Religión

La salud del papa alimenta las especulaciones sobre su renuncia

Bergoglio ha tenido que suspender algunos viajes previstos para julio

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El Papa Francesc  a la Audiencia  General semanal en la Plaza de Sant Pere, Ciutat del Vaticano, 8 de junio de 2022.

Roma“Antes de operarme, ¡renuncio!” hubo suficiente con una frase pronunciada a puerta cerrada durante la asamblea de obispos italianos celebrada hace una semana para que se desencadenaran nuevos rumores que apuntan a una próxima renuncia del papa Francisco. Desde el Vaticano aseguran que la afirmación fue expresada en tono en broma, pero los problemas de salud del pontífice argentino, unidos a otros indicios considerados sospechosos por algunos expertos vaticanistas, han hecho saltar todas las alarmas.

La intervención quirúrgica a la que fue sometido el pontífice hace un año en el Hospital Gemelli de Roma, donde le extirparon 30 centímetros del intestino grueso debido a una diverticulitis infecciosa, lo dejó profundamente afectado, como reconoció él mismo al asegurar que la anestesia le había afectado mucho. De aquí su negativa a volver a pasar por el quirófano, como querrían sus médicos. Aquellos días, en el Vaticano empezaron a sonar tambores de cónclave. Unos rumores que Francisco se encargó de silenciar. “Siempre que el papa está enfermo corre brisa o huracán de cónclave”, dijo entonces, además de asegurar que no se le había "pasado por la cabeza” renunciar.

En los últimos meses, sin embargo, su salud ha empeorado. Sus problemas en la rodilla, unidos a una molesta ciática, le han impedido oficiar algunas misas y lo han obligado a desplazarse en silla de ruedas, además de tener que cancelar algunos esfuerzos importantes en su agenda, como el viaje a la República Democrática del Congo y a Sudán del Sur previsto entre el 2 y el 7 de julio.

A sus problemas de salud se unen otras circunstancias que alimentan las especulaciones sobre su retirada. La primera es la convocatoria de un consistorio para crear 21 cardenales nuevos, 16 posibles electores, el 27 de agosto, una época del año inédita para este tipo de ceremonias. Con estos nuevos nombramientos, Francisco consolida su legado y continúa el diseño de un Colegio Cardenalicio más heterogéneo que nunca, con purpurados con un perfil muy similar al suyo, del cual podría resultar elegido un sucesor que continúe las reformas iniciadas por el papa argentino. De hecho, actualmente la mayoría de los cardenales de menos de 80 años y, por lo tanto, con derecho a voto en un futuro cónclave habrán sido elegidos por él.

El segundo indicio que ha despertado las sospechas es el viaje de Francisco, justo al día siguiente del consistorio, a la ciudad italiana de L'Aquila para participar en la celebración del Perdón, una conmemoración instituida por Celestino V, el primer papa que renunció al cargo en 1294, después de poco más de cuatro meses de pontificado, abrumado por la responsabilidad. Los expertos recuerdan estos días que en 2009 Benedicto XVI visitó la ciudad italiana, que acababa de sufrir un devastador terremoto, y rezó ante la tumba de Celestino V dejando su estola de palio sobre ella. Un gesto que recobró un nuevo significado cuando cuatro años más tarde renunció al pontificado.

Jorge Mario Bergoglio fue elegido pontífice en 2013 con el mandato de reformar la curia romana. Un desafío que nueve años después ha conseguido completar, al menos parcialmente, a pesar de las fuertes resistencias. Sin embargo, para la mayoría de los expertos, los rumores sobre una posible jubilación anticipada del papa argentino son infundados. “Creo que las voces sobre la dimisión son prematuras. Estamos muy lejos de las condiciones de salud en las que se encontraba Juan Pablo II en los últimos años de su pontificado o incluso Benedicto XVI, que no estaba en condiciones de viajar”, explica al ARA Massimo Faggioli, profesor de historia del cristianismo en la Universidad de Villanova (Estados Unidos).

En cuanto al inédito consistorio, Faggioli asegura que era “necesario” convocarlo porque “el número de cardenales electores había caído por debajo de 120”. Y añade: “Lo más interesante es que el papa convocó a los cardenales en Roma también para una discusión de dos días y esto no había pasado desde 2014. Será un momento importante para tomar la temperatura del colegio cardenalicio”.

La puerta que abrió Benedicto XVI

A sus 85 años, el papa Francisco no ha excluido nunca la posibilidad de seguir los pasos de Joseph Ratzinger y dimitir como pontífice si, llegado el momento, no está capacitado para continuar liderando la Iglesia católica. Fue él mismo quien en 2014 aseguró que “Benedicto XVI no es un caso único”, sino “alguien que abrió una puerta, la del papa emérito”. Pero la mayoría de los expertos coinciden en que la posible renuncia de Francisco no llegará en ningún caso mientras su antecesor siga vivo.

La presencia contemporáneamente de dos papas jubilados sería un desafío no menor para la curia romana, puesto que no hay ninguna referencia sobre la figura del papa emérito. Una reforma que, según el profesor Faggioli, habría que emprender porque “el papado es una institución de gobierno, pero también un símbolo lleno de significado, y la Iglesia todavía está digiriendo la novedad de tener un papa emérito”.

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