"Mi hija ha vuelto a ser una niña": el largo camino para no perder una custodia
El Casal dels Infants del Raval pone en marcha un proyecto para fortalecer los vínculos de familias bajo el radar de la DGPPIA
BarcelonaEl O. (seudónimo) ya no teme que le puedan quitar la tutela de su hija, que en septiembre cumplirá ocho años. La menor ya no es la misma. Ya no le pega, ni le llama. Hace nueve meses, ambas fueron una de las veinte familias que participaron en el proyecto piloto Whanau, impulsado por el Casal dels Infants del Raval. La iniciativa busca que niños y adolescentes de familias vulnerables crezcan en entornos fortalecidos y acompañados, para evitar que los separen de sus padres y entren en centros de menores. "Para ello, diseñamos un plan de trabajo personalizado para cada familia, comprendiendo su realidad y trabajando en red con los servicios sociales, escuelas y otros agentes comunitarios", explica Esther Mas, educadora social del plan Whanau.
La vida del O. dio un vuelco cuando nació su hija. El maltrato psicológico que sufría por parte de su pareja se transformó también en violencia física. Poco a poco se fue aislando hasta perder el contacto con su propia familia y quedarse sin trabajo. Tras atreverse a pedir el divorcio, su expareja la dejó arruinada: económica, emocional y físicamente. Las amenazas de denuncia del hombre eran constantes y la fueron hundiendo anímicamente.
Todo aquel entorno de violencia impactó profundamente no sólo en ella, sino también en su relación con la hija y en la forma de criarla, hasta llegar al punto de que la situación la superaba. Los nervios y la inseguridad se apoderaban de ella cada vez que debía tratar con la niña. "Llegué a un punto en el que no sabía si lo que hacía estaba bien o mal, porque no veía ningún avance en su comportamiento", explica O.
La participación en el proyecto piloto fue un punto de inflexión para la familia. Los nueve meses de asistencia semanal a las intervenciones de los profesionales del proyecto han tenido un gran impacto en la hija del O. "Ya no es la misma", aunque tiene días buenos y malos, pero "está aprendiendo a gestionar mejor sus emociones y ha dejado atrás esa rabia. Ha vuelto a ser una niña de siete años", relata satisfecha el O.
La niña es una de las 19.688 menores que tienen un expediente abierto por el sistema de protección a la infancia de la DGPPIA, pero forma parte del 32% que no tienen ninguna medida de protección institucional y viven en casa con sus padres. Ante el peligro de que la situación familiar se complicara, la psicóloga del CAP, que atendía únicamente a la madre, las derivó al proyecto piloto del Casal, como medida preventiva para mejorar la gestión emocional de ambas y la obtención de herramientas educativas para el O.
La filosofía del proyecto pretende demostrar el nuevo rumbo que ha tomado la dirección de la DGAIA, ahora DGPPIA, el camino preventivo que debe hacerse con los menores para evitar dictar medidas más drásticas. Desde el Casal reivindican que la mejor manera de defender la protección a la infancia es "apostar por servicios que realmente hagan prevención con la infancia y las familias", explica Pau Dachs, responsable de comunicación del Casal dels Infants. Después de estos meses, el equipo de Whanau se muestra confiado por los buenos resultados obtenidos durante la fase piloto con la pequeña muestra y esperan que pueda volver a realizarse en septiembre. Defienden que la prevención proactiva, intensiva y personalizada es la mejor forma de evitar la retirada de tutelas de menores en contextos vulnerables.
"La institucionalización de los hijos afecta profundamente a la construcción de su identidad. Además, es un derecho fundamental de los menores crecer junto a los padres. Por eso, nuestro trabajo se centra en proporcionar a todas las partes las herramientas necesarias para que esto sea posible", afirma Mas. Whanau quiere demostrar que en un sistema colapsado por fracturas familiares, como el del O., se puede intervenir a tiempo antes de que se pierda para siempre la infancia de una niña.
Más de 8.850 de los casi 20.000 menores que estaban bajo el radar de la DGAIA están separados del núcleo familiar, lo que representa a más del 45% de los expedientes abiertos por el sistema de protección. De este grupo de menores tutelados, sólo uno de cada diez terminará volviendo al núcleo familiar biológico antes de llegar a la mayoría de edad.