Un grupo de Erasmus cambia la estancia en Dinamarca por un apartamento en Tenerife

Los universitarios seguirán las clases virtuales desde las Canarias por la pandemia hasta que les dejen entrar en el país

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Laia y su compañera de universidad, al aeropuerto de Barcelona, a punto para marchar en Tenerife

Dos estudiantes catalanas, uno de Bélgica, uno de Holanda, dos italianos, un checo y uno de Alemania. Podría ser el inicio de un chiste pero no lo es. Son los compañeros de Erasmus de Laia, una estudiante de educación infantil y primaria de la Universitat de Barcelona que han decidido convertir su frustrado Erasmus en la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, en unas semanas en un apartamento de Tenerife. "Seguiremos haciendo las clases online pero desde las Canarias", dice al ARA. Este domingo aterrizaron en la isla y se quieren quedar ahí hasta que Dinamarca les dé permiso para entrar y empezar, por fin, el Erasmus que hace tiempo que esperan y que la pandemia hasta ahora les ha ido aplazando.

El curso tenía que empezar en febrero, pero justo antes de que Laia se marchara aumentaron las restricciones para frenar la oleada de contagios después de Navidad y los estudiantes de Erasmus no podían entrar en el país. Los 12 universitarios europeos apuntados al curso específico de educación en la naturaleza empezaron las clases desde su habitación. "Estamos en casa, pero con la cabeza en otro sitio. Nos hemos puesto cara por las pantallas y hemos pensado que sería chulo conocernos todos en otro lado. Y si no puede ser en Dinamarca, pues será en las Canarias", dice Laia. "No nos hemos visto nunca, pero confiamos en que estaremos bien", explica, con una mezcla de emoción y nervios difícil de controlar.

"No lo he llevado mucho bien"

¿Y los profesores? "No lo saben. Creo que irán viendo por las cámaras que estamos todos juntos..." Los estudiantes tienen previsto seguir por ahora las clases online desde ahí, y volar hacia Dinamarca cuando les den permiso, quizás después de Semana Santa.

Las esperanzas que Laia tenía depositadas en esta nueva etapa se han acabado convirtiendo en mucha incertidumbre. No esconde la decepción que le ha comportado toda esta situación. "Todos mis compañeros de la UB han podido marcharse de Erasmus, pero Dinamarca es el único país que no nos deja entrar. Emocionalmente, no lo llevaba muy bien. Poco a poco me he ido mentalizando y hemos ido digiriendo que no tendremos un Erasmus normal", admite Laia. Al final, ella y sus compañeros han querido cambiar la situación: "Si el Erasmus va de espabilarnos, pues espabilémonos. Es la cosa más random que me ha pasado este año: pensar que iría a Dinamarca de Erasmus y me voy a las Canarias".

Así, han cambiado los abrigos y las camisetas térmicas para hacer frente a los 4 grados de máxima de Aarhus por los pantalones y bañadores para bajar a la playa entre clase y clase. La pandemia los ha obligado a seguir las clases universitarias por internet y a conocer nuevos amigos a través de las pantallas, pero Laia y sus compañeros no quieren perder la oportunidad de vivir un Erasmus, aunque sea a 4.300 kilómetros de las aulas de la universidad donde están matriculados.

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