Ciencia

¿Por qué algunos 'superancianos' tienen una memoria excepcional?

Un grupo de investigadores estudia el cerebro de octogenarios españoles para averiguar por qué tienen la capacidad de personas 30 años más jóvenes

Dana G. Smith / The New York Times
4 min
Una persona muy anciana.

Durham (Carolina del Norte)Tendemos a asumir que la cognición empeora a medida que envejecemos. Nuestros pensamientos pueden volverse más lentos o confusos, y podemos empezar a olvidar cosas, como el nombre de nuestro profesor de inglés de la secundaria o el que queríamos comprar en el supermercado. Pero esto no le ocurre a todo el mundo.

Desde hace algo más de una década, los científicos estudian un subconjunto de personas que llaman superancianos, un concepto que se refiere a los individuos que tienen 80 o más años pero tienen la capacidad de memoria de una persona entre 20 y 30 años más joven. La mayoría de las investigaciones sobre el envejecimiento y la memoria se centran en el otro lado de la ecuación: quienes desarrollan demencia en los últimos años.

"Pero si constantemente hablamos de lo que va mal en el envejecimiento no estamos capturando el espectro completo de lo que ocurre en la población de adultos mayores”, afirma Emily Rogalski, profesora de neurología en la Universidad de Chicago, que va publicar uno de los primeros estudios sobre superancianos en 2012.

Un artículo publicado recientemente en la revista Journal of Neuroscience ayuda a comprender mejor qué tienen de especial los cerebros de los superancianos. La conclusión principal, junto con un estudio complementario publicado el pasado año sobre el mismo grupo de individuos, es que los cerebros presentan menos atrofia que los de sus contemporáneos.

La investigación se realizó con 119 octogenarios españoles: 64 superancianos y 55 adultos mayores con capacidades de memoria normales para su edad. Los participantes tuvieron que realizar múltiples pruebas para evaluar su memoria y sus habilidades motrices y verbales, y también tuvieron que someterse a escáneres cerebrales y análisis de sangre, y tuvieron que responder a preguntas sobre su estilo de vida y su comportamiento.

Sin señales de Alzheimer

Los científicos descubrieron que los superancianos tenían más volumen en zonas del cerebro importantes para la memoria, sobre todo el hipocampo y la corteza entorínica, en el lóbulo temporal medial. También conservaban mejor la conectividad entre las regiones de la parte frontal del cerebro implicadas en la cognición. Tanto los superancianos como el grupo de control mostraron señales mínimas de la enfermedad de Alzheimer en el cerebro.

"Al tener dos grupos con niveles bajos de marcadores de Alzheimer, pero con diferencias cognitivas y cerebrales sorprendentes, estamos hablando realmente de una resistencia al declive relacionado con la edad", detalla Bryan Strange, profesor de neurociencia clínica de la Universidad Politécnica de Madrid, en la dirección de la investigación. Estos hallazgos confirman un antiguo trabajo de Rogalski, que demostró que los cerebros de los superancianos se parecían más a los de personas de 50 o 60 años que a sus compañeros de 80 años. Después de un seguimiento de varios años, los cerebros de los superancianos se atrofiaban a un ritmo más lento que la media.

No hay cifras exactas sobre cuántos superancianos hay entre nosotros, pero Rogalski apunta que son "relativamente inusuales", y señala que "mucho menos del 10%" de las personas que atiende encajan con estos criterios. Sin embargo, cuando conoces uno superanciano, lo sabes, asegura Strange. “Son personas realmente enérgicas, se nota. Personas mayores, motivadas y alerta”.

Los expertos no saben cómo alguien se convierte en superanciano, aunque en el estudio español se observa algunas diferencias en los hábitos de salud y estilo de vida de ambos grupos. En particular, los superancianos tenían una salud física ligeramente mejor, tanto en términos de presión arterial como de metabolismo de la glucosa, obteniendo mejores resultados en una prueba de movilidad. Los superancianos no reportaron que hicieran más ejercicio a su edad actual que los adultos mayores típicos, pero eran más activos a media edad. También tenían una mejor salud mental.

El factor de la socialización

Pero en general, indica Strange, había muchas similitudes entre los superancianos y los adultos mayores normales. “Hay muchas cosas que no son especialmente llamativas en ellos”, dice, y añade: “Vimos algunas omisiones sorprendentes, cosas que cabría esperar a que estuvieran asociadas a los superancianos y que en realidad no estaban”. Por ejemplo, no hubo diferencias entre los grupos en cuanto a dieta, horas de sueño, antecedentes profesionales o consumo de alcohol y tabaco.

Los comportamientos de algunos de los superancianos de Chicago también fueron una sorpresa. Algunos hacían ejercicio con regularidadpero otros nunca habían hecho; algunos seguían una dieta mediterránea, otros subsistían a base de comidas congeladas industriales, y algunos continuaban fumando. Sin embargo, según Rogalski, uno de los rasgos comunes del grupo era que tendían a mantener relaciones sociales sólidas.

“En un mundo ideal se revelaría que todos los superancianos comían seis tomates al día y que esa era la llave”, afirma Tessa Harrison, científica adjunta del proyecto en la Universidad de California en Berkeley, que colaboró ​​con Rogalski en el primer estudio sobre superancianos de Chicago. Sin embargo, continúa Harrison, los superancianos probablemente tienen "algún tipo de predisposición afortunada o algún mecanismo de resistencia al cerebro a nivel molecular que todavía no comprendemos", posiblemente relacionado con sus genes. Aunque todavía no existe una receta para convertirse en un superanciano, los científicos sí saben que, en general, comer sano, mantenerse físicamente activo, dormir lo suficiente y mantener las relaciones sociales es importante para un envejecimiento cerebral saludable.

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