8-M

"Cuando digo que voy al 8-M, los chicos me atacan y me dicen: «Me estás tomando los derechos»"

Reunimos a cinco chicos y chicas de entre 15 y 25 años para hablar de feminismo, violencia machista, discursos en las redes y pornografía

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BarcelonaLos jóvenes catalanes son los más machistas y los más beligerantes con el feminismo. Así hacía saltar las alarmas una encuesta reciente del CEO, y volvía a destapar la caja de los truenos (si es que se ha cerrado nunca) del futuro del movimiento feminista. En un momento en que las redes están desempeñando un papel fundamental a la hora de difundir discursos misóginos, pedimos a cinco jóvenes si han recibido educación sexual, si la violencia machista les toca de cerca o qué es para ellos el feminismo. Hablamos con Natàlia Fenollosa (22), estudiante de periodismo, Pol Aranda (25), trabajador del Puerto de Barcelona, ​​Álvaro Saldes (16), estudiante de grado medio, Lucía Roca (17), estudiante de segundo de bachillerato y Violeta Torres (15), estudiante de cuarto de ESO.

¿El feminismo es también un tema polémico entre jóvenes?

Violeta explica que los chicos le atacan cuando dice que va a la manifestación del 8 de marzo, y le dicen: “¿Por qué vas? Si me estás tomando los derechos a mí”. Tanto ella como los demás jóvenes condenan las conductas machistas, pero no son ajenos a compañeros y entornos que repudian al feminismo.

La frustración contra el movimiento nace de la “pérdida de privilegios de los hombres” porque ven que “ya no pueden hablar sin límites”, declara Natalia. También cree que los jóvenes no conocen suficientemente el feminismo para que “no se les da” habla abiertamente", y explica que ella misma se ha encontrado con casos donde amigos suyos no querían abordar el tema en público para ser demasiado polémico.

Pero, y entre hombres, ¿cuál es la relación con el feminismo? Álvaro admiten que cuesta hablar de ellos dentro de los grupos de chicos y, sobre todo, parar los pies a comentarios fuera de lugar. estás pasando», se ríen de ti y te apartan, como si fueras raro.”

"Como chica, llevas dentro que se te juzgue mucho más que a los hombres"

La cantidad de estímulos que reciben los jóvenes, especialmente a través de las redes, hace que sea muy fácil adoptar los discursos de youtubers y creadores de contenido audiovisual que hacen de altavoz a proclamas antifeministas. Pero no sólo eso: las películas y las series también han formado las mentes de los adolescentes y, sobre todo, de las chicas, en la búsqueda del amor romántico que reproduce conductas machistas. A Natalia le costó mucho salir de esa idealización marcada por los referentes de su adolescencia: “Habríamos agradecido mucho que desde pequeñas se nos hubiera deconstruido la idea romantizada del amor tóxico”.

Crecer con estos estímulos acaba creando una presión, especialmente sobre las mujeres, sobre cómo comportarse, cómo vestirse y en general, cómo ser: “Se espera que vayamos vestidas de cierto modo a las discotecas, pero a la vez si te pasa cualquier cosa es culpa tuya. Y dices, ¿qué hago me quedo en casa?”, declara Natalia, que también añade: “Como chica lo llevas muy dentro y te esperas que se te juzgue mucho más”. En este sentido, Lucía también coincide: “Salías de fiesta, te enrollabas con dos, tu amigo se enrollaba con cinco y tú eras la guarra". Y añade: "Tú siempre eras la que se había pasado de beber, la que se había pasado de vestir corta… Y el chico siempre era el “puto amo””.

Pero los discursos machistas de las redes y la televisión también afectan a los hombres: “Son una trampa, hay una presión patriarcal hacia ellos muy fuerte”, explican las jóvenes. Lucía lo comparte: “Mis amigos me piden: «¿Y si no gusto a las chicas porque no soy lo suficientemente dominante?»”.

El antifeminismo también viene acompañado de la idea del hombre como proveedor que vuelve con fuerza a las redes sociales, y que crea expectativas irreales y misóginas entre los adolescentes. Los chicos de la mesa se muestran más reservados a la hora de compartir experiencias relacionadas con este discurso y, sobre todo, se hace notar que la presión estética les queda más lejos: “Yo siempre me he vestido como he querido”, afirma el Polo.

Vídeo del usuario @el_temach, creador de contenido que proclama un discurso antifeminista

Que sea "para todo el mundo". Éste es el movimiento feminista ideal para los jóvenes. Que se aleje de los discursos extremistas, y se base en el respeto y la convivencia. Si es suficiente o no dar las mismas oportunidades para tener "igualdad de condiciones", como define Pol, depende de cuál de ellos responda. Las chicas se inclinan por una equidad: priorizan equilibrar la balanza antes que una igualdad sin tener en cuenta las carencias. Y también aparece un nuevo concepto: la transversalidad. El feminismo debe ser un movimiento que comprenda todas las luchas sociales, concluye Natalia: "Si no, no tiene sentido".

Debate sobre jóvenes y feminismo en el plató del diario Ara.

Hablar abiertamente de agresiones machistas es revolucionario

“Cuando me di cuenta de la cantidad de abusos y víctimas que tenía a mi alrededor, flipé”. Natalia da una afirmación alarmante: “He visto actitudes machistas en todas las relaciones que tengo cercanas”, y añade que tanto ella como todas sus amigas han sufrido algún tipo de agresión sexual. La palabra consentimiento no viene de nuevo a ninguno de los jóvenes de la mesa, pero son sobre todo las chicas las que recalcan su importancia. Lucía, de 17 años, explica que también ha visto y vivido situaciones de abuso y que "hay que trabajar" para entender que uno no es sólo la ausencia del no. Natalia añade: “Que las chicas empiecen a hablar de esto, lo digan abiertamente y se apoyen, es algo revolucionario”.

Desgraciadamente, vivir actitudes machistas en pareja no es ajeno a los chicos y chicas. Sin embargo, siguen siendo ellas las que conocen y hablan sobre estas experiencias, mientras que a ellos no les toca tan de cerca. Pol Aranda explica que todavía hay “micromachismos”, sobre todo en la generación de sus padres, en los que perdura la escena del hombre sentado en el sofá y la madre lavando los platos. El joven, de 25 años, se desmarca de esta tradición: “Yo me considero bastante deconstruido, de hecho, cocino y soy el hombre de la casa”.

La pornografía, la gran enemiga de la educación sexual

Abordar el problema del porno en la escuela es clave a la hora de avanzar hacia un futuro feminista, explican las jóvenes. Y es que la pornografía no ha dejado las aulas, ni mucho menos. Pero a ninguno de los chicos y chicas que hemos reunido se les ha avisado de los peligros de consumirlos. Álvaro, de 16 años, explica que ha visto bromear en clase de abrir el ordenador a un amigo y ponerle vídeos explícitos cuando la profesora sale del aula. “Mis compañeros miraban vídeos porno con 10 años, es escandaloso”, añade Natalia. El estudiante cree que "no es suficiente" con dar charlas en la escuela porque el de la educación sexual "es un tema estructural". Y añade, alarmada: "El consentimiento no existe en la pornografía". Lucía también recalca el problema de crecer viendo un contenido que vincula placer con violencia: “Es muy peligroso, cuando te haces mayor cuesta entender si es éste o no tu placer”.

Han recibido charlas sobre la menstruación y el cuerpo humano en la clase de naturales, pero la educación sexual que les ha ofrecido el sistema educativo es casi nula. Sólo en Violeta, que estudia cuarto de ESO, la han formado en este aspecto. Tiene 15 años, es la más joven de la mesa, y ve “un cambio muy importante” en cómo se educa sobre sexualidad. Sin embargo, este avance convive con las alarmantes cifras de consumo de pornografía entre los adolescentes. Los espectadores son cada vez más jóvenes, y el problema no deja de crecer ante la gigantesca industria del porno y su socio perfecto: Internet.

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