Barcelona

El comercio local busca hacerse un hueco en la Barcelona de las franquicias

Una iniciativa municipal lleva nueve años aportando apoyo económico para favorecer la apertura de tiendas físicas

Fachada de la tienda OMG BCN, en el Barri Gòtic.
Màrius Lamor
29/08/2025
5 min

BarcelonaEl comercio de proximidad de Barcelona se está convirtiendo en la excepción a la regla: la proliferación de las grandes cadenas y la masificación turística están arrinconando a este tipo de locales. Además, el elevado precio de los alquileres en zonas tensionadas dificulta que se puedan llevar a cabo negocios particulares o con pocos socios si no se cuenta con alguna ayuda económica. Un despacho de abogados a pie de calle, una tapicería como las de toda la vida o una tienda que apuesta por el diseño barcelonés son algunos de los servicios que han tenido que hacerse un hueco ante las dificultades y el coste que supone abrir una tienda física en la capital catalana. A menudo, mediante iniciativas diseñadas para dar un empujón a proyectos que quieran contribuir a diversificar la economía local.

El programa de subvenciones "Impulsamos lo que haces" de Barcelona Activa –la agencia de promoción económica del Ayuntamiento de Barcelona– es un ejemplo. Lleva casi una década intentando dar respuesta a esta problemática. La última convocatoria, abierta entre junio y julio, disponía de 2,5 millones de euros para sacar adelante propuestas comerciales en la ciudad. En la edición de este año ha contado por primera vez con ayudas específicas para impulsar negocios en los denominados Espacios de Gran Afluencia (EGA), aquéllos donde el alto número de turistas tensiona y dificulta la convivencia con los vecinos. Aún así, algunos de los locales abiertos gracias a las subvenciones de convocatorias anteriores han logrado establecerse en estas zonas y el ARA ha hablado de ello con algunos de los propietarios.

El alquiler, el principal obstáculo

La tienda OMG BCN está en el corazón del barrio Gòtic. Se trata de una concept store que vende ropa y otros productos de más de cien diseñadores de Barcelona. "Estar en una zona masificada implica que pasa mucha gente, y nosotros ofrecemos que puedan comprar productos que representan a la ciudad", explica la copropietaria del local, Estela Portolés. Ella cree que iniciativas como la suya son "muy importantes" por tener negocios diferentes en este tipo de barrios y zonas tensionadas. "Apostamos por acercar el diseño local a barceloneses y turistas", comenta.

Interior de la tienda OMG BCN, en el Barri Gòtic.

El proyecto de Estela nació en el Born hace más de una década, donde abrió la primera tienda de este tipo (y con el mismo nombre) con su socio, Iu Bartolomé. Sin embargo, hace dos años, gracias a la subvención del plan Impulsa, pudo establecer un segundo local en el Gòtic. "Fue un apoyo económico muy importante que hizo viable la apertura del nuevo local y nos permitió contratar a gente", valora Portolés. Esta subvención le ha ayudado a consolidarse en una zona rodeada de grandes franquicias, "que al tener más recursos acaban ocupando muchos locales y provocan que el alquiler sea cada vez mayor", lamenta.

Otro barrio con los alquileres tensionados es el Raval. Aquí es donde Sandra Sarmiento abrió en octubre pasado la tienda física de su negocio online llamado Ecometas, iniciado en 2019. Se trata de una tienda de ropa interior sostenible para mujeres, producida de manera ética, justa y ecológica. La subvención de "Impulsem lo que haces" le ha permitido tener una estabilidad económica durante los primeros meses del local. "Fue un balón de oxígeno; sin seguramente habría sufrido", asegura.

Sarmiento apuesta por ofrecer una moda sostenible dentro del mundo del fast fashion actual. Además, pese a considerar que Barcelona se ha convertido en un "gran escaparate", explica que abrir la tienda en el Raval ha sido un "acierto", porque, aunque es una zona tensionada, "favorece a los negocios que quieren ser auténticos". "Creo que el comercio local y la producción ética están en sintonía con este barrio, que destila multiculturalidad, convivencia y respeto por los demás", concluye.

De ideas nuevas a negocios de toda la vida

La sostenibilidad también es el eje central del negocio de Cristina Ebang, llamado B.SOS (SOSBAG), que gracias a la subvención recientemente ha podido abrir un establecimiento, en este caso en el barrio de Gràcia. Se dedica a reutilizar materiales de seguridad, principalmente barcas salvavidas, para confeccionar bolsas, mochilas y fundas de ordenador. "El material que recibimos proviene de veleros para salvar a 6 personas, hasta balsas de buques que pueden salvar a 65 personas. Al estar diseñado para salvar vidas, es muy resistente y tiene mucha calidad técnica", explica. Añade que obtiene estos materiales al final de su vida útil, evitando que se conviertan en desecho.

Cristina, detrás del escaparate de su establecimiento.

"Empezamos a confeccionar ya vender online en el 2020, justo después del confinamiento. Tenemos un taller de confección, pero pensamos que era necesario tener un establecimiento físico para que nuestros clientes puedan ver el producto en persona", comenta. En este sentido, explica que encontrar un local ha sido muy difícil y asegura que sin la subvención municipal no pudo abrir.

El caso de Noor es algo diferente. Ella y su familia –tapiceros con casi tres décadas de experiencia– tenían un local físico que tuvieron que cerrar cuando les subieron el alquiler un 30%. Hace dos veranos, la ayuda de Barcelona Activa les permitió reabrir en un nuevo establecimiento, la Tapicería Bcn. Esto contribuyó también a recuperar un oficio histórico, amenazado por la falta de relieve generacional. En Catalunya no se enseña en ninguna academia y es muy difícil encontrar a gente con la formación necesaria, explica.

La tapicería es un oficio antiguo que consiste en reparar o mejorar todo tipo de muebles u objetos que tienen tela para alargar su vida útil, como sofás, sillas, asientos de moto y coche… "El negocio está a la baja porque es un oficio artesanal y porque por lo que cuesta tapizar un sofá hay un sofá. momento de consumismo, de tirar y comprar muebles, en lugar de querer intentar alargar la vida útil de quienes ya tenemos", lamenta.

Bolsas elaboradas con material de salvamento.

"Normalmente los negocios como el nuestro no están a pie de calle", explica Anahí Rihaño del despacho de abogados e inmobiliaria Porta Legal Associats. Ella y sus socios abrieron el pasado abril un local físico en Nou Barris para ofrecer servicios jurídicos gracias a las ayudas de Barcelona Activa. De lo contrario, asegura que deberían haber optado por un local más pequeño y económico, que seguramente sería un despacho en una planta elevada –como suele ser en el caso de estos negocios–, y no tendrían la visibilidad de estar en unos bajos. "Queríamos ponernos en una zona con tráfico de gente", añade.

"La intención es quedarnos aquí porque en este barrio hay una necesidad del tipo de servicios que ofrecemos", explica Rihaño, que antes trabajaba en un despacho en un primer piso, espacio compartido con otras empresas. "Si estás en una primera planta nadie te ve, y tu trabajo depende del boca a boca. Ahora somos visibles", señala. De la misma forma, ella y sus socios pueden ofrecer un servicio integral, ya que en el despacho hay abogados con diferentes especialidades, como penalistas, de sucesiones, de extranjería. "Hay problemas legales cotidianos por los que tarde o temprano todo el mundo necesita un abogado, creo que estamos dando respuesta a esa demanda", concluye.

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