Educación

Un tercio de los aspirantes a docente suspenden las pruebas de aptitud

Los datos indican una ligera mejora respecto a los resultados del año pasado

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Un grupo de estudiantes haciendo las PAP en 2017.

BarcelonaLigera mejora en los resultados de las PAP, las pruebas de aptitud personal que obligatoriamente tienen que hacer todos los estudiantes que quieren acceder a un grado de educación infantil o primaria para ser docente. Si el año pasado las suspendieron la mitad de los aspirantes, esta vez ha quedado fuera un tercio de los candidatos: el 63% han superado la prueba, unos resultados que vuelven al nivel de los años anteriores, según ha avanzado Unportal.

Había bastante expectativa entre la comunidad universitaria que se dedica a la educación por el resultado de estas pruebas, que este año se celebraron el 2 de abril, porque los que no las aprueban no se pueden matricular a un grado para ser docente. El año pasado, los organizadores alertaron de una bajada "significativa y alarmante" del número de aprobados y reclamaron una "reflexión urgente" sobre la formación docente en todas las instituciones implicadas. En un informe del coordinador de las pruebas se apuntaba que los malos resultados se podían explicar por "la situación académica de emergencia", porque los dos cursos pasados fueron en confinamiento o semipresencialidad y porque se flexibilizaron los criterios de promoción y se dejó pasar de curso a estudiantes sin un límite de materias suspendidas. Pero, aun así, los propios organizadores apuntaban a "un trasfondo más importante", dado que el "déficit en algunas competencias no es solo cuestión de un curso".

Ahora parece que los resultados vuelven al nivel habitual: el primer año de las pruebas (2017) aprobaron un 72% de los aspirantes (se presentaron solo 2.713 personas) y en 2018, 2019 y 2020 el porcentaje de aprobados ha estado siempre alrededor del 61% o el 63%, con cada vez más estudiantes apuntados. Este 2022 se han matriculado más alumnos que nunca: de los 4.679 apuntados, unos 4.400 fueron finalmente a hacer las pruebas, una cifra que también supone un récord histórico y prueba que la profesión de docente tiene mucha demanda universitaria.

A pesar de que la consejería de Universidades e Investigación todavía no ha hecho públicos los datos oficiales, de los resultados difundidos por Unportal se puede extraer que unas 1.600 personas han suspendido las pruebas. Son estudiantes de bachillerato, de ciclos formativos de grado superior o mayores de 25 años que quieren ser docentes y que, si no superan las pruebas en la convocatoria extraordinaria (el 15 de julio), tendrán que elegir otros estudios. De hecho, a pesar de que las aprueben más tarde, probablemente no tendrán acceso a una plaza pública. Según explicó al ARA el decano de la Facultad de Ciencias de la Educación de la URL-Blanquerna, Jordi Riera, "suspenden el 70% de los estudiantes que vienen de ciclos" a pesar de que la consejería nunca ha hecho públicos estos datos.

De hecho, la Blanquerna ha pedido permiso recientemente a la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario (AQU) para exigir estas pruebas de aptitud cuando los alumnos acaben el primer curso del grado y no antes de entrar. La URL quiere admitir aspirantes a docentes que han suspendido las PAP por, entre otros motivos, "no penalizar" a los estudiantes que vienen de los ciclos superiores, que son precisamente alumnos que ya han cursado estudios profesionalizadores y tienen clara su vocación. Las universidades públicas, sin embargo, han puesto el grito en el cielo y han defendido la necesidad de hacer las pruebas antes de entrar en los grados de educación porque es la manera de "garantizar que los futuros docentes disponen de la preparación previa necesaria". 

Cambios desde 2013

Catalunya es la única comunidad del Estado que hace estas pruebas a todo el mundo que quiere estudiar educación infantil, primaria o el doble grado. Hasta que no se implantaron, para estudiar para ser maestro de educación infantil o primaria se necesitaba aproximadamente un 6 en las universidades públicas y los estudiantes que no tenían la nota de corte necesaria podían recurrir a alguna universidad privada. Pero en 2013 se empezaron a poner en marcha medidas para transformar profundamente estos grados con el objetivo de prestigiar el oficio. Pilotados desde el programa MIF, que impulsan el Govern y todas las universidades, se dieron pasos para filtrar a los estudiantes que tuvieran unas capacidades personales y vocacionales para hacer de maestro. La primera medida, en 2013, fue reclamar a los nuevos matriculados una nota mínima de 4 en catalán y castellano en la selectividad y una media de 5 entre las dos materias. Uno de cada diez aspirantes se quedó fuera. La segunda medida, las PAP, se implantó en 2017: los estudiantes, al margen de las notas mínimas de catalán y castellano, tienen que superar una prueba que evalúa la competencia comunicativa y el razonamiento crítico, y otra que evalúa la competencia lógica y matemática. Para aprobar las PAP se tiene que obtener tanto o más que un cinco de media entre las dos pruebas, pero es necesario tener al menos un cuatro en las dos.

Aun así, hay muchas voces que reclaman otro tipo de pruebas, más orales y que incluyan una entrevista personal. De hecho, en las Islas Baleares han incorporado recientemente estas pruebas: desde hace un año, los aspirantes a docente hacen una primera prueba muy similar a la catalana y los que aprueban hacen una fase oral, en la que se presentan y explican sus motivaciones para ser maestro y hacen un pequeño debate sobre un tema de actualidad educativa.

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