empieza a concretar cómo piensa acercarse al hito, definido durante el mandato pasado, de reducir un 30% el número de vehículos que atraviesan el distrito de Ciutat Vella y preservar el casco antiguo del tránsito de paso. El nuevo plan de movilidad aterriza ahora al barrio del Raval: para limitar al máximo la circulación de coches y motos, pero permitir la entrada de vecinos y de los vehículos que traen mercancías, el Ayuntamiento está definiendo un nuevo sistema de regulación de acceso a la zona que funcionará con cámaras de lectura de matrículas, similar al que ya se utiliza en la parte baja de la Rambla para controlar el tránsito que sube hacia la plaça Catalunya. O al sistema que se usa para restringir el acceso en la zona de bajas emisiones.

Además de los vecinos o de los servicios de emergencia o usuarios de parkings, los vehículos solo podrán acceder a la zona en los horarios habilitados para la carga y descarga, que se quieren atrasar más allá de las nueve de la mañana para garantizar que, en el momento de las entradas escolares, el barrio sea un espacio cuanto más libre de tránsito mejor.

Por eso ahora se plantean dos franjas para el reparto de mercancías, de las nueve de la mañana a las doce del mediodía y de las ocho del anochecer a las siete de la mañana, con la idea de que la circulación de coches durante la noche contribuye a la sensación de seguridad a las calles. Estas son algunas de las medidas que estos días se están abordando con los vecinos en el marco del proceso participativo para dar forma al nuevo plan de movilidad del Raval para los años 2021-2024, que también prevé una serie de cambios de sentido para que la misma malla de calles expulse el tránsito, siguiendo la lógica de las superislas.

La previsión es que las cámaras empiecen a desplegarse hacia finales del año que viene, según han confirmado al ARA fuentes del consistorio. Se trabaja, de momento, con un doble escenario: uno que utilizaría nueve cámaras para regular todo el perímetro y la movilidad interna, y uno alternativo que necesitaría dos cámaras más pero mantendría un acceso en coche por la parte baja del barrio, por la avinguda de les Drassanes hasta la calle de Sant Oleguer y la rambla del Raval.

Este modelo de restricción de acceso se considera más eficiente que el que se había desplegado en épocas anteriores con pilones retráctiles que solo podían hacer bajar los vehículos con paso autorizado, y que se averiaban a menudo. Ahora el consistorio apuesta por las cámaras porque requieren menos mantenimiento y dan una respuesta más rápida en caso de urgencia por el paso de una ambulancia o de un vehículo de policía o bomberos. Pero desde el gobierno municipal puntualizan que el cambio de estrategia se ciñe de momento al territorio de Ciutat Vella y que no está previsto sustituir los pilones que ya hay en la calle por cámaras. Se mantendrán la mayoría de las que hay en el mismo Raval, como las de Valldonzella o Montserrat, a pesar de que otras, como la de Joaquim Costa, ya han quedado desactivadas y no está previsto volverlas a poner en marcha.

Cambios de sentido

La calle Joaquim Costa, que tiene una intensa actividad comercial, es una de las que se quiere hacer prioritariamente para peatones y esto se conseguirá sin pilona pero cambiando el sentido del tramo de calle que conecta con la ronda de Sant Antoni para que deje de ser un punto de entrada de tránsito. Una operación similar a la que se prevé, por ejemplo, en Nou de la Rambla para que deje de ser una vía de salida hacia la Rambla o a Elisabets para quitarle peso como vía de paso. En total se dibujan una quincena de cambios de sentido o pequeños cortes.

Uno de los puntos que habrá que resolver antes de poner en marcha la nueva regulación horaria del acceso con vehículo es la necesidad de habilitar nuevas plazas para la carga y descarga, sobre todo en la parte central del barrio, donde ahora ya se detecta un déficit y donde cuando funcione el nuevo sistema todavía harán falta más porque la distribución de mercancías se hará de manera concentrada en el tiempo. En la parte del central del barrio, por ejemplo, se tendrán que habilitar unas ochenta, y de entrada se han encontrado 64 emplazamientos posibles, pero todavía faltan. Una de las opciones en estudio es que, mientras dure la franja de circulación, se permita utilizar algunas de las plazas pintadas como zona azul o bien reservadas a residentes.

Carme y Hospital, nuevos ejes

Con el objetivo de reforzar los itinerarios para peatones se quieren repensar vías como Carme u Hospital para dar más espacio a quien anda, que ahora pasa por aceras muy estrechas. Y convertir las dos calles también en espacios prioritarios para la bicicleta, las conocidas como vías ciclables, con nueva señalización en el suelo para repartir el espacio entre ciclistas y peatones durante los horarios de circulación restringida de vehículos. Y reducir, también, los coches que van de punta a punta de la Rambla –ahora bajan cada día unos 10.800 vehículos–, que está pendiente de la reforma que la dejará con un único carril por sentido. De hecho, en el Raval el tránsito de paso prácticamente se limita a los vehículos que para no atravesar la Rambla de arriba abajo salen por la calle Sant Antoni Abat, que es uno de los ejes que concentra más movilidad y que ahora se quiere pacificar.

El plan en debate también pretende crear un nuevo eje para atravesar la zona a pie en sentido horizontal a través de las calles Bonsuccés-Elisabets, que dejarán de funcionar como vía de entrada con el cambio de sentido. El objetivo es que la misma malla expulse el tránsito como se hace en las superislas y que haya calles específicas, como la de Lluna, que hagan de enlace con los barrios limítrofes para quien va en bicicleta. En este caso, conectará Raval y Eixample.

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