“Es un inferno”: reclamo vecinal contra el ruido nocturno en Barcelona
Vecinos de diferentes barrios de la ciudad se unen contra el exceso de decibelios
Barcelona"No bajamos de los 70 decibelios, con picos de 76. Es un infierno". Es la crítica desesperada de un vecino de la calle Joaquim Costa del Raval una noche de fin de semana. Un lamento que comparten los vecinos de la calle Enric Granados, en el Eixample, donde la acumulación de terrazas (ya hay tantas como bloques de pisos) y de gente entrando y saliendo de locales de restauración hace que por las noches no se baje de los 60 decibelios hasta entrada la madrugada, según las mediciones que hacen los vecinos, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es que a partir de las once de la noche no se superen los 45 decibelios para que todo el mundo pueda descansar.
Y el problema se repite en las plazas de Gràcia, donde los vecinos también publican estos días imágenes de sus sonómetros; en el conocido como Triangle Golfo del Poblenou, donde se acumulan grupos y grupos de personas haciendo botellón, o en calles del Gòtic y de la Barceloneta. Ahora, vecinos de una veintena de zonas de la ciudad se han coordinado para hacer visible su malestar, este jueves al atardecer, en una manifestación en la plaza Sant Jaume bajo el lema Silencio... ¡El ruido mata!
Quieren avanzarse a un verano que, con la recuperación pandémica y el retorno del turismo, prevén muy complicado, y claman por medidas enfocadas en contener el ruido producido por el uso intensivo del espacio público, que es la segunda fuente más potente de ruido en la ciudad, solo por detrás del tránsito. Y los últimos datos de la Agencia de Salud Pública de Barcelona confirman el problema: el 57% de los barceloneses viven expuestos a niveles de ruido más altos de lo que se considera saludable (53 decibelios de día y 45 por la noche) y más de 60.000 personas sufren un trastorno grave del sueño debido a la exposición continuada al ruido.
Los vecinos que ahora se han coordinado a través de las redes para protestar con una sola voz exigen "tolerancia cero" con los botellones y las aglomeraciones nocturnas, con el exceso de ruido vinculado a bares y restaurantes, con la mala convivencia con los pisos turísticos y con el ruido de los skates, especialmente en las calles estrechas de zonas como el Raval y a partir de una determinada hora de la noche. Una de las soluciones para mitigar el problema del ruido que ponen sobre la mesa del Ayuntamiento es la de reducir el horario tanto de las terrazas como de los locales de restauración. Y el Ayuntamiento sí que ha recogido el guante, en este sentido, en las once zonas donde ha detectado que hay una superación más flagrante y recurrente de los decibelios máximos recomendados.
Según el regidor de Transición Ecológica, Eloi Badia, en este ámbito se estudiará aplicar medidas que pueden incluir este acortamiento horario, que es de hecho una propuesta de ERC y que el Ayuntamiento aprobó en comisión por unanimidad. Se harán, según Badia, "microcirugías" que se adaptarán a la problemática de cada zona y que se abordarán con vecinos y restauradores. Lo primero será comprobar, con mediciones durante este mes de junio, si estas zonas superan en tres decibelios los límites permitidos para empezar a aplicar soluciones ya el mes que viene.
Pero el plan no genera consenso dentro del gobierno, y los socialistas se desmarcaron hace unos días por medio del primer teniente de alcaldía, Jaume Collboni, que negó que se esté planteando una reducción horaria y limitó las acciones que afectarán a la restauración a la no consolidación de las mesas y las sillas que se han ganado en pandemia en aquellas zonas que ya están congestionadas: de entrada, seis del Eixample, que incluyen calles como Enric Granados, Parlament, la avenida Gaudí, el paseo Sant Joan, la rambla Catalunya y tramos de Aribau y Muntaner. Collboni, sin embargo, pidió "tranquilidad" a los restauradores, que ya han puesto el grito al cielo contra cualquier reducción, y negó que haya intención de aplicarla.
Diferencias de criterio
"¿Quién debe estar tranquilo? Esto no es pensar en los vecinos", recela Jordi Badia, de SOS Enric Granados, que pide que se empiece a pasar ya de las palabras a los hechos y que se apliquen cuanto antes mejor medidas como esta limitación de las horas de terraza, siguiendo el modelo que ya funciona en la calle Blai del Poble-sec, donde cierran una hora antes que en el resto de la ciudad. El teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, también ha tenido que salir hoy al paso, durante la comisión de Presidencia, de las críticas de los grupos de la oposición sobre esta diferencia de criterios entre socialistas y comuns a la hora de afrontar los problemas del ruido nocturno.
Batlle ha hecho valer el plan de refuerzo de verano con datos como que ya se haya sancionado a un millar de personas más que el año pasado por beber alcohol en la calle (6.175 denuncias) o que se haya puesto en marcha un servicio de mediadores nocturnos. "Las medidas anunciadas hasta ahora son ineficaces. Los resultados no llegan", le ha reprochado Jordi Martí, de JxCat, en un tono muy similar al que han usado el resto de grupos. "El gobierno municipal no ha hecho los deberes y esto lleva ahora a la barra libre absoluta en algunas zonas", ha añadido Elisenda Alamany, de ERC. Y Paco Sierra, de Cs, les ha remarcado que, a pesar de los anuncios del gobierno municipal, la sociedad civil se está organizando "para decir basta". La comisión ha aprobado por unanimidad una propuesta de ERC que insta a diversificar los escenarios que acogen grandes acontecimientos como los que se organizan en el Fòrum para no perjudicar siempre a los mismos vecinos.