¿Pueden notarse las emisiones de gases del volcán de La Palma en Catalunya?
Barcelona es una de las capitales europeas con los niveles de dióxido de azufre más bajos
BarcelonaSi estáis muy metidos en las redes sociales, seguramente estos días habréis empezado a ver mapas de dispersión de dióxido de azufre (SO₂), animaciones que dibujan el posible movimiento de las emisiones de gases del volcán de La Palma hacia la Península. ¿Hasta qué punto se podrá llegar a percibir el SO₂ de la erupción en nuestro ámbito? A estas alturas no hay indicios de que pueda ser perceptible para la población. Si bien la dinámica del viento efectivamente hará correr parte de este dióxido de azufre hacia la Península, en el trayecto se irá dispersando y llegará en una concentración bastante más baja que la de origen. Los niveles de este gas serán más altos en las capas altas de la atmósfera, pero en superficie el aumento de SO₂ podría llegar a no ser perceptible.
Un precedente no muy lejano es el de la famosa erupción del volcán Eyjafjallajökull, que obligó a cancelar 100.000 vuelos en Europa en 2010. Según el profesor del Instituto de Diagnosis ambiental del CSIC en Barcelona Xavier Querol, en ese momento las estaciones de medición de la contaminación en Catalunya casi no percibieron el fenómeno.
La AEMET ha difundido algunos datos sobre los niveles de SO₂ que se han registrado en el observatorio de Izaña, ubicado en Tenerife, a una altitud de unos 2.400 metros y lejos de núcleos de población. Este martes por la noche hubo un pico puntual de 700 ug/m³ de aire en este punto, pero incluso en este momento no se superó el umbral de alerta fijado por la Unión Europea, que se produce cuando durante tres horas seguidas hay una concentración superior a los 500 ug/m³ de aire. Las estaciones de vigilancia de calidad del aire de las Canarias que están ubicadas en lugares próximos a la población no han ni siquiera registrado un incremento de los niveles de dióxido de azufre.
Aunque el dióxido de azufre no llegue a la superficie, solo el hecho de que esté en concentraciones más elevadas en la atmósfera podría favorecer el fenómeno de la lluvia ácida, pero según Querol este efecto tampoco se espera en absoluto relevante, puesto que en todo caso el problema de la lluvia ácida llega en casos de mucha persistencia de emisiones en un lugar concreto, un problema que sí se dio en algunos puntos del centro de Europa hace algunas décadas, debido a la presencia de centrales térmicas que generaban constantemente este gas.
En Catalunya este problema se produjo en menos cantidad debido a centrales térmicas como la antigua del Besòs, que fue cerrada en 2007, y la de Cercs, que al estar ubicada en un valle favorecía la concentración de gases como el SO₂. Hoy los niveles de dióxido de azufre en Catalunya son bajos y, de hecho, actualmente Barcelona es una de las ciudades con niveles de dióxido de azufre más bajos, según Querol. El único factor que hace subir este contaminante en algunos momentos es la marinada, puesto que buena parte de las emisiones de este gas en la actualidad provienen del puerto.
¿Habrá efecto enfriamiento?
Otro de los temas relacionados con la atmósfera de los que se ha hablado en los últimos días es el posible efecto de enfriamiento transitorio que pueda conllevar la erupción. En este sentido tampoco hay indicios de que la erupción tenga efectos notorios más allá de la isla. Un entendido en la materia es el jefe de climatología del Meteocat, Marc Prohom, que hizo su tesis sobre los efectos de las grandes erupciones volcánicas en el clima de la Península. Según Prohom, es difícil que el efecto de enfriamiento se note más allá de la propia isla, puesto que para que se produzca un efecto más global haría falta una erupción explosiva que pueda extender grandes cantidades de dióxido de azufre hasta la estratosfera. Esto no se está produciendo ahora, y tampoco se ha producido antes en otras erupciones de las Canarias. El SO₂ es un gas con gran capacidad para repeler la radiación solar, y por eso en grandes concentraciones en la atmósfera puede provocar un descenso de la temperatura.
La Organización de la Aviación Civil Internacional (ICAO, en inglés) está pendiente de la erupción por las posibles complicaciones que pueda conllevar en el tráfico aéreo. Por ahora los avisos periódicos del ICAO alertan con color naranja, cosa que se asocia a emisiones de gases y cenizas que no son lo suficientemente importantes como para suponer una amenaza seria para la aviación. Según el ICAO, la nube de cenizas llegaba esta tarde hasta los 4.000 metros de altitud, unos 2.000 metros por encima de la elevación de la zona volcánica de Cumbre Vieja.