Salud

"Crees que nunca tendrás un infarto y no te cuidas"

Los programas de atención precoz reducen un 35% las muertes por esta enfermedad

De izquierda a derecha, el investigador Joan Cartanyà, la cardióloga Helena Tizón y el paciente José Marín

Barcelona"¡Qué ilusión verte! Ese día no te pude dar las gracias como toca. Muchas gracias, en serio, lo diré los golpes que sea necesario", dice emocionado José Marín en Helena Tizón, la cardióloga del Hospital del Mar que le salvó la vida. Es la primera vez que se ven desde que sufrió un infarto en agosto. Fue de urgencias a las seis de la madrugada porque tenía dificultades para respirar, mucha presión en el pecho y no podía dormir. Sin embargo, creía tener un ataque de ansiedad y esperó toda la noche antes de pedir ayuda. Una vez en el hospital, la atención fue inmediata y lo consiguieron estabilizar en un santiamén, sin secuelas aunque tardó muchas horas en reaccionar. En conversación con el ARA, Marín reconoce que debería haber actuado antes y también que no siguió los consejos de su entorno ni los de los médicos para minimizar el riesgo de padecer la enfermedad: "Crees que nunca te pasará a ti y no te cuidas".

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en todo el mundo. Los hábitos de vida poco saludables y el incremento de patologías como la diabetes, la hipertensión y el colesterol, entre otros, harán crecer el número de casos en los próximos años. Por eso, es clave prevenir y cuidar el estilo de vida. Cuando su mujer murió, hace tres años, José empezó a fumar de forma compulsiva. Comía mal, no hacía deporte y tampoco se visitaba con su médico de cabecera. El infarto le ha obligado a dar un giro de 180 grados. Ahora ya no fuma, tampoco bebe y ha dejado de comer dulces, que le encantaban. Durante su encuentro con la doctora Tizón explica que a partir de ahora irá con mayor regularidad al centro de atención primaria para asegurar que la evolución después del infarto es la correcta. "Me habéis convencido, iré a ver a mi médico de cabecera", le dice a la cardióloga antes de despedirse.

"Cada minuto cuenta"

Las enfermedades cardiovasculares, como el infarto y el ictus, son "tiempo-dependientes, es decir, cada minuto cuenta" y cuanto más se tarda en atender a un paciente, mayores son los daños que sufre el corazón o el cerebro, explica Tizón, que también es la directora del Plan Director de Enfermedades del Aparato Circulatorio de Catalunya. Ella estaba de guardia la noche en que José llegó al hospital. Cuando le toca hacer ese turno, debe estar localizable en todo momento ya menos de 30 minutos del hospital para poder actuar con rapidez si llega una urgencia de nivel 1, como un infarto. Desde 2009 en Cataluña existe un protocolo de actuación urgente que se activa desde el momento en que una persona presenta síntomas de un posible infarto para garantizar su supervivencia.

"Hasta que no se desplegó el Código Infarto muchos de estos pacientes morían antes de llegar al hospital", recuerda Tizón. Cuando hay una sospecha de infarto, se hace una prueba llamada electrocardiograma para confirmar el diagnóstico y, si sale positivo, se activa el protocolo para que reciba atención lo antes posible. Si el paciente no está en un centro sanitario, los profesionales del Sistema de Emergencias Médicas (SEM) son los que realizan la prueba y envían los resultados a la Central de Coordinación Sanitaria (CECOS). CECOS les hace llegar al médico de la unidad coronaria del hospital de referencia de infartos más cercano y el SEM lleva al paciente con ambulancia para que lo operen.

Rápidamente, se prepara el quirófano para operar al paciente. "Cuando confirmaron que José sufría un infarto, me llamaron y en pocos minutos ya estaba en el hospital preparándolo todo con el resto del equipo", explica la cardióloga. Una vez listo, se llama al paciente a quirófano, donde se le practica un cateterismo, que consiste en pasar un tubo de plástico vacío por dentro de la arteria, se localiza la obstrucción que impide la correcta circulación de la sangre y se le coloca uno stent, un muelle metálico que se une a la pared de la arteria y permite nuevamente la circulación de la sangre. Durante todo el proceso el paciente se puede desestabilizar, puede tener arritmias malignas y los profesionales deben estabilizarlo de nuevo para garantizar su supervivencia.

Menos mortalidad

Programas como el Código Infarto, que permiten diagnosticar y tratar de forma precoz los casos de infarto de miocardio, reducen la letalidad de estos episodios un 35% y la mortalidad a largo plazo un 27%, según un estudio publicado por la Revista Española de Cardiología. Se trata de un trabajo colaborativo entre el Hospital del Mar y la Facultad de Medicina de la Universidad de Vic - Universidad Central de Catalunya (UVic-UCC). El médico de familia e investigador Joan Cartanyà explica que el trabajo ha consistido en una revisión sistemática de 32 artículos científicos publicados al respecto.

Así pues, las conclusiones avalan la implementación de redes regionales para abordar estos casos como una estrategia efectiva contra el infarto. Cartanyà destaca el éxito del Código Infarto en todo el territorio catalán, pero también pide más políticas públicas dirigidas a la prevención de enfermedades cardiovasculares. Propone, por ejemplo, campañas de sensibilización e información para que las personas de riesgo conozcan los síntomas y actúen con celeridad cuando los detecten. "Debemos explicar a los hombres de 60 años con hipertensión que, si tienen dolor en el pecho, quizás están sufriendo un infarto. Y a las mujeres de 70 que, aunque no tengan dolor, si se cansan habitualmente y tienen palpitaciones, quizás también están en riesgo de morir", concluye el investigador.

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