A mi hija de 5 años: de pequeña abusaron de mí

Los expertos consideran que los adultos que han sido víctimas de agresiones sexuales se lo tienen que explicar a los menores si los ven preparados

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Mare con hijos menores

BarcelonaMargarida tardó 60 años en explicárselo a su hija. Y se vio abocada a hacerlo. Un impulso la puso en contacto con este diario, y antes de publicarse el artículo tenía que romper el silencio en casa. Sin ese pronto que tuvo mientras hacía punto de cruz en el sofá, seguramente nunca lo habría compartido con su hija. Ella pudo sincerarse, pero mucha otra gente nunca llega a contarlo. El secreto más doloroso acaba en la tumba. Sin embargo, en los últimos años, el hecho de que los abusos sexuales empiecen a no ser un tabú ha provocado que muchas personas decidan decírselo a los propios hijos. No es un momento fácil. No hay un manual para definir cómo se tiene que dar este paso complejo e hiriente, pero a la vez sanador.

Mireia se lo explicó a su hija, Laia, hace pocas semanas. La niña estaba a punto de cumplir seis años cuando la madre la hizo partícipe de la experiencia que sufrió de pequeña y que hizo pública hace casi tres años. Entonces, sin embargo, no era el momento de compartirlo porque difícilmente la niña hubiera entendido el significado de aquellas palabras. Hace unos días, la pequeña captó una conversación en casa y le preguntó a Mireia, que trabaja en una escuela, si iba a grabar algo con sus alumnos. "Me pareció que era el momento para prevenir", argumenta ella, que considera que estas cuestiones, pero también la sexualidad, se tienen que poder tratar con naturalidad en una época temprana de los niños. Ella lo hace con sus alumnos de ESO y si con ellos puede hablar de lo que le sucedió, ¿por qué no hacerlo con su hija? "Como en la escuela, en infantil, se trabaja cuerpo y respeto, profundicé en este sentido", relata. Después de la conversación entre las dos, Laia le dio las gracias por haberle confesado una cosa tan importante y a la vez regañó a su madre por no haberlo dicho antes y sobre todo la advirtió de que "no lo explicara" a mucha gente porque le haría pasar "vergüenza". "Me lo dices para que no me pase a mí", verbalizó la hija después de las palabras de Mireia. Pero la menor todavía fue más allá: "Si alguien me toca y me gusta, ¿qué pasa?". El concepto del placer desde el punto de vista del menor. "Si es una persona mayor, ni aunque sientas placer, no es bueno", le respondió la madre, que se quitó un peso de encima al poder compartir con su hija esta vivencia tan personal.

"Una forma de hablar de prevención es explicar que a la madre le pasó cuando era pequeña y que es una situación que hace daño y no queremos que le pase a nuestro hijo o hija", explica la psicóloga Noemí Pereda, que considera que estas conversaciones, que ayudan también al adulto a sentir el afecto de su círculo íntimo, se pueden tener en edades "muy tempranas" si se sabe adaptar el lenguaje. Y pone de ejemplo libros como el de Bel Olid, ¡Estela, grita muy fuerte!. Ahora bien, se tiene que elegir muy bien el momento. "Lo que no sería bueno para el niño que reciba este relato sería ver a su madre triste, llorando o angustiada. Estas emociones pueden asustar al niño o niña", advierte Pereda, que pone mucho énfasis en la necesidad de tratar estos temas con los niños sin temor: "El miedo de que los niños y niñas tengan contacto con este tema es infundado y centenares de estudios han demostrado que no hay ninguna razón que justifique no hablar con los niños y niñas de este tema".

Marta también se lo explicó a sus hijos de 4 y 9 años hace unos meses. Los abusos sexuales castigan a 1 de cada 5 niños. Es una realidad muy extendida y no se tiene que esconder a los más pequeños para que si se encuentran con ello sepan identificarlo. "Estoy orgulloso de ti", le respondió su hijo mayor, Jan, con el que había hablado del tema hace un tiempo pero sin profundizar. Ahora lo vio preparado para entenderlo. Un paso para unirlos más y para evitar secretos, pero sobre todo para prevenirlos por si se encuentran en situaciones similares. Como denunció la Fundació Vicki Bernadet la semana pasada, los abusadors no son monstruos verdes ni gigantes, normalmente son personas conocidas e incluso queridas que se aprovechan de esto para engañar a los menores.

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