De vacaciones en la Barcelona de los casi 40 grados: "Me arrepiento de haber elegido estas fechas"
La llegada de turistas no decae, pero los visitantes cambian de planes por el calor
BarcelonaLas altas temperaturas que azotan Barcelona han convertido al abanico en un aliado indispensable, y las botellas de agua bien frías se han convertido en uno de los productos más codiciados entre los turistas. Desde primera hora de la mañana el termómetro supera los 30 grados, y por la tarde se acerca peligrosamente a los 40. En lugares como la Sagrada Família, la Rambla y el Parc Güell, los visitantes ya no buscan la mejor fotografía, sino una sombra donde refugiarse del intenso calor.
Ante los registros históricos de calor que se han repetido en los últimos días, Protecció Civil mantiene activa la alerta del plan Procicat al menos hasta la fecha, con avisos tanto diurnos como nocturnos, y las autoridades han reforzado sus recomendaciones: evitar salir en las horas centrales del día, hidratarse a menudo –y evitar las bebidas alcohólicas– y hacer uso de espacios.
A pesar de los avisos, miles de turistas siguen recorriendo la ciudad. Muchos optan por tomárselo con más calma y reorganizar sus rutinas. Es el caso de Cristopher y Brittany, una pareja mexicana que han encontrado en la sombra de un árbol de la plaza de Gaudí el mejor lugar para contemplar la Sagrada Familia. "Visitar Barcelona era un sueño para nosotros. Queríamos conocer a Montserrat, los pueblos de la costa, Girona, recorrer todos los rincones de la ciudad…", explica Brittany, que se venta con el folleto que les han dado a la salida de la basílica.
Sin embargo, el calor ha obligado a la pareja a modificar los planes. "Aprovechamos las primeras horas de la mañana para visitar algún sitio de nuestra lista, y después buscamos un lugar con aire acondicionado para pasar las horas más fuertes de calor. Si refresca un poco, volvemos a salir por la tarde", añade Cristopher. Ambos reconocen que probablemente no tendrán tiempo de ver todo lo planificado en los siete días que les quedan de estancia. "Pero no pasa nada", coinciden con una sonrisa. "Así tendremos una excusa para volver, con menos calor a ser posible", dicen.
En la Barceloneta, algunos turistas han optado directamente por dejar de lado las visitas culturales y han encontrado en el mar al mejor aliado para combatir el calor. Es el caso de Markus, un padre alemán que ha cambiado los museos por los castillos de arena. "Desde que llegamos, la semana pasada, hemos intentado subir a Montjuïc varias veces, pero mis hijos no paraban de quejarse. Así que hoy hemos decidido venir a la playa, comer por ahí y relajarnos. Con ese calor es lo mejor que se puede hacer", afirma mientras vuelve con varias botellas de agua. Su esposa y sus dos hijos pequeños le esperan.
Pero no todos los turistas traen igual de bien las altas temperaturas, y algunos incluso dicen que lo hubieran pensado mejor antes de elegir Barcelona para estos días. "No se puede dormir bien. Nada más salir de la ducha estoy sudando, y me paso todo el día cansado", se queja Tom, un joven británico, mientras aprovecha los últimos segundos de aire acondicionado antes de cruzar las puertas del vestíbulo de su hotel y enfrentarse al bochorno de la calle. "Me arrepiento de haber elegido estas fechas", concluye.
Comercios también afectados
La ola de calor también se hace notar entre quienes trabajan en los comercios cercanos a los principales puntos turísticos de la ciudad. En una de las heladerías de la Rambla, Luz sirve cucuruchos sin descanso desde primera hora de la mañana. "Los clientes empiezan a llegar muy pronto. Hay días que no damos abasto", comenta mientras atiende a varios turistas. Y añade: "Es agotador, trabajar así, pero al menos el local tiene aire acondicionado. Lo peor es para quienes están en las terrazas o en la calle todo el día trabajando". Luz confía en que el calor nos dé una tregua pronto y se pueda recuperar el ritmo habitual.