Charnegos? "Es obvio que hay un repunte del discurso etnicista"
La polémica de la gala de los Gaudí coincide con el año del centenario de Paco Candel, que acuñó el concepto 'los otros catalanes'

BarcelonaLa reivindicación del "orgullo charnego" del guionista Eduard Sola cuando recibió el premio Gaudí ha encendido las redes sociales entre algunos internautas que vieron en el discurso un ataque a la historia de los catalanes de pura cepa que, como el abuelo andaluz del galardonado, tuvieron que vivir en situaciones muy precarias o con la opresión de la dictadura, con la única diferencia de que no habían tenido que dejar su país. La polémica –artificial o no– coincide con el centenario de Paco Candel, el autor que, como Sola, escribió sobre su propia experiencia.
"Cuando gané a Ramon Llull se me abrieron muchas puertas, y no para que fuera menos mora"
Si hay algo de esta polémica que chirría en Najat El Hachmi es el hecho de que se mantenga "la dicotomía charnego - no charnego" en una Catalunya mucho más diversa que hace tres o cuatro décadas. "Parece que nada haya pasado a la demografía catalana", reprocha, y señala que para los recién llegados como ella, procedentes de fuera del Estado, se ve como un conflicto "enquistado". Para la escritora, la cuestión identitaria está sobrevalorada. En cambio, apunta como más decisiva "la clase social", como demuestra –recuerda– la diferencia de trato que recibió al ganar el premio de literatura Ramon Llull: "Se me abrieron muchas puertas, y no para que fuera menos mora".
¿El ascensor social que a ella le funcionó todavía funciona? "Tal y como está la educación, que es su motor, esto es pasado", afirma, y pone en el 2008 como el punto de inflexión que restó oportunidades e hizo crecer las desigualdades. Si, por un lado, subraya el "déficit de las representaciones culturales de las clases bajas", también valora que la juventud de la nueva migración "está creando una identidad nueva, incluso en la forma de hablar".
"La polémica del discurso se alimenta del resentimiento y la frustración que se sienten en ciertos sectores independentistas"
Para David Fernàndez, que tuvo que oírse "charnego agradecido" de la derecha más rancia, la polémica del discurso se alimenta del "resentimiento y la frustración que en ciertos sectores independentistas ha dejado no haber llegado al objetivo de la independencia". "Es obvio que hay un repunte del discurso etnicista que habla de un país ocupado lleno de colonos", dice, y califica de "antipoesía política" que este debate se tenga en estos términos y no en torno a la nueva migración, precisamente en el año Paco Candel.
El periodista y exlíder de la CUP también apunta a que los críticos atacan a Sola "por lo que no dice", aunque para quienes querían entender "las elipsis [del contexto histórico], se daban por hechas". Admite que las palabras de Sola le emocionaron porque también existía una "defensa del progreso, la escuela pública y las redes comunitarias", que son espacios afectados "por el individualismo y la degradación de la democracia". Así, aplaude que en el mismo discurso el guionista galardonado también llamara contra la xenofobia. En cuanto a la corriente política que intenta reasignar el charneguismo como motivo de orgullo, para Fernández es un error porque acaba "segregando a la población". En este punto, señala que el concepto se ha utilizado tanto por la izquierda como por la derecha españolista e independentista.
"La beligerancia no tiene que ver con la identidad, sino consigo eres pobre o eres rico"
"La cuestión del charneguismo me parece una cuestión anticuada, me parece un debate viejo que debemos superar ya", reivindica la escritora catalana Juana Dolores, hija de padres andaluces. Sobre la polvareda generada por el discurso de Sola, la escritora advierte que "la beligerancia que produce todo lo que puede tener que ver con el charneguismo no tiene que ver con la identidad ni con el origen, sino con la clase": "Con si eres pobre o eres rico, y consigo tus padres y abuelos han inmigrado y por qué", dice.
"Yo soy catalana y flipo que ahora la cuestión del charneguismo sea una cuestión a reivindicar a los Gaudí por pijos", dice Dolores, que aclara que ella no se considera charnega. De hecho, se muestra muy crítica con el uso que se está haciendo del concepto: "Ahora está de moda ser un poco progre y todo el mundo es charnego... Pues muy bien. Pero esto no es revolucionario, no es defender una causa justa ni social".
La escritora denuncia que todo ello responde a una crisis capitalista "en la que los pobres somos más pobres, independientemente de si somos catalanes, españoles, franceses o árabes y de la lengua que hablamos". En cuanto al concepto de progreso, Dolores asegura que es un término "neoliberal y totalmente capitalista": "¿Qué significa el progreso? ¿Quién progresa? ¿Quién se esfuerza? ¿Los pobres no se esfuerzan y no trabajan lo suficiente?", dice.
En cuanto a la identidad, la escritora es taxativa: "Hay un clasismo de algunos sectores catalanes que se refieren a la gente que somos hijos de inmigrantes andaluces, extremeños o murcianos como españoles. Yo soy catalana, le joda a quien le joda".
"Candel superó el debate del charneguismo"
En vísperas del arranque oficial del Año Paco Candel y de la publicación, el 19 de marzo, de Candel, la máquina de escribir (Editorial Comanegra), Genís Sinca reivindica el acierto de la expresión los otros catalanes que acuñó Candel hace 60 años y reivindica su vigencia con la migración de fuera de las fronteras españolas. "Candel supera el debate del charneguismo", dice, y en este punto recuerda que en 1977 publicó Un charnego en Senado, que es un libro importante porque Candel logró un escaño con el PSUC.
En el libro referente de'Los otros catalanes, publicado en 1964 en catalán traducido por Ramon Folch y Camarasa, Candel "hablaba de todas las posibilidades de la migración: el castellano que se niega a integrarse, el catalán que rechaza la llegada de más gente, el charnego que es un híbrido y, por tanto, no puro, y los demás que no se posicionan". Para este escritor, el discurso de Sola –la tercera generación de una familia migrante– se explica "por el dolor, el sacrificio de una generación que él todavía arrastra", sin que esto suponga la asunción de que en Catalunya no hay había pobres y todo el mundo era de la clase burguesa. "Es un dolor antiguo, pero que no hay que olvidar", dice comprensivo, y señala que la catalanidad de Candel implica reclamar de los migrantes "respeto hacia la cultura de acogida y la lengua". Por eso, reivindica que expresiones culturales como la de los Estopa o Morad son "cultura catalana", como Candel fue un escritor catalán escribiendo en castellano.
Xavier Bonal / Catedrático de sociología de la UAB especializado en política educativa
"Perdemos a mucha gente por el camino, pero si miramos cómo estábamos hace 50 años el progreso es indiscutible"
"La reacción al discurso de Sola me parece absolutamente fuera de lugar, creo que se han entendido mal sus palabras o, incluso, ha habido una tergiversación deliberada", dice el catedrático de sociología de la UAB especializado en política educativa Xavier Bonal: "[Algunos] Han cogido una actitud defensiva como si se estuviera atacando el catalanismo político y, en mi opinión, es un discurso de agradecimiento de las oportunidades gracias a una lucha colectiva”.
Bonal insiste en que, pese al incremento de complejidad de la sociedad, "de todas las instituciones, la más acogedora y la más abierta sigue siendo la escuela", que define como un espacio de bienvenida donde "la integración social opera de forma exitosa con los inmigrantes de primera y segunda generación", tal y como hizo en su día con las familias que venían a Catalunya desde otros lugares del Estado. Una integración que reconoce que se ha complicado con los altos niveles de segregación escolar que tenemos y que "sería más fácil si la escolarización fuese más equilibrada y mejor distribuida en el territorio".
"Otra cosa es que después, estructuralmente, las oportunidades no están equitativamente distribuidas y esta gente [los recién llegados y los de clases sociales más débiles] tienen mayores dificultades de inclusión social", advierte en cuanto a una posible rotura del ascensor social. "Las oportunidades se han expandido, pero claramente de manera desigual. Es cierto que perdemos a mucha gente por el camino y que tenemos un problema de racismo y xenofobia que viene alimentado por las posiciones de extrema derecha, pero si miramos cómo teníamos el sistema hace 40 o 50 años, el progreso es indiscutible".
"El catalanismo debería mirar la historia del país de forma más desacomplejada"
Para Xavier Domènech, uno de los grandes valores de las palabras del guionista es la reivindicación total de "la capacidad de la sociedad de integración" que permitió a las familias migrantes procedentes de zonas empobrecidas de España "progresar", precisamente el concepto que utilizó Sola en su intervención. En este sentido, para el historiador el galardonado está en las antípodas del etnicismo ya favor de una "Cataluña igualitaria".
Y sobre la palabra charnego?Afirma que mirando la gala en directo le pasó por alto porque le gustó lo que escuchaba: la defensa de la escuela pública y los esplais como lugares donde los hijos y nietos de las primeras generaciones pudieron desarrollarse y prosperar y también para combatir los discursos xenófobos imperantes no sólo en Catalunya sino en Europa o Estados Unidos Sostiene que la polémica y la crítica sin piedad a dejar celebrar Solo un galardón se puede circunscribir a una "sensibilidad exacerbada" del uso de ciertos conceptos (como el de charnego) para que se caiga en el tópico y se identifique al catalanohablante como burgués y al migrante como pobre digno. ~ "El catalanismo debería mirar la historia del país de forma más desacomplejada", afirma, porque la llegada de 1,5 millones de migrantes fue compleja y conflictiva. Al mismo tiempo lamenta que, a diferencia de lo ocurrido en la década de los 60, hoy no haya un debate colectivo de la catalanidad. bien el Proceso fue un proyecto político que apelaba a mayorías, ahora "ha quedado una reacción identitaria y esencialista que se expresa bien a través de Aliança Catalana".
Pau Miret / Demógrafo del Centro de Estudios Demográficos
"Suponer que la catalanidad se transmite genéticamente es xenófobo"
Sin las oleadas migratorias (primero procedentes de España y con la extracomunitaria a partir de finales de la década de los 90), Catalunya tendría hoy algo más de dos millones de habitantes, un tercio de los ocho millones actuales. Pau Miret hace cálculos y hace suya la teoría de Anna Cabré de que se trata de un país "construido por migrantes", porque históricamente la natalidad ha sido muy baja. La importancia de los nuevos catalanes la explica también con otra cifra: el 20% de la fuerza de trabajo con contrato es de nacionalidad extranjera, un porcentaje enorme que le hace decir que "la sociedad no se entiende sin la migración". Por eso, rechaza la identidad como elemento cohesionador. "Suponer una catalanidad que se transmite genéticamente, como si fuera la monarquía, es un error, y es xenófobo, ya venga de Vox o de Ripoll", en referencia a Sílvia Orriols.
Ahora bien, el demógrafo cree que un representante de la tercera generación de migrantes es un "error del sistema" y cuestiona que mantengan todavía la identidad de charnego, repitiendo la "falsa dicotomía de catalanes-burgueses y alta profesión e inmigrantes que no lo son". En cambio, es esta tercera generación la que, según las estadísticas, "se aprovecha del ascensor social", después de que los abuelos hayan tenido que trabajar duro y encontrar su sitio en la nueva sociedad, y los padres hayan mejorado las condiciones. Si a los españoles y los hijos que tuvieron con catalanes se les insultaba diciéndoles charnegos, hoy a los latinoamericanos, por ejemplo, se les insulta con panchitos, destaca.
"No sé qué es ser charnego, yo soy andaluño"
Para el músico Lluís Cabrera, que llegó a Catalunya a los 9 años, el debate abierto sobre el charneguismo es necesario porque está presente en la sociedad catalana. Al discurso de Sola le reprocha que obviara las "causas", por qué sus abuelos tuvieron que venir a Catalunya y dejar su casa. "[Eduard Sola] No habla de señoritos ni de los rentistas, ni del control que ejercía la Guardia Civil y los curas o que a la gente la mataban de hambre" en pueblos de Andalucía o Extremadura, que hizo que cientos de miles de personas cogieran las maletas para emigrar. ~BK_SLT_LNA ~ Del mismo modo, continúa, a los nuevos migrantes también se les debe preguntar por qué no se han podido quedar en su país, y que, como los anteriores migrantes, tendrán que trabajar fuerte porque "nadie regala nada". Pero, para Cabrera, "racismo y clasismo son las dos caras de la marea moneda". las clases sociales y reclama que para luchar contra las injusticias sociales se pase de las palabras guapas a la acción. No cree en la validez del término. charnego porque se autodenomina andaluño, por su origen andaluz, y reclama la identidad mediterránea "Hay más proximidad entre catalanes y andaluces que diferencias. Ahora bien, esto no es válido para quienes defienden que los catalanes somos carolingios", dice.
"El esquematismo de los charnegos vs. catalanes de toda la vida no es nada útil"
Para el politólogo Jordi Muñoz, la dicotomía charnegos-catalanes "esconde muchas realidades que no caben", como la de muchas zonas no metropolitanas y de renta baja que recibieron muy poca inmigración. Pero sobre todo esconde la "realidad más importante": la ola migratoria que comienza en torno al año 2000 y que representa una parte muy sustancial de la población catalana de hoy. "Las personas llegadas del Magreb, Latinoamérica, Asia, el este de Europa y el África subsahariana tienen una realidad muy heterogénea y marcadamente diferente a la de los inmigrantes del resto del Estado", defiende Muñoz, que apunta a distintos motivos, como la distancia cultural, el momento de llegada y los vínculos.
Así, el politólogo defiende que "el esquematismo de los charnegos vs. catalanes de toda la vida no es nada útil" para afrontar este debate más allá de hacer valer, como sí hacía el discurso de Solà a su juicio, los mecanismos de acogida, integración y movilidad social que se pusieron en marcha en la anterior ola migratoria.