Sucesos

Unos ladrones dejan seis días sin fútbol a los 700 niños y jóvenes que juegan en la Escuela Industrial

Los delincuentes se llevaron el cableado eléctrico de las torres de luz de este equipamiento del Eixample

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El campo de fútbol de la Escuela Industrial, este martes por la noche

BarcelonaHace unos días que los niños y jóvenes que juegan a fútbol en la Escuela Industrial se entrenan a oscuras. ¿Los responsables? Unos ladrones que la noche del jueves al viernes robaron todo el cableado de las torres de luz que iluminan este campo de la Izquierda del Eixample. Desde entonces, los cuatro equipos que hacen uso de estas instalaciones –Peña Anguera, Club Catalonia, Don Bosco y Esquerra del Eixample– han tenido que rehacer de arriba abajo sus horarios y suspender algunos partidos y entrenamientos ante la imposibilidad de jugar sin luz.

Desde el viernes por la tarde, los cerca de 700 niños y jóvenes que entrenan en este campo no pueden hacerlo más allá de las 18.15 horas, cuando la oscuridad ya es absoluta en el terreno de juego. De hecho, 30 minutos antes la luz es ya tan escasa que hace difícil la práctica de cualquier deporte. El pasado fin de semana la Izquierda del Eixample ya tuvo que suspender dos partidos, y los cuatro clubs han cruzado los dedos para que la situación se arregle lo antes posible y no haga falta suspender más partidos los próximos fines de semana .

Este miércoles, seis días después del robo, el Ayuntamiento ha llevado a cabo los trabajos para volver a cablear las torres y la luz se restituirá este mismo viernes. Los Mossos, por su parte, investigan ya un robo que, viendo la facilidad con la que los ladrones lo llevaron a cabo, desde los clubs que utilizan el campo de fútbol de la Escuela Industrial temen que se pueda repetir en adelante .

Una de las torres de luz fuera de servicio en la Escola Industrial

Para intentar no perder completamente los entrenamientos, los clubs han tenido que empescarse una nueva distribución del espacio. En el caso de la Penya Anguera, por ejemplo, se ha dividido el terreno de juego en hasta 15 áreas distintas para intentar que el máximo de niños puedan entrenarse aunque sea un rato.

Esto hace que de cinco a seis de la tarde hasta cerca de 200 niños y jóvenes se entrenen a la vez, y que la Escuela Industrial sea un hormigueo constante de padres e hijos que vienen de la escuela y corren a aprovechar cada minuto de luz que tienen. La escena tiene un punto de caótico. Primero, porque muchos de los jóvenes futbolistas salen de la escuela justo a esa hora y llegan pasadas las cinco a la Escuela Industrial. Segundo, porque el primer reto que tienen por delante es encontrar en cuál de los quince rectángulos entrena su equipo. No es fácil.

Una vez en su sitio, sin embargo, el entrenamiento funciona con cierta normalidad. La mayoría de equipos hacen rondos y algunos, los más afortunados a los que les ha tocado un rectángulo con portería, pueden realizar incluso algún disparo a sus porteros. Sin embargo, pronto la luz escasea y los entrenamientos se complican. No aciertan los pases y los porteros no ven de dónde les venden los disparos. Empieza aquí el último reto para los niños. Cruzar el campo a tientas y encontrar a los padres que les esperan para volver a casa.

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