La invasión de las bandejas desechables trunca la lucha contra el plástico en el comercio

El consumo de este recipiente se dispara un 70%

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Bandejas de fresas plastificadas en una tienda en Barcelona

BarcelonaLa lucha contra el plástico en los comercios en Catalunya tiene un enemigo claro: las bandejas desechables. En clara expansión los últimos años, han proliferado en los lineales de los supermercados, pero también en el pequeño comercio de alimentación para envolver los productos frescos, sustituyendo en algunos casos las tradicionales bolsas transparentes de compra a granel. El uso de las bandejas se ha disparado más de un 70% en solo dos años: de 238 millones en 2018 a más de 406 millones en 2020, según los últimos datos de la Agència de Residus de Catalunya (ARC). Y en estas cifras, avisa el informe, solo se cuentan los productos que se envasan en el propio establecimiento o en el obrador, y no los que ya vienen así desde el fabricante industrial.

Los catalanes han pasado de consumir 32 bandejas desechables por cabeza en un año a 53, según el estudio. Y, a pesar de que el cartón avanza posiciones como material empleado (35%), el bloque de los diferentes tipos de plásticos y resinas todavía es mayoritario, con un 58% de los casos. Las bandejas, a diferencia de lo que ha pasado con las bolsas de plástico desechables, no tienen una normativa específica de reducción, lo que explicaría por qué se han abierto paso tan rápido a la vez que las bolsas han ido a la baja en el mismo periodo.

"La bandeja es un desastre puro", dice el investigador de Elisava José López Aguilar, que apunta a las dificultades de reciclaje que comportan este tipo de embalajes. El papel de film que lo envuelve, dice, no se recicla y la misma bandeja también presenta problemas para reaprovechar el material: "Si es de plástico PET suele ser multicapa (con diferentes materiales mezclados) y esto complica el reciclaje, mientras que el cartón, aparte de problemas de permeabilidad con los alimentos frescos, acaba admitiendo envasar justamente todo lo que normalmente no requeriría ningún envase", concluye el experto.

Una tienda de frutas y verduras envasadas en bandejas en Barcelona.

Para frenar este rápido ascenso, la Generalitat tiene el arma de una nueva ley de residuos que está ahora en elaboración y que, entre otros objetivos, quiere promover mucho más la reutilización como alternativa a los envases desechables como por ejemplo las bandejas. "Después del pacto por la bolsa –que significó introducir el pago antes de que fuera obligatorio por ley–, ahora el próximo objetivo tienen que ser las bandejas, que la legislación europea ha dejado en una especie de vacío legal", lamenta la presidenta de Rezero, Rosa Garcia. De hecho, hace pocos meses el Govern presentó un primer protocolo de adhesión voluntaria para promover que los establecimientos acepten envases reutilizables como por ejemplo las fiambreras de casa. Entitades como Rezero confían en que esto sea una obligatoriedad con la futura ley, que también esperan que normalice –como hace la norma española en trámite– la expansión de la venta a granel en los supermercados.

Menos bolsas y más reutilizables

En Catalunya se consumieron 4.238 millones de bolsas de todo tipo en 2020, una cifra un 17% más baja que la del anterior estudio del ARC, que se hace cada dos años. A pesar del impacto del covid-19 de aquel año, los técnicos circunscriben la caída en un contexto de más presión legislativa. El principal indicio es la reducción de casi un 70% de las bolsas de plástico desechable (aquellas ligeras o muy ligeras que se rasgan con facilidad cuando hay un poco de peso) que están prohibidas por un decreto de 2018.

A pesar de que el veto no fue efectivo hasta el 1 de enero del año pasado, el traspaso de esta bolsa en extinción hacia alternativas como la de plástico reutilizable –más gruesa y que contiene plástico reciclado– está claro: si en 2018 las de plástico reutilizable eran el 15% del total que se repartían en las cajas de los establecimientos, dos años después ya representaban el 36%. Por otro lado, las bolsas de papel recularon ligeramente del 27% en 2018 al 24% en 2020. La portavoz de Rezero alerta de que hay que hacer un seguimiento de hasta qué punto las reutilizables se usan varias veces y se reciclan después, e insiste en que hay que actuar sobre la prevención para que la cifra global vaya reculando todavía más.

En cuanto a las bolsas de compra a granel (las transparentes para los frescos, mayoritariamente), en estos años también se ha aprobado un cambio para fomentar las alternativas de materiales compostables. En este caso, sin embargo, el uso se ha reducido poco en dos años: se ha pasado de las 369 per cápita a las 355 por habitante en 2020. Rezero subraya que en el caso de la bolsa a granel se ha producido una sustitución, es decir, que se ha pasado a una opción más sostenible, pero manteniendo la gratuidad de la bolsa. La entidad la ve como una bolsa "de transición" y destaca como una "bona noticia" que no haya subido su consumo en los últimos dos años, sino lo contrario.

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