El 60% de las personas con deterioro cognitivo empeoraron con el confinamiento

La soledad acentuó los casos de depresión y ansiedad en la gente mayor, según el Hospital del Mar

Avis i àvies a l’aire lliure a la residència Sant Pere de les Fonts de Terrassa.
Eugènia Cardona
17/12/2020
2 min

BarcelonaSeis de cada diez pacientes con deterioro cognitivo empeoraron a causa el confinamiento decretado el 13 de marzo para evitar la propagación del covid-19. Así lo demuestra el estudio hecho a 60 pacientes del Servicio de Neurología del Hospital del Mar, publicado en la revista Frontiers in Neurology. La soledad agravó los casos de demencia y empeoró enfermedades como la depresión y la ansiedad. El informe también constata que el 40% de los cuidadores que se hicieron cargo de mayores durante el aislamiento domiciliario tuvieron que asumir una sobrecarga de trabajo.

El seguimiento de los pacientes, con una media de edad de 75 años, se hizo a través de una encuesta telefónica, donde se analizó el impacto de las medidas de seguridad para frenar el contagio. El 42% de los pacientes tenían Alzheimer en fase de demencia y el 25% deterioro cognitivo leve y, según la percepción de sus cuidadores, el 60% de los pacientes vieron como empeoraba su deterioro cognitivo. La médico residente del servicio de Neurología del Hospital del Mar y coautora del estudio, Ainara Barguilla, explica que los pacientes "desarrollaron más síntomas afectivos que psicóticos por culpa de a la soledad que tuvieron que afrontar". De hecho, la interrupción de su vida cotidiana agravó los casos de depresión, ansiedad, agitación y pérdida de hambre.

Siete de cada diez enfermos tuvieron que abandonar sus actividades diarias. El 43% dejó de ir a reuniones sociales, como por ejemplo los centros de día, y el 28% tuvo que parar el tratamiento porque los centros especializados cerraron. Las actividades deportivas, como por ejemplo salir a pasear o ir al gimnasio, también cayeron hasta el 42%. También los cuidadores que se hicieron cargo de estas personas mayores afirman haber sufrido un nivel más elevado de trabajo y estrés durante los meses de cierre domiciliario, así como un agotamiento agudo, durante el tiempo que cuidaron enfermos con niveles avanzados de demencia.

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