Precariedad laboral

Las Kellys quieren abrir su 'Booking' libre de explotación laboral

El colectivo de camareras de piso denuncia que la pandemia ha empeorado sus condiciones de trabajo

Carmen Crespo, camarera de piso y miembro de las 'kellys', y Vania Arana, portavoz del colectivo.
Clara López Alcaide i Paula Solanas Alfaro
23/08/2021
4 min

BarcelonaLimpian entre 20 y 30 habitaciones de hotel en jornadas de ocho horas como máximo: en un vaivén de movimientos a contrarreloj cambian sábanas, se adentran con el trapo en bañeras vacías y revisan que bajo las camas no quede ni una sola prueba que recuerde que, hace unas horas, en las habitaciones que ahora lucen impolutas había otros huéspedes. "Empiezo a la una de la tarde y acabo a las nueve de la noche. Durante todo este rato hago camas sin parar. Cuantas más habitaciones hagas, más contento está el hotelero", explica Carmen Crespo, camarera de piso en un hotel de Gavà. Denuncia que hace tiempo que se medica para poder mantener el ritmo de trabajo "insostenible" que sus jefes le piden, unas jornadas que, después de nueve años de experiencia limpiando hoteles y empresas, le han acabado provocando problemas de ciática, lumbalgia y de movilidad en la mano.

Estas son las condiciones laborales que hace años que denuncian activamente Las Kellys (acrónimo de “las que limpian”), el colectivo de camareras de piso que ha protagonizado protestas en las principales ciudades del Estado exigiendo que se respeten sus derechos. Ahora, sin embargo, quieren ir un paso más allá e impulsar su propia central de reservas hoteleras, una especie de Booking que incluya los hoteles que respeten los servicios de las kellys y sean justos con su trabajo. Para conseguirlo, el colectivo puso en marcha el mes pasado una campaña en la plataforma de crowdfunding Goteo con el objetivo de recaudar como mínimo 60.000 euros, una cantidad que permitiría empezar a crear la aplicación. El proyecto ha conseguido de momento más de 52.000 euros y espera poner en marcha la central en 2022.

“Hacía tiempo que estábamos madurando esta idea, pero todo lo que estamos pasando con la crisis de la pandemia ha influido muchísimo”, explica Vania Arana, portavoz de las kellys de Barcelona. El colectivo asegura que el fuerte golpe del covid-19 contra la industria turística se ha traducido en cada vez más despidos y peores condiciones laborales para sus compañeras (la limpieza de habitaciones es un sector muy feminizado). "Algunas están doblando jornadas o cobrando un sueldo muy por debajo de lo que marca el convenio". Arana recuerda que muchas trabajadoras todavía están afectadas por un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) o solo las han recuperado para hacer jornadas parciales, con la pérdida de poder adquisitivo que esto conlleva. “Cuando vuelves, el despido se ve muy próximo”, insiste la portavoz.

El impacto de la pandemia: más trabajo y menos sueldo

Cristina Crespo, que trabaja para una empresa de limpieza subcontratada, estuvo ocho meses en ERTE. Cuando se reincorporó al trabajo en el hotel, lo hizo con un contrato de 16 horas semanales, un cambio de turno de la noche por la tarde y una reducción de salario sustancial. A pesar de cobrar menos, esta camarera de piso explica que la sobrecarga de trabajo es la misma que antes de la pandemia o más. "Tenemos que hacer el mismo número de habitaciones pero ahora con el protocolo de desinfección. Se tiene que ser más cuidadoso y asegurarse de que todo está muy desinfectado. Esto implica más tiempo, pero a mí solo me han dado cinco minutos más por habitación y encima cobro menos que antes". Crespo asume que estas son las condiciones que tiene que aceptar para mantener su trabajo. "Lo tengo que hacer, no me queda ninguna otra opción, si no ya sé lo que hay", dice resignada.

Según el convenio de la hostelería, las camareras de piso tendrían que cobrar unos 1.200 euros. La realidad, sin embargo, es que, al trabajar por empresas subcontratadas, muchas cobran entre 800 y 900 euros porque están bajo el convenio de la limpieza. Un salario que equivaldría a hacer unas ocho horas de limpieza al día, pero que el colectivo asegura que no se cumple. "Las compañeras están trabajando el doble de su jornada", denuncia Arana. Explica que ha llegado a ver casos de hoteleros que ofrecen 38 euros por una jornada de ocho horas, cuando el mínimo establecido por convenio es de 50 euros. Se muestra partidaria de un modelo turístico que "pueda generar bienestar promoviendo los derechos" de sus trabajadores. "Queremos cambiar esta idea de turismo y promocionar un turismo que dé trabajo de calidad y estable, con condiciones dignas", añade la portavoz, que ve el nuevo proyecto como "la herramienta de transformación social" que va más allá de reservar habitaciones de hotel.

Sello justo y de calidad

La central de reservas hoteleras de las kellys pretende demostrar que “si ponemos los derechos laborales por delante de los mercantiles, también somos rentables”. El proyecto está vinculado al sello de trabajo justo y de calidad, una certificación impulsada por las propias trabajadoras para diferenciar los establecimientos que cumplen determinados indicadores sobre derechos laborales. Es decir, los hoteles que quieran anunciar sus habitaciones en la plataforma tendrán que garantizar los mínimos que establece el convenio colectivo. Por ejemplo, contratar directamente a las trabajadoras en vez de hacerlo a través de empresas externas, puesto que consideran la limpieza y el orden de las habitaciones "una actividad principal" de los hoteles, o cumplir con la normativa de riesgos laborales, puesto que es muy habitual que las camareras de piso sufran lesiones crónicas en las rodillas o los hombros por la gran carga de trabajo.

Desde Las Kellys ya hace tiempo que denuncian las malas condiciones laborales de un trabajo esencial para el turismo. En 2018 impulsaron un sello de trabajo justo y de calidad que finalmente se aprobó en el Parlament. Tres años después, el colectivo lamenta que todavía no se haya desarrollado y que no haya voluntad política para hacerlo. "Nos dijeron que no se podía impulsar el sello porque no se había llegado a un acuerdo con la patronal. Por eso decidimos impulsar la central de reservas, porque vemos que es la única manera para poderlo hacer y porque, si no lo hacen ellos, lo tendremos que hacer nosotros", explica Arana. Si consiguen la cofinanciación, a principios de 2022 la central de reservas hotelera estará disponible en Barcelona, con la intención de extenderse por todo el territorio nacional. 

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