Catalunya sale de la zona de alto riesgo de contagio

Solo las Baleares y el País Valenciano tienen la pandemia bajo control con 50 casos por 100.000 habitantes

Ambient en una playa de Barcelona este sábado, a pocas horas que decaiga el estado de alarma.
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BarcelonaLa recuperación de algunas actividades sociales como las cenas o la movilidad nocturna han retardado el descenso de la curva de contagios, si bien este cambio no ha alterado la tendencia de la epidemia en Catalunya, que continúa reculando día detrás día. La última semana se han diagnosticado 4.700 positivos de coronavirus, menos de 700 casos diarios de media, y a medida que avanza la vacunación de los mayores de 50 años los hospitales se van oxigenando cada vez más. Las hospitalizaciones en planta se han reducido un 18% respecto a la semana pasada y también las unidades de cuidados intensivos (UCI) –donde todavía hay 344 pacientes graves– tienen un 14% menos de pacientes.

Pero si hay un indicador que ha caído en picado y marcará la diferencia en lo que queda de epidemia es la mortalidad. Las defunciones semanales se han desplomado a la mitad respecto al pasado viernes: entonces se estaban notificando unas noventa víctimas mortales y este viernes se han registrado 44. Ahora bien, si el objetivo es conseguir bajar este cómputo a cero, habrá que tener vacunadas a todas las personas de más de 40 años con las dos dosis para observar una reducción de esta magnitud.

Ingresos en el hospital y evolución de la vacunación por franjas de edad en Catalunya.

Mientres tanto, y a pesar de que el fin del estado de alarma y del toque de queda han frenado la bajada rápida de nuevas infecciones debido al incremento de la interacción social, las autoridades sanitarias aseguran que se trata de un efecto "previsible y asumible". La incidencia acumulada (IA14) evidencia que el riesgo de contagio es cada vez menos frecuente, si bien todavía es elevado: en los últimos 14 días se han diagnosticado 153 contagios por cada 100.000 habitantes, lejos de los 300 casos que se registraban ahora hace apenas un mes pero altos teniendo en cuenta que para considerar que la epidemia está bajo control hay que tener menos de 50.

Adiós a la mascarilla en el exterior

En el informe diario que emite el ministerio de Sanidad, sin embargo, Catalunya ya está por debajo de los 150 casos. Esta cifra es uno de los criterios que el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CAES), Fernando Simón, propuso como umbral para que las comunidades se empezaran a plantear pasos más osados en la flexibilización de las medidas de contención, como deshacerse de las mascarillas en los exteriores. La todavía consellera de Salud, Alba Vergés, también admitió que la previsión de Salud Pública es que en verano ya no haya que llevar mascarilla al aire libre "si todo va bien".

El escenario catalán se reproduce en el resto del Estado. Con mayor o menor intensidad, pero los indicadores de todas las comunidades autónomas van a la baja. Desde este viernes ya no hay ningún territorio con una transmisión de riesgo extremo, después de que el País Vasco haya reducido su incidencia por debajo de los 250 casos por cada 100.000 habitantes. Así, solo cinco comunidades están en un riesgo alto, es decir, tienen una tasa de positivos superior a los 150 casos: Euskadi (225), Madrid (225), Aragón (200), Andalucía (165) y Navarra (159). De esta lista ha caído este viernes Catalunya (146) después de reducir cinco puntos su IA14.

Evolución del riesgo de contagio en España.

En la otra cara de la moneda están el País Valenciano y las Baleares, que son los territorios con la menor incidencia del Estado. Y no solo esto: su riesgo de contagio es bajo, puesto que se sitúa por debajo de los 50 positivos por cada 100.000 habitantes. El caso de las Baleares (42) se explica, en parte, por su propia naturaleza, puesto que como isla lo tiene más fácil para controlar la movilidad interna y externa, clave en la transmisión del virus.

El ejemplo del País Valenciano

Ahora bien, el País Valenciano es la comunidad con menos casos, con 29 diagnósticos por cada 100.000 habitantes, a pesar de tener la tercera y la novena área metropolitana más grande de España: Valencia y Alicante. "Es el territorio peninsular con las mejores cifras y, encima, mantenidas durante dos meses ya", resume el investigador de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio), Salvador Peiró. Para el epidemiólogo, la población entendió a la fuerza que tenía que limitar el contacto con sus convivientes durante la tercera oleada, que fue "terrible". El embate comportó más de 5.000 defunciones y miles de hospitalizaciones en unas pocas semanas después de pasar un año con unas cifras relativamente contenidas.

El especialista en medicina preventiva y salud pública de la Universidad Miguel Hernández de Elche, Ildefonso Hernández-Aguado, coincide –califica de fracaso "colectivo" la tercera oleada– pero atribuye el control epidemiológico a tres factores: la fuerte tradición de Salud Pública de la comunidad, el liderazgo político y una desescalada muy lenta. Según Hernández-Aguado, en el País Valenciano no han faltado nunca rastreadores y la vigilancia epidemiológica no se ha tenido que reforzar tanto como en otros territorios debido a la pandemia. Además, dice, la gestión del coronavirus no ha supuesto un punto de conflicto o tensión política. "Los debates eran muy intensos pero siempre desde un punto de vista científico y técnico y creo que esto ha hecho que la población tuviera la percepción que las restricciones o las decisiones que se tomaban eran coherentes", señala.

La prudencia define la desescalada "a la valenciana": a pesar de tener unas cifras envidiables para el resto del Estado, para los expertos y la Generalitat todavía pueden bajarse más. Por eso el toque de queda se mantendrá dos semanas más desde las 6 de la mañana hasta medianoche y los bares y restaurantes no podrán abrir más allá de las 23 horas. "Siempre es más complicado desplegar restricciones de forma preventiva que como reacción a un repunte, y en nuestro caso se han puesto en marcha cuando ha hecho falta. Ahora que mejoramos, tampoco se tiene prisa para levantarlas", asegura Peiró.

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