La mitad de los claustros escolares han cambiado en cinco años: "El próximo curso puede irse un tercio de la plantilla"
El 24% de los centros educativos de Cataluña son de alta o máxima complejidad
BarcelonaUna de las muchas reivindicaciones del sector educativo es la aplicación de medidas para evitar una excesiva rotación de docentes que cambian de escuela. Después de años de oposiciones constantes, de falta de docentes en diversas materias y de cambios en la bolsa de docentes, este martes la Fundación Bofill ha hecho pública una cifra que muestra la magnitud de la inestabilidad en los centros educativos catalanes: la mitad de los docentes de los claustros de escuelas de primaria han sido sustituidos en cinco años (con datos de 2018 a 2023).
Esta cifra forma parte del informe Mejora educativa en entornos vulnerables, que ha presentado la Fundación Bofill y que denuncia que esta rotación de profesores es mayor en las escuelas de alta y máxima complejidad, con el añadido de que, por las características de estos centros, el impacto de un cambio de profesorado es mayor que en las escuelas ordinarias que son más de 50 centros por el nivel educativo y de ocupación de las familias, el origen inmigrante del alumnado y la presencia de estudiantes con necesidades específicas de apoyo educativo (NESE), tienen una realidad más complicada que el resto. Concretamente, el sistema educativo catalán divide a los centros escolares en complejidad baja, media-baja, media-alta, máxima y máxima. complejidad en todo el país, lo que representa un 24% del total de escuelas e institutos catalanes. vulnerables.
Para poder acompañar en condiciones a estos alumnos, un aspecto clave es la experiencia y la formación del profesorado para crear un vínculo de confianza con ellos. En este sentido, una de las situaciones que denuncia este informe es que en cinco años el 53% de los claustros de las escuelas de máxima complejidad ha sido sustituido. Una dinámica que hace tambalear la estructura de estos centros, ya que se pierden los profesionales de referencia y, en consecuencia, resulta más difícil consolidar los proyectos educativos y la cohesión docente.
"Tenemos un equipo cohesionado y muy comprometido con el proyecto de la escuela del que nadie quiere irse, pero con el concurso de traslados el próximo curso puede cambiar un tercio de nuestra plantilla", explica a la ARA Elisenda Roda, directora del Institut Escola Mestre Morera de Barcelona. Este centro de máxima complejidad puede encontrarse que entre julio y septiembre se incorporen hasta 11 docentes nuevos. "Habrá que acogerles y explicarles nuestra forma de funcionar para que puedan encajar con el proyecto", apunta Roda. Teniendo en cuenta que son un centro de máxima complejidad, "los alumnos llevan una mochila emocional y de vulnerabilidad importante y los docentes necesitan una formación y un acompañamiento para gestionar estas situaciones", advierte la propia directora.
Presión por los resultados
El estudio presentado este martes también recoge los resultados de una encuesta realizada a 852 docentes y 68 entrevistas en profundidad para conocer la opinión y sensaciones de los profesionales de la educación en Cataluña. En este sentido, el 85% de los encuestados encuentran injusto que se valore una escuela o instituto en base a los resultados de pruebas como las de competencias básicas y un 70% considera que estos resultados no ofrecen una imagen fiel del trabajo docente.
Sin embargo, casi la mitad (46%) de los centros de alta y máxima complejidad aseguran sentir una presión alta para obtener buenos resultados en las pruebas de competencias básicas. Una presión que sienten el 35% de las escuelas e institutos de baja complejidad. En cuanto al origen de esa sensación, el 80% de los profesores afirman que se trata de una presión autoimpuesta. También el 80% piensa que el equipo directivo es el responsable de la presión que experimentan y un 60% atribuye la principal responsabilidad al departamento de Educación.
En el caso del Mestre Morera, la directora explica que a ellos las pruebas les sirven para ver cómo están respecto al resto de escuelas de máxima complejidad de Catalunya y qué pueden hacer año tras año para ir mejorando los aspectos que llevan "un poco más flojos". Ahora bien, Roda asegura que estos resultados no les ponen presión. "La presión nos la ponemos nosotros mismas porque queremos dar la máxima oportunidad a nuestro alumnado. Si nosotros bajamos el nivel, difícilmente los alumnos llegarán a sobresalir, que es lo que queremos", defiende.