Salud

Leer cuentos a los bebés prematuros: "Mantengo el vínculo con Amanda aunque ya no esté dentro de mí"

Vall d'Hebron crea una pequeña biblioteca en la UCI de recién nacidos para estimular su neurodesarrollo

Manuela junto a su hija, Amanda, en la unidad de cuidados intensivos de neonatos del Hospital Vall d'Hebron.
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BarcelonaAmanda nació de forma prematura después de sólo 24 semanas de gestación y desde hace más de dos meses está en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN) del Hospital Vall d'Hebron. Se deberá estar, como mínimo, hasta que se cumplan las 40 semanas de gestación que debería haber realizado dentro del vientre de la madre. La luz y los sonidos son tenues en la UCIN, aunque esta tranquilidad se interrumpe con el ruido intermitente de los monitores y máquinas que rodean a los pequeños. El objetivo de enfermeras y médicos durante este tiempo es recrear un ambiente parecido a aquél con el que el bebé se ha formado dentro del útero para que se acabe de desarrollar con las mejores condiciones posibles. Por eso, es muy importante el papel de los padres durante este tiempo. "En el útero, el bebé recibe la voz, el calor y el latido del corazón de la madre, y la prematuridad rompe estos estímulos", explica la médica del servicio de neonatología Fátima Camba. Ahora, el hospital barcelonés ha dado un paso más y ha creado una biblioteca para animar a los padres a incorporar la lectura con el objetivo de estimular también las conexiones neuronales de los bebés prematuros.

Noelia, madre de Amanda, coge un libro de la pequeña biblioteca del hospital y se dirige a la habitación donde está su hija mientras piden con piel. La niña nació el 16 de mayo y desde entonces va creciendo poco a poco en la incubadora. "Pasamos muchas horas aquí ya través de la lectura podemos conectar mucho más con Amanda. Para mí es una manera de sentir que sigo manteniendo un vínculo muy estrecho con ella aunque ya no esté dentro de mí", dice. También los padres de Bruno, que nació a las 27 semanas de gestación, han optado por empezar a contar historias a su hijo. “Cuando nos hablaron del proyecto, nos pareció una buena idea para hablarle a Bruno y conectar con él. Todo lo que podamos hacer para que esté bien, lo haremos”, afirma Manuela, la madre del bebé.

Manuela y Albert con su hijo, Bruno, leyendo un cuento en la unidad de cuidados intensivos de neonatos del Hospital Vall d'Hebron.

Desde hace años se busca dar una atención cada vez más humanizada a los bebés prematuros. Los hospitales trabajan por la inclusión de las familias en los cuidados de los recién nacidos con métodos como el de piel con piel, y ahora también con la iniciativa de la lectura. Desde el centro barcelonés destacan que hasta los tres años, la lectura compartida enriquece el lenguaje, incentiva las conexiones neuronales y mejora la atención y la memoria de los niños. De hecho, explican, es una actividad con múltiples beneficios, ya que reduce el estrés de los bebés, les disminuye el dolor y les mejora el sueño, pero también favorece su neurodesarrollo y la maduración de sus órganos. La enfermera Lorena Tamborero resalta precisamente que la iniciativa ha tenido muy buena acogida entre las familias, que en ocasiones se sienten retiradas del rol de padres cuando el hijo está ingresado en la UCI. “Todo lo que puedan hacer dentro de la unidad para ayudar a sus hijos les resulta muy empoderador”, afirma Tamborero.

Una rutina muy beneficiosa

El estudio del impacto de la lectura en bebés prematuros no sólo reduce la ansiedad y afianza el vínculo con los progenitores, sino que también estimula significativamente el desarrollo neurológico de los bebés. La doctora Camba también valora la importancia de la lectura como rutina para el pequeño, ya que "leer es devolverle estímulos muy beneficiosos, como es la voz de los padres, ya la vez se expone a muchas palabras". Las familias a menudo optan por contar cuentos infantiles, pero la enfermera Tamborero explica que cualquier texto es positivo para los bebés, ya que la importancia está en la diversidad de vocabulario.

En este sentido, desde el hospital dicen que una de las derivadas del proyecto es reducir la brecha lingüística a la que se exponen las criaturas según el nivel socioeconómico medio, alto o bajo de su familia. Según indican desde Vall d'Hebron, los primeros oyen una media de 2.000 palabras la hora y los segundos, 600. Esto se traduce en que, a los tres años, quienes tienen una familia con mejores condiciones socioeconómicas habrán oído cerca otros 20 millones de palabras. Y más vocabulario equivale a mejores resultados académicos y mejor salud en la edad adulta.

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