Convivir con un prostíbulo en el rellano de casa: "Es insoportable"
Vecinos del Eixample denuncian el ruido y las molestias que genera un local de prostitutas
BarcelonaLa convivencia en las grandes ciudades no siempre es fácil, y a veces parece incluso imposible. Los vecinos de un edificio de la calle Roger de Flor, a la Dreta de l'Eixample, están hartos del ajetreo que provocan sus vecinas y, sobre todo, sus clientes. "Nos llaman al interfono de madrugada, porque se equivocan de piso constantemente, y no para de entrar y salir gente", explica un vecino del edificio que se justifica por no decir su nombre: "Es que tienen muy mala leche", dice. Como él, hay muchos vecinos de la escalera que están hartos de convivir con un prostíbulo. Alguna mañana, al salir de casa, se han encontrado vómitos en el suelo o botellas de alcohol vacías que algún cliente demasiado bebido ha olvidado. También tienen que soportar portazos a altas horas y, de vez en cuando, alguna discusión con un cliente que no quiere pagar o que ha provocado demasiados problemas. "Ellas tampoco es que sean muy silenciosas", apunta otro afectado, que se queja de que a menudo gritan por la escalera y que cuando algún vecino consigue hacerles entender que no hay que hacer tanto revuelo "el macarra las cambia y vienen otras nuevas".
Los vecinos se han dado un hartazgo de llamar a los Mossos y a la Guardia Urbana y también de denunciarlo al Ayuntamiento, pero no han conseguido mucho. Fuentes del distrito del Eixample explican que están haciendo un seguimiento del caso y que hay un expediente sancionador en curso desde el 2021. La Guardia Urbana, sin embargo, ha ido a vigilar el inmueble y, según fuentes del cuerpo, "no han detectado ningún movimiento ni de entrada ni de salida de la vivienda". Y esto que, según los vecinos, "es un desfile constante". Es fácil distinguir a las trabajadoras, que normalmente llegan por la tarde acompañadas por un hombre que deja el coche en la puerta y se espera hasta que entran en el edificio para empezar su jornada laboral. Pero es también fácil distinguira a los clientes, que, según explica una vecina, "tenen entre 25 y 60 años". Ninguno de ellos entiende cómo es posible que después de tantas denuncias no se pueda hacer nada contra un prostíbulo sin licencia que opera cada día.
Después de comprobar que por la vía ordinaria no tenían mucho a hacer, los vecinos de este edificio decidieron pintar de rojo el interfono del piso en cuestión para evitar que los clientes (que van allí todo el día pero sobre todo por la noche) siguieran equivocándose –con el timbre acababan despertando a todo el vecindario–. Pero enseguida lo borraron. "Quieren la máxima discreción", ilustra el vecino.
Anunciado en internet
El prostíbulo hace años que funciona, pero en los últimos dos años se ha disparado el número de trabajadoras y de clientes. El local sale anunciado en las webs que consultan los clientes de la prostitución, con la correspondiente descripción de lo que hacen o dejan de hacer las trabajadoras y alguna fotografía de las chicas. También hay el teléfono donde hay que llamar para conocer el precio del servicio y la dirección exacta del local, puesto que en la web solo pone que está en Roger de Flor justo por debajo de la calle Aragó.
El edificio contiguo, donde hay un hospital de niños, también sufre las consecuencias, porque las ventanas de estos vecinos dan al patio de luces del local, que está en un entresuelo. "La puerta está siempre abierta y se oye todo. Y de vez en cuando salen los macarras a fumar y todos tenemos que tener las ventanas cerradas", se queja Delfí Vidal, propietario de uno de los pisos más próximos al local. Delfí tiene el piso alquilado a una chica que denuncia que vivir en este piso es "insoportable". "Un día fui a hablar con ellos y les dije que no hicieran más ruido o les reventaría la puerta", explica el Delfí, enfadado.
Hartos de esta situación, los vecinos colgaron una pancarta en contra del prostíbulo justo delante de las ventanas del local. Según su relato, el hombre que de vez en cuando viene a llevarse el dinero la arrancó y estuvo renegando un buen rato. Ahora la pancarta está colgada en el balcón del primer piso, para ver si dando más visibilidad se soluciona el problema. La chica que vive y trabaja en el prostíbulo no quiso hacer ninguna declaración al ARA.
Sin licencia de prostíbulo
Los locales de prostitución siempre han existido, y lo hacían utilizando diferentes licencias que escondían su verdadera actividad, como la de bares musicales, salones de masaje, peluquerías o saunas. A partir del año 2002, el Ayuntamiento de Barcelona dio un periodo para regularizar todos estos locales y darles una licencia que permitiera saber qué actividad desarrollaban realmente. Tenían que disponer de una licencia y acreditar que se ejercía la prostitución. A partir de esta fecha, para obtener una licencia de local donde se ejerza la prostitución hay que cumplir unas condiciones muy restrictivas, como no tener el local bajo una vivienda o tener una distancia de más de 100 metros de un centro docente. De hecho, estas condiciones hacen imposible abrir uno nuevo.