Emergencia social

"Menos mal que mis hijas comen de todo en el instituto, porque yo no les puedo comprar pescado o carne a menudo"

Las entidades sociales alertan de que a partir del próximo año sólo 200.000 catalanes recibirán la tarjeta monedero para poder comprar alimentos

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Carros de la compra de personas que iban a buscar alimentos a la iglesia de San Agustín de Barcelona durante la pandemia.

BarcelonaYolanda Fernández lleva años luchando por llegar a fin de mes. Sin un trabajo estable, con una pequeña prestación como víctima de violencia machista y con dos hijas preadolescentes a cargo, explica que debe hacer manos y mangas para llenar la nevera, comprar ropa y pagar la escuela concertada de ambas criaturas. Hay poco espacio para grandes caprichos, aunque desde hace unos meses recibe casi mil euros de la renta mínima garantizada, algo que le parece una fortuna. Suerte tiene, dice, de la ayuda en alimentación que recibe, que le permite destinar lo poco que ingresa en el ahorro por "si vienen peores tiempos".

Fernández, de 45 años y con una discapacidad reconocida del 53%, acude cada mes a la tienda solidaria que su ayuntamiento abre para familias vulnerables. Allí puede elegir alimentos básicos en conserva, como legumbres, arroz o atún y, "de vez en cuando", aceite. La ayuda se completa con una tarjeta monedero con unos 70 euros que le da Cruz Roja para poder comprar en un supermercado concreto. Sin embargo, sigue esa regla clásica del busca, compara y compra lo más barato, así que si encuentra un producto más barato en otro establecimiento, no lo duda. "Aunque sean cinco céntimos, soy mucho de remover", detalla, y afirma que se encuentra cómoda con los dos modelos de ayuda, aunque cada vez se quiere imponer más el de ofrecer dinero para que cada familia decida libremente en qué se les gasta.

Las dos niñas, de las que el padre nunca se había hecho cargo y que ahora no cobran la pensión de orfandad, acuden a una escuela concertada ya actividades extraescolares. "La educación para mí es lo principal, si hace falta me lo quito yo, pero a ellas no les debe faltar nada", dice Fernández, a quien tranquiliza saber que las hijas "comen de todo" en el comedor del instituto, por si por la noche deben hacer "un arroz o un caldo", porque el bolsillo dice que no da para poner pescado o carne tan a menudo como debería. "Un día la doctora me dijo que una de las niñas tenía que hacer una dieta de pescado, pero eso es imposible", afirma.

Como la de Fernández, en Catalunya hay miles de familias que reciben ayuda alimentaria, pero las 3.000 entidades agrupadas en la Mesa del Tercer Sector temen que hasta 200.000 personas que hoy están cubiertas se queden sin cambios en el modelo del programa europeo. A partir del 2024, la Unión Europea dejará de financiar el programa que permite a los países miembros comprar alimentos para distribuirlos a las entidades sociales y los bancos de alimentos para limitar las ayudas a la tarjeta monedero. Esto agravará aún más la pobreza, que sufren un 20% de los catalanes. "Nadie puede quedarse sin acceso a la alimentación", ha alertado la presidenta de la Mesa de Entidades del Tercer Sector Social, Francina Alsina, quien ha subrayado que ya hay un 5% de los catalanes que no pueden consumir proteína tres veces por semana porque no les llega.

Con los cambios, las entidades sociales estiman que estas tarjetas monedero solo llegarán a un 10% de las 224.744 personas que ahora las tienen. "Hay que garantizar una cesta básica para tener una dieta adecuada, pero la sustitución de los alimentos por una compra con tarjetas monedero no es lo más acertado", ha afirmado el presidente de Cáritas Catalunya, Francesc Roig, en el acto que han hecho las entidades para alertar de la nueva situación.

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