La DO Terra Alta admite que el fraude del vino puede pasar factura

Las bodegas temen por la imagen de la denominación, pero también ven una oportunidad para reivindicarla

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Un palé  con botellas de vino de una de las marcas de Reserva de la Tierra que tendrían los distintivos de garantía falsificados.

Corbera d'EbreLa DO Terra Alta, una de las denominaciones de origen afectadas por el presunto fraude de la empresa Reserva de la Tierra al vino, admite que el caso de las botellas falsificadas les ha pasado factura. El presidente de la DO, Joan Arrufí, ha admitido que las irregularidades han supuesto "un golpe" para la marca, pero está convencido de que la detección del fraude es un síntoma de que "se están haciendo las cosas bien". Arrufí ha defendido la tarea de los servicios técnicos de las DO y de sus consejos reguladores "por tener la valentía de denunciar" y ha afirmado que el consumo de vino con el sello de una denominación "es garantía de calidad" porque pasa por varios análisis. Así, a pesar del daño causado, Arrufí espera que también sirva para "dignificar" su función a la hora de proteger al consumidor y al viticultor, para que reciba precios justos por la uva.

Los Mossos d'Esquadra informaron la semana pasada de que, desde 2017, la empresa que está bajo sospecha de fraude habría distribuido cada año entre 8 y 10 millones de botellas con etiquetas falsas de las DO Terra Alta, DO Montsant y la Denominació d'Origen Qualificada Priorat. En cuanto a la DO Terra Alta, de los 8,5 millones de botellas que se elaboran cada año legalmente con sello de la denominación, solo 700.000 pertenecen a Reserva de la Tierra, según Arrufí. En términos cuantitativos, pues, las botellas fraudulentas podrían ser más que las que certifica la DO Terra Alta anualmente. En esta DO las primeras señales que alertaron de que algo no iba bien se remontan a 2018 y derivaron en la apertura de unos cuantos expedientes –y la retirada del certificado de calidad a parte del vino de Reserva de la Tierra "por no cumplir la calidad", detalla Arrufí–, pero no fue hasta 2020-21 cuando compartieron las sospechas con las otras dos denominaciones afectadas y se acabó denunciando.

Entre las bodegas que han participado en la cata profesional que la DO organiza cada año en la iglesia del Poble Vell de Corbera d'Ebre, la primera después de la pandemia, hay quien teme que el fraude pueda acabar repercutiendo negativamente en la imagen de la denominación, sobre todo a la hora de exportar. Pero dicen que no los ha sorprendido, porque muchos de los vinos de Reserva de la Tierra se han vendido en supermercados a precios entre 1 y 3 euros por botella, cosa que hace muy difícil que salgan los números. "Si hay algún gran reserva que se vende a 2,99 euros es que algo pasa", ha explicado un elaborador, y todavía más teniendo presente que si es tinto tiene que haber pasado como mínimo 60 meses de envejecimiento.

Viticultura para sacar rendimiento

Para Pili Sanmartín, de la bodega Bàrbara Forés, el fraude que ha salido a la luz evidencia un "problema de modelo" sobre cómo se utiliza la agricultura para obtener el máximo beneficio a expensas de pagar la uva a precios irrisorios. Aún así, hay quien celebra que se haya hecho pública la denuncia porque puede ser una oportunidad de mejorar el papel de las DO y la consideración que tienen. "Me preocuparía más que no se hubiera descubierto", afirma Rosa Domènech, de la bodega Xavier Clua. Para Jaume Martí, de la bodega Sant Josep Vins, las irregularidades tienen que servir para consolidar la DO "como una distinción de valor vinculada a la identidad de los vinos, más que a los vinos de gran volumen". Los elaboradores de vino también piden más implicación de la Generalitat en las inspecciones.

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