Europa prohibirá la venta de coches gasolina y diésel en 2035
El Parlamento Europeo llega a un acuerdo que prohibirá la venta de coches nuevos con motores de combustión a trece años vista
Europa quiere ser el primer continente en el proceso de descarbonización de su industria y de sus medios de transporte, y en este sentido el Parlamento Europeo ha llegado a un acuerdo que fija la prohibición de vender coches nuevos con motor diésel o gasolina a partir del año 2035. Lo más polémico de esta medida es que el acuerdo prohibirá también a los fabricantes comercializar vehículos híbridos de cualquier tipo (híbridos convencionales, híbridos enchufables o semihíbridos o mild hybrids), puesto que estos modelos usan motores de combustión interna.
Así pues, las únicas mecánicas permitidas para los coches nuevos vendidos en Europa a partir del 2035 serán las totalmente eléctricas y las de pila de combustible o de hidrógeno, siempre que esta tecnología esté lo bastante avanzada dentro de doce años.
Pero la medida aprobada por el Parlamento Europeo por 339 votos a favor, 249 en contra y 24 abstenciones corta de cepa también la evolución de los combustibles sintéticos o biocombustibles, una de las posibilidades técnicas que prevén algunos fabricantes como alternativa al petróleo.
Aparte de la prohibición de vender vehículos que no sean eléctricos o de pila de combustible de hidrógeno a partir del 2035, el Parlamento Europeo también ha aprobado un ambicioso programa de reducción de las emisiones de carbono. Según esta nueva normativa comunitaria, los turismos en 2030 tendrán que acreditar una reducción de las emisiones del 55% respecto a los valores del 2021, mientras que las furgonetas y los vehículos comerciales tendrán que hacerlo del orden de un 50%.
Una medida mal acogida por el sector
Esta nueva realidad que se implementará a partir del 2035 cuenta con el desacuerdo de las principales patronales del sector de muchos países europeos, como es el caso de España. Asociaciones de fabricantes o de concesionarios como Anfac, Ganvam o Faconauto han afirmado que esta medida es “un poco precipitada” y que “las iniciativas legislativas de la UE no van de la mano de las necesidades reales de la mayoría de ciudadanos”. Las asociaciones de fabricantes y concesionarios creen que el proceso de transición hacia una descarbonización del sector tiene que pasar por incentivos, ayudas a la compra de vehículos nuevos y mejoras de las instalaciones de recarga, y no por el anuncio de una fecha concreta para prohibir la venta de vehículos con motor de combustión interna.
Ahora bien, también es cierto que algunos fabricantes europeos ya han hecho parte de los deberes, como es el caso del grupo Volkswagen, matriz de Seat y Cupra, y que ya hace tiempo que se prepara para el salto hacia el coche eléctrico. En este sentido conviene recordar que el grupo alemán ya ha anunciado la construcción de una fábrica de baterías en Sagunto y que fabricará vehículos eléctricos y urbanos en la fábrica de Martorell, si bien este proceso de electrificación también acabará comportando la práctica desaparición de Seat y su sustitución por la más moderna, aspiracional y electrificada Cupra. Curiosamente, los fabricantes europeos son los que más han apostado por el vehículo eléctrico como sustituto del coche de combustión convencional, pero los gigantes asiáticos como Toyota o Hyundai han apostado fuerte también por los coches con pila de combustible, que usan el hidrógeno como fuente de energía de cero emisiones.
Y es que este es uno de los puntos clave de todo este asunto. El año 2035 podría darse la paradoja de ver cómo los países europeos se convierten en un tipo de isla en la cual los coches de combustión nuevos se hayan prohibido, pero teniendo que convivir en un planeta donde el resto de países sigan permitiendo la venta de coches con motores diésel y de gasolina. En este supuesto habría que ver qué querrán hacer los principales fabricantes mundiales asiáticos o norteamericanos, que dependen cada vez más de las ventas de coches nuevos a mercados emergentes como por ejemplo China, India o Brasil, y que reducen la dependencia de estas marcas de las ventas de coches nuevos en el Viejo Continente, mientras que el mercado de vehículos eléctricos europeo quedará restringido a la oferta de los fabricantes que quieran especializar su gama en vehículos eléctricos o de hidrógeno mientras reducen su presencia en los mercados donde todavía se permita la comercialización de vehículos con motores de combustión.