La URL-Blanquerna pide permiso para admitir aspirantes a maestros que han suspendido las PAP

Argumentan que hacer los exámenes de aptitud a finales del primer curso evita fugas de estudiantes y favorece a los alumnos de FP

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Pruebas de aptitud personal para acceder a los grados de educación infantil y primaria

BarcelonaDesde hace cinco años, los estudiantes que quieran ser maestros tienen que superar antes de entrar en las facultades unas pruebas de aptitud personal (PAP), porque así lo decidieron, de manera pionera en España, todas las universidades de Catalunya. El objetivo era poner un filtro de entrada previo al margen de los exámenes tradicionales de la selectividad para hacer más exigentes los requisitos para ser docente y, así, prestigiar el oficio de maestro. Hasta ahora cada año las pruebas han dejado fuera a cuatro de cada diez aspirantes, aproximadamente, pero todas las alarmas saltaron el año pasado, cuando la mitad de los que querían entrar en un grado de magisterio suspendieron las PAP. Según ha podido saber el ARA, una de las universidades que ofrecen estos estudios, la Universitat Ramon Llull-Blanquerna, ha pedido a la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario (AQU) si puede exigir estas pruebas de aptitud cuando los alumnos acaben el primer curso del grado, y no antes de entrar. En la práctica, lo que ha reclamado es que los aspirantes que no aprueben las PAP se puedan matricular igualmente en su universidad, que les ofrecería una especie de segunda oportunidad, con la idea de que los exámenes de aptitud se pudiesen volver a hacer una vez los alumnos ya están dentro del sistema universitario.

"La gran ganancia es que las PAP no serían un filtro de entrada, sino una prueba diagnóstica", ha explicado al ARA Jordi Riera, decano de la Facultad de Ciencias de la Educación de la URL-Blanquerna, que ha concretado que la manera de asegurarse que sean pruebas vinculantes es que para matricularse en dos asignaturas de segundo curso (didáctica de lengua y literatura y didáctica de las matemáticas) habría que haber aprobado las PAP. "Y se garantiza igualmente que si un alumno no aprueba las PAP, no podrá ser maestro", ha asegurado.

Desde la Blanquerna dejan claro que no se descuelgan del acuerdo que hace años firmaron las 12 universidades catalanas, sino que quieren "flexibilizarlo". Y ponen varios argumentos sobre la mesa. Por ejemplo, dicen que las PAP "no acaban de dar los resultados esperados" en relación al prestigio social de la profesión de maestro, sino que "han puesto en evidencia unas carencias formativas que vienen de lejos", dice Riera. Los organizadores de las pruebas ya pidieron el año pasado "una reflexión urgente" a todo el sistema educativo después de comprobar que un número considerable de aspirantes a maestro (fueran alumnos de bachillerato, de ciclos de grado superior o mayores de 25 años) tenían "dificultades para recordar algún libro leído", cometían "graves errores de comprensión lectora y expresión escrita" y mostraban una "falta de recursos y pericia para analizar problemas". 

Además, a Blanquerna consideran que hacer las PAP un año más tarde es una solución para el "sesgo" que sufren los estudiantes que provienen de grados superiores porque suspenden mucho más las pruebas de aptitud que los que provienen de bachillerato. "Suspende el 70% de estudiantes que viene de ciclos", sentencia Riera, que considera que "no tiene sentido" que, en un contexto de revalorización de la FP, se "penalice" los estudiantes que ya han cursado unos estudios profesionalizadores en educación y que tienen clara su vocación. Otro argumento que esgrimen desde la universidad, que es privada, es "evitar la fuga" de unos 300 o 400 estudiantes catalanes que no aprueban las PAP y que acaban estudiando en otras comunidades autónomas porque no hacen estos exámenes. Solo en las Baleares se hace una prueba más allá de la selectividad para ser docente, pero se trata de una entrevista personal, que en Catalunya por ahora es muy difícil de hacer teniendo en cuenta que los aspirantes a maestro son unos 4.000 cada año. De hecho, no son pocas las voces que piden cambiar el modelo de examen de las PAP (ahora son dos pruebas, una que evalúa la competencia comunicativa y el razonamiento crítico y otra, la competencia lógica y matemática) para evaluar habilidades más personales y emocionales, como la empatía o la asertividad.

Críticas por "romper el acuerdo"

Así pues, el coordinador de un grupo de trabajo de evaluación de las PAP, Jaume Ametller, explica que hace tiempo que están estudiando propuestas de mejora y exploran si hay que hacer cambios en las PAP, pero reclama "mantener el consenso" que ha habido hasta ahora en este sentido. Ahora la AQU tiene cerca de medio año para decir si acepta o no la propuesta de la URL. Si obtienen el permiso, otras universidades tendrían el terreno preparado para hacer el mismo, lo cual desvirtuaría el papel para el cual las PAP fueron diseñadas. Pero la propuesta de la Blanquerna no ha sido muy bien recibida por el resto de universidades. Fuentes de otras facultades consultadas por el ARA, que prefieren mantener el anonimato, han criticado que la propuesta de la Blanquerna "rompe el acuerdo" que firmaron las universidades y que cuestionar las PAP "no favorece a incrementar el prestigio de la formación docente". Las pruebas PAP para entrar el curso que viene a un grado de educación se celebraron a principios de abril y está previsto que pronto salgan los resultados.

Todo ello se enmarca en un complejo proceso de transformación que está viviendo el sector educativo y, concretamente, las enseñanzas postobligatorias: el nuevo currículum de bachillerato, para hacerlo más competencial y menos memorístico; una nueva selectividad en esta línea que tendría que entrar en vigor en el curso 2023-24, así como la propuesta del ministerio de Educación y FP de establecer un examen de acceso calcado a las PAP en el resto del Estado.

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