Emergencia social

El covid dispara la pobreza a cifras récord

Un tercio de los menores de 16 años en Catalunya conviven en familias en riesgo de exclusión

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Voluntarias del Hospital de Campaña de Santa Anna repartiendo comer, en una imagen de archivo

Todos los indicadores de pobreza empeoran y van al alza. La pandemia ha disparado en 2,7 puntos, hasta situarse en el 26,3%, el riesgo de exclusión social en Catalunya. Este es el peor porcentaje desde el 2011, en la profundidad de la crisis financiera, y por encima de los registros de hace quince años. En el caso de los menores de edad, la agravación de la situación todavía es más escandalosa, porque desde 2014 el número de niños pobres se ha doblado con creces, situándose ahora en un 35,7%.

Evolución del riesgo de pobreza.

La fotografía de la pobreza que ha elaborado el Instituto de Estadística de Catalunya (Idescat) en la Encuesta de condiciones de vida de 2020 (la mitad de lo que llevamos de pandemia) indica que también ha empeorado en dos puntos la tasa de la pobreza y en un punto quien no puede hacer frente a un gasto imprevisto. 

El resultado es “desolador”, en palabras de la Mesa del Tercer Sector, que desde hace meses no ha parado de insistir en que hace falta un replanteamiento de la atención a los colectivos más vulnerables: desde garantizarles que no perderán el techo o el suministro de servicios básicos (luz, agua, gas) hasta agilizar y ampliar las prestaciones sociales como la renta mínima garantizada y el ingreso mínimo vital. Estas ayudas económicas son un flotador para muchas familias, que ya quedaron tocadas en la gran recesión de hace una década, no habían tenido tiempo de recuperarse económicamente y no habían podido ahorrar. De hecho, el estudio resalta que hay bastantes personas que se han visto abocadas a pedir este tipo de ayudas por primera vez. Sin estos ingresos, la tasa de pobreza es del 42%, casi el doble que si no se contabilizaran estas transferencias sociales o las pensiones de vejez.

El idescat identifica a la población de menos de 16 años como colectivo vulnerable, ya que un tercio en riesgo de exclusión (2,7 puntos más respecto al año anterior). También el segmento de más de 65 años pobres se ha incrementado en 6,7 puntos y ahora representan el 20%. En todos estos colectivos la pobreza ha golpeado más a las mujeres que los hombres, en parte porque ya estaban en precario y tenían trabajos relacionados con las cuidados y los servicios, los sectores más afectados por las medidas contra el covid. 

El factor del pasaporte

La nacionalidad es también un factor de pobreza y, si esta ha subido un 8% entre los españoles, en el caso de los ciudadanos con un pasaporte extranjero la cifra se ha doblado en el último año: ahora dos tercios de los migrantes son pobres. En este sentido, los que no disponen de permiso de residencia han recibido por partida doble porque, obligados a trabajar en el mercado informal, no han tenido derecho ni a prestación de paro o acogerse a un ERTE ni a pedir una ayuda económica social.

Por otro lado, un 44% de las familias españolas calculan que no podrían mantener su nivel de vida actual si se quedaran sin ingresos. Es decir, echando solo de ahorros. El Instituto Nacional de Estadística (INE) también ha publicado los resultados de su encuesta, en la que se revela que solo dos de cada diez familias podrían aguantar más de un año su nivel de vida aunque dejaran de recibir ingresos. El resto, el 80,4%, podrían aguantar máximo un año, y, dentro de este grupo, el 44% podrían hacerlo solo tres meses. Ahora bien, si la persona que más ingresos aporta a la unidad familiar es extracomunitaria son casi un 80% las familias que no podrían mantener su nivel de vida más de tres meses. 

La red social

Las economías están tan ajustadas que un tercio de los núcleos familiares no llegan si les sale un gasto imprevisto por valor de 750 euros. La privación también supone para tres de cada diez no poder permitirse plantearse una semana de vacaciones al año o pagar los gastos ordinarios de la residencia principal (el 12% de las familias). La encuesta revela que el 2,4% de la población catalana no puede comer carne o pescado al menos cada dos días o que el 10% no puede mantener una temperatura adecuada en su vivienda.

La necesidad ha obligado al 14% de las familias a pedir ayuda exterior para llenar la nevera o pagar los gastos. La mayoría, un 10%, han podido acudir a familiares o amigos, un 2,7% tanto a familiares y amigos como entidades y el resto a entidades privadas o religiosas sociales, muchas de las cuales han ampliado sus presupuestos y han entrado en números rojos para hacer frente al aumento de usuarios.

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