¿Cómo puede la aspirina prevenir la metástasis de algunos cánceres?
Un estudio plantea que este medicamento habitual en el botiquín estimula el sistema inmunitario y abre la puerta a estudiar terapias

BarcelonaLos científicos llevan un tiempo intentando validar una observación clínica, que es que algunas personas con algún tipo de tumor, como el de mama, intestino y próstata, que cada día toman aspirina en dosis bajas tienen menos riesgo de sufrir una metástasis. De hecho, varios ensayos clínicos están en marcha para comprender ese efecto. Ahora bien, ¿puede realmente un medicamento pensado para reducir el dolor, la inflamación y la fiebre evitar la diseminación de un cáncer? Hasta ahora no se sabía exactamente el mecanismo mediante el cual este fármaco habitual en el botiquín puede estimular el sistema inmunitario para frenar el viaje tumoral, pero este miércoles se han publicado novedades en la revista Nature a partir de un estudio realizado en ratones que ha sido dirigido por la Universidad de Cambridge y financiado por la organización pública del Reino Unido Medical Research Council y el Consejo Europeo de Investigación.
Este equipo internacional ha descrito la capacidad de la aspirina (ácido acetilsalicílico) de reducir la aparición de metástasis en ratones, ya que favorece la activación de los linfocitos T, un tipo de célula inmunitaria que en condiciones normales es la responsable de detectar y eliminar las células. La investigación plantea en varios modelos animales –que padecen cáncer de mama, colon o melanoma– que el tratamiento con aspirina se traduce en una menor tasa de metástasis en otros órganos, como los pulmones y el hígado, si se compara con ratones que no han recibido la medicación. Según los autores, "el hallazgo allana el camino hacia el uso de inmunoterapias antimetastásicas más eficaces".
Los investigadores de Cambridge explican que encontraron por casualidad la relación entre la aspirina y la propagación del cáncer. El grupo estaba investigando el proceso de metástasis y buscando respuestas a que, aunque la enfermedad comienza en un órgano, el 90% de las muertes se producen cuando ésta se ha extendido a otras partes del cuerpo. En concreto, querían entender mejor cómo responde el sistema inmunitario a la metástasis y por qué las células tumorales son especialmente vulnerables a las defensas. "El sistema inmunitario puede reconocer y matar a estas células cancerosas solitarias con mayor eficacia que las que están dentro de tumores originarios mayores, que a menudo han desarrollado un entorno que suprime el sistema inmunitario", explican en un comunicado.
Un gen bastante desconocido
En el estudio han examinado 810 genes y han constatado que 15 tenían alguna influencia sobre la metástasis del cáncer. En particular, encontraron que los ratones que no tenían un gen relativamente desconocido que produce la proteína llamada ARHGEF1 tenían menos metástasis de varios cánceres primarios en los pulmones y en el hígado. Filando más delgado y rastreando las señales celulares, determinaron que ARHGEF1 se activa cuando los linfocitos T están expuestos a un factor de coagulación llamado tromboxano A2 (TXA2). "Fue un momento de eureka el hecho de encontrar que TXA2 era la señal molecular que activa este efecto supresivo sobre las células T. Fue un hallazgo totalmente inesperado que nos envió por un camino de investigación muy distinto al previsto", explica el patólogo Jie Yang, del mismo equipo.
El TXA2 lo producen las plaquetas –una célula del torrente sanguíneo que ayuda a la coagulación de la sangre, evitando que las heridas sangren– y la aspirina reduce la producción de estas células. Es decir, tiene un efecto anticoagulante. Por tanto, la hipótesis de los científicos es que la aspirina previene que los cánceres se extiendan disminuyendo el TXA2 y liberando las células T de la supresión. "Este fenómeno es especialmente relevante para las células tumorales que entran en la circulación sanguínea con riesgo de generar una metástasis", explica en SMC España el codirector del departamento de inmunología e inmunoterapia de la Clínica Universidad de Navarra, Ignacio Melero.
El jefe del servicio de oncología médica del Instituto Catalán de Oncología (ICO) en Hospitalet, Ramón Salazar, valora positivamente tanto la metodología como los resultados del estudio, si bien subraya que esto de momento no influirá en las recomendaciones clínicas. "La mayor limitación es la de siempre: lo que ocurre en los modelos preclínicos no necesariamente después ocurre en el organismo humano. "De hecho, en varios ensayos aleatorizados en adyuvancia al cáncer de colon y mama, la aspirina no ha mejorado los resultados de supervivencia libre de recaída ni la supervivencia global", puntualiza en declaraciones a SMC.
Según Yang, la aspirina tiene potencial de ser menos costosa que las terapias basadas en anticuerpos y, por tanto, ser más accesible a escala mundial. Aunque los propios investigadores admiten que es necesaria más información, destacan que el descubrimiento apoyará los ensayos clínicos en curso. Ahora bien, advierten que, en algunas personas, la aspirina puede tener efectos secundarios graves y se están realizando ensayos clínicos para determinar cómo utilizarla de forma segura y eficaz.
"En una pequeña proporción de personas, puede causar efectos secundarios graves, como sangrado o úlceras de estómago. Por tanto, es importante entender qué personas con cáncer pueden beneficiarse", subraya Ruth Langley, de la unidad de ensayos clínicos MRC de la Escuela Universitaria de Londres. Ella dirige el ensayo clínico Add-Aspirin, para averiguar si la aspirina puede detener o retrasar la reaparición de los cánceres en fase inicial, y el grupo de Cambridge trabaja ya conjuntamente para ampliar el estudio publicado este miércoles.
Así, investigaciones futuras podrían explorar la combinación de aspirina con otras inmunoterapias para mejorar aún más sus efectos antimetastáticos, sugieren los autores. "La mayoría de las inmunoterapias se desarrollan para tratar a pacientes con cáncer metastático establecido, pero cuando el cáncer se propaga por primera vez hay una ventana de oportunidad terapéutica única cuando las células cancerosas son especialmente vulnerables al ataque inmunitario", defiende el autor principal del estudio, el profesor Rahul Roychoud.