Barcelona

Enric Canet: "La mayoría de los niños no iban a la escuela y algunos ni siquiera estaban inscritos en el Registro Civil"

Educador y miembro del Casal dels Infants del Raval

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BarcelonaEnric Canet (Barcelona, 1957) presenta este jueves El cel té pigues!, un libro sobre los inicios desconocidos del Casal dels Infants del Raval, en Barcelona entre 1978 y 1983, que forma parte de su tesis doctoral. Canet, una de las almas del Casal desde hace décadas, está a punto de irse de colonias, a las que no ha fallado ningún año desde las primeras, en 1972. Medio siglo yendo de colonias y trabajando por los menos favorecidos.

¿Quiénes eran los que sacaron adelante el primer Casal dels Infants del Raval?

— Gente que venía de la asociación de vecinos, sobre todo un activista del barrio, Pitu Conillera, que entonces tenía 40 años y ahora tiene 84. Tenía una zapatería y el alcalde Socías Humbert les cedió una antigua carpintería en la calle Sant Martí número 10, que actualmente ya no existe, con tal de que hicieran algo para niños o para abuelos.

Y decidieron niños.

— Porque Pitu veía que a los niños estaban por la calle y él creía que había que enseñarles algún oficio.

Y a los voluntarios, ¿de dónde los sacó?

— Pitu conoce a una chica, Lourdes, porque ella iba a la Unión Excursionista de Catalunya y Pitu llevaba a sus hijos. Él le dice: "Necesito a gente", y ella le contesta: "Yo tengo gente". Lourdes tenía contactos con muchos jóvenes de encima de la Diagonal, de cuando todavía hablábamos de Calvo Sotelo [la plaza Francesc Macià], gente con inquietudes sociales, con estudios y ganas de ayudar, pero no sabían ni dónde ni cómo. Ignasi Carreras, que después estuvo en Intermón, fue un poco el alma. En fin, cuando dices nombres siempre te dejas alguno, pero hay que hablar de Xavier Juncosa, Meritxell Fernández o Vicky Fumadó.

Era otra época.

— Por decirte que en 1977 un grupo de anarquistas alquiló un local y crearon el Ateneo Libertario del Chino y de Sant Antoni. Los niños que iban por la calle se metían dentro del local y al final los anarquistas les hacían hacer costura, refuerzo escolar y los llevaban de excursión. Esta gente, más los del casal que eran laicos, más los centros de esplai de las parroquias, formaban una coordinadora y nadie daba ningún problema.

El éxito del Casal empezó por el nombre.

— Es que había esplais, pero lo que no existía es una casa que fuera una casa de los niños y para los niños. Y los medios de comunicación de la época lo resaltaron.

¿El alcalde cumplió con su promesa?

— Les cedió el local a precario, que quiere decir: "No pagáis nada, pero el día que os echemos no podréis protestar". Y ya con el alcalde Serra y con Francesca Masguret, Rosa Domènech y Montserrat Colomer, las tres trabajadoras sociales muy bien cualificadas, en el 81 ya les dio dinero para contratar algunas personas.

Y el Casal se dividió.

— Había un grupo más asambleario y otros que venían más de la formación, quizás de mentalidad más estructurada. Empezaron a chocar, había otros aspectos emocionales y durante unos años hubo dos casales de los niños, hasta que el otro quedó absorbido por el Ayuntamiento y acabó de desaparecer. Y solamente quedamos los que somos la escisión, y yo soy hijo de esta escisión.

Enric Canet en el plató del ARA con Antoni Bassas

¿Cómo era el Raval en el 78?

— En los 80, la heroína y el sida marcan mucho el barrio. La infancia corría mucho por la calle: niños nacidos en Catalunya de la inmigración extremeña, andaluza, gallega, niños que no siempre vivían con los padres, sino que vivían acogidos por la abuela o el tío. La mayoría no iban a la escuela. Es que algunos ni siquiera estaban inscritos en el Registro Civil.

Pues es ahora que se dice que hay muchas familias desestructuradas.

— No. Las nuevas migraciones que han venido han traído unas familias muy sólidas. Los niños de hace 40 años eran carne de delincuencia, prisión, maltratos, abusos... La democracia hizo mucho en esto y ahora los niños están mucho más controlados en el Raval. Te lo explicaré con una imagen.

¿La de los niños llorando en el autocar de las colonias?

— Fíjate: a aquellos niños del 80 los llevaban dos meses seguidos de colonias y a ellos ya les iba bien. El trabajo era volver al Raval. Ahora te vas de colonias 15 días y cuando arranca el autocar llora todo el mundo, los niños y los padres. Nosotros pensábamos: "Lo debemos de hacer mal". Pues no, ahora están mejor en casa que antes. Es que gracias a muchas entidades y a la administración, el barrio ha cambiado. Como dice Joan Subirats, ahora el gueto es Sarrià y Pedralbes, no el Raval.

El libro que has escrito se titula El cel té pigues! ¿Qué quiere decir?

— El primer verano que los niños van de colonias, los pequeños van a Sant Boi de Lluçanès. La primera noche que salen, un niño coge la mano de la monitora y le dice: "El cel té pigues!" ('¡El cielo tiene pecas!') No había visto nunca un cielo estrellado.

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