Cuatro años del coronavirus

El experimento italiano que demostró los contagios sin síntomas

El país transalpino fue el que tuvo más víctimas e impulsó mayores restricciones en Europa

Una mujer mira por la ventana de su casa, sosteniendo un cartel que dice "Todo irá bien" el 22 de marzo de 2020 en Roma, Italia.
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RomaNadie en Italia ha olvidado la fila de camiones militares cargados de ataúdes que una noche del 2020 atravesaron la ciudad de Bérgamo, después de que los hornos crematorios locales colapsaran. Unos días antes, el 9 de marzo, el Gobierno había decretado el confinamiento de sus ciudadanos para intentar frenar la transmisión del virus, que entonces ya había dejado medio centenar de muertos y convertido al país transalpino en la zona cero de la pandemia en Europa . La cóvid-19 se cebó especialmente con las regiones de Véneto y Lombardía, en el norte del país, ambas gobernadas por la ultraderechista Liga de Matteo Salvini. Las primeras víctimas mortales se registraron en los pueblos de Vo' y Codogno, considerados durante semanas el epicentro de la crisis sanitaria en Italia, aunque más tarde se descubrió que el virus llevaba al menos varios meses circulando. "No fue una casualidad", explica al ARA el virólogo Andrea Crisanti. "Lombardía y Véneto son dos zonas muy industrializadas que tenían relaciones comerciales muy estrechas con la región de Wuhan", apunta.

El científico italiano fue el encargado de poner en marcha un estudio que consistió en someter al 96% de la población de Vo' a tests diagnósticos. Los resultados permitieron descubrir que los positivos asintomáticos podían ser contagiosos. “Demostramos que si se identificaban a las personas positivas que eran contactos de una persona enferma, era posible contener el virus. Lo hicieron países como Nueva Zelanda o Singapur, que sí lograron contener el virus. Desgraciadamente, esta estrategia en Italia no fue adoptada”, lamenta el virólogo, que actualmente se sienta en la Cámara de los Diputados en las filas del progresista Partido Democrático.

Italia fue el primer país occidental en introducir el polémico pasaporte cóvido en espacios públicos y la obligatoriedad de la vacuna para sanitarios, una medida que más tarde amplió a todos los trabajadores. Sin embargo, pese a contar con una de las normativas más estrictas, el país transalpino fue uno de los más afectados por la pandemia en la UE, con 16 millones de contagios y 160.000 muertes entre marzo de 2020 y abril de 2022, según datos de el Instituto Nacional de Estadística de Italia (ISTAT). Una tragedia fruto de la “incapacidad política” y el hecho de que la primera ola golpeara a la región más poblada y envejecida de Italia, asegura Crisanti. El científico reconoce que el virus cogió al país "poco preparado", aunque contaba con un plan pandémico que había sido redactado durante la crisis del primer coronavirus, que nunca llegó a implementarse.

El Senado abre una investigación

En el 2023 la Justicia italiana archivó la investigación contra el ex primer ministro italiano Giuseppe Conte y el que fue su titular de Sanidad, Roberto Speranza. Los tribunales investigaban si había algún tipo de responsabilidad política en la gestión de la pandemia, que llegó a registrar casi 1.000 muertes en apenas 24 horas en el peor momento de la crisis sanitaria. Sin embargo, recientemente, el Senado dio luz verde a la creación de una comisión parlamentaria, que la oposición considera instrumentalizada. “No creo que tenga el objetivo de aportar luz sobre qué pasó, sino de atacar a los responsables políticos que gobernaban en ese momento porque ha sido delimitada en la primera ola y sólo en las decisiones del Gobierno, mientras que en Italia tenemos un servicio sanitario descentralizado que depende de las regiones, que tomaron decisiones autónomas. La primera víctima es la verdad”, opina el virólogo Andrea Crisanti.

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